Venezuela

Ramón Pasquier: llorado por todos

Pocas veces he visto tantas demostraciones de admiración y cariño como las que le han manifestado a Ramón Pasquier.

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El sábado 15 de enero, en el Cementerio del Este, una señora se le acercó a la periodista Yamel Rincón. “¿Usted trabaja en la radio?”, le preguntó. Yamel le dijo que sí, que ella trabaja como productora. “¿Y usted, señora?”. “Yo soy una oyente de Ramón Pasquier”. No conocía a nadie, pero venía a dar su pésame.

Pocas veces he visto tantas demostraciones de admiración y cariño como las que le han manifestado a Ramón Pasquier.

Las redes sociales se desbordaron tan pronto se supo la noticia de su prematurísima partida. La periodista Argelia Ríos –y como un homenaje a la extensa cultura del periodista fallecido- lo hizo con unos versos de la “Canción última” del poeta español Miguel Hernández:

Florecerán los besos sobre las almohadas. Y en torno de los cuerpos elevará la sábana su intensa enredadera nocturna, perfumada.

Su inteligencia, su cultura, su agudeza a la hora de preguntar o de responder con ironía, su sibaritismo, fueron enumerados una y otra vez. Román Lozinski, compañero del Circuito Éxitos, escribió en Twitter: “¿Quién es uno para cuestionar? Pero lo de Ramón Pasquier fue muy temprano. Su cuerpo necesitó descanso, pero a su intelecto le quedaba mucho”.

También su profesionalismo, su integridad, su decencia. La periodista Ginette González así lo manifestó: “Un periodista serio que nunca recurrió al show ni a la manipulación. Lo lamento demasiado, pero merecía descansar”.

El escrito de Anna Vaccarella sacó lágrimas a todos quienes lo leyeron: “Estoy muy triste amigo mío … Hoy ya no estás … esa enfermedad que tanto conozco te llevó la vida… te llevó los sueños… te llevó… Cuántas conversaciones, cuantos ratos de miedo compartido, cuantas recetas y datos para que todo fuera más leve… cuanta tímida esperanza albergada en nuestros corazones… cuánto amor a la vida que sabíamos podíamos perder… Adiós amigo mío, nos dejas a todos los que te conocimos muy tristes y a mí llena de miedo… Desde hacía días ya tu camioneta no estaba en la radio. Ayer la extrañé particularmente… me despedí de ti desde mi corazón presintiendo que no quedaba mucho tiempo… No perdiste Ramón! Ahora estás libre de cualquier mal, sin sufrimiento alguno amando y protegiendo desde el cielo a quienes tuvimos el privilegio de ser tus amigos! Hasta siempre!!!”.

Mención especial merecen las palabras de María Isabel Párraga y Ana María Fernández y los tuits de Mari Montes, sus parejas en la radio. Y no podía faltar la despedida de su compañera de tantos años, Albani Lozada: “Con el dolor más profundo hoy te despido, mi adorado amigo. Descansa en paz. Gracias por cada día compartido! Hasta siempre amigo del alma”.

Y así, muchos que lo conocieron. Pero lo que más me conmovió fueron los testimonios de quienes no lo conocieron en persona, pero que lo sintieron como se siente a un amigo cercano. Ésos a quienes Ramón acompañó durante tantos años desde que comenzó a hacer radio. Una amiga me llamó llorando, al terminar de escuchar el hermoso panegírico que sus compañeros de la radio preparamos para él. “No puedo creer que se haya ido… me di cuenta de la falta que me va a hacer”.

Federico Black fue uno de los que no lo conoció y sin embargo escribió en Facebook al día siguiente de saberse su partida: “No tuve el privilegio de conocer a Ramón Pasquier… desde anoche cuando se supo de su pérdida física, he leído y escuchado a tantos amigos expresarse tan bien de Ramón, que siento haber perdido una oportunidad de oro para entablar amistad con alguien íntegro e inteligente (como se dejaba sentir a través de la radio con sus análisis y entrevistas). Quienes me conocen, saben que soy fiel seguidor de la inteligencia. Ramón Pasquier, fue sin duda, un individuo a quien el coeficiente intelectual y la materia gris, se perdía de vista. Pasará a mejor vida…”

“Gran periodista”, “excelente persona”, “hombre honesto” fueron adjetivos que se repitieron a lo largo de los muros de Facebook y los ciento cuarenta caracteres del Twitter. Su capacidad de trabajo y profesionalismo fueron alabados consistentemente. Si supieran hasta dónde llegó Ramón lo admirarían aún más, pues iba al trabajo aún en las peores circunstancias.

Cuando me acerqué a darle el pésame a su mamá en el cementerio, le dije que ella tenía que estar muy orgullosa de su hijo. Y es que a Ramón lo hemos llorado quienes lo conocimos y también quienes no lo conocieron: con su carisma, su honestidad intelectual y su autenticidad conquistó los corazones de todos. Hará mucha falta en la reconstrucción de Venezuela.

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