Venezuela

Sobre el sueño de Adrián Solano: civilización del espectáculo y auto-ayuda

Confieso que hasta hoy me negué a escribir ni una sola palabra sobre Adrián Solano, quien lleva sobre sus hombros el infausto título del: “peor esquiador del mundo”, porque no quería contribuir a inflar más ese nefasto incidente que le dio fama mundial. (Nota: a lo mejor él disfruta un montón su título).

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AdrianSolano

También confieso que soy de las pocas personas a las que el incidente no le produjo risa. Quizás me hubiera hecho reír a carcajadas si hubiera tenido lugar en una película, o si la reputación del país no estuviera tan comprometida, pero no, ocurrió en el mundo real, en ese mundo, donde los “sueños” también se hacen “realidad”.

Me imagino que en Finlandia y en otras latitudes, unos riendo y otros asombrados, estarían tratando de averiguar cómo se infiltró en la competencia un “deportista” con tan discutidas habilidades. Alguno diría: “es de Venezuela” ¿Venezuela?” ’El país de las “misses”. Otro agregaría: “el de la inflación más alta del mundo, etc.” Otros más dirían: “ahh, entiendo”.

No celebro ni como una gracia su hazaña, porque “raya” a todo el gentilicio venezolano, ya de por si afectado por múltiples causas que no vale la pena ni enumerar. Pero la culpa de este incidente también la tienen: “La Civilización del Espectáculo” (titulo del ensayo publicado por Mario Vargas Llosa) y la autoayuda mal entendida, mal dirigida.

En el primer caso, la Civilización del Espectáculo está ávida de noticias de cualquier tipo. Tragedias, escándalos, cotilla, etc, aderezado por un impulso humano imposible de erradicar, que es el impulso de admirar cualquier cosa, cualquier hazaña. El filósofo suizo, Alain de Botton en su libro “The News”, nos dice que: “ignorar o condenar ese impulso no lo va a eliminar. Simplemente lo obligará a meterse bajo tierra, donde se mantendrá oculto y sin desarrollar, propenso a fijarse en objetivos inapropiados”. Razón por la que aconseja que más que suprimir ese incontenible impulso debemos canalizarlo en una dirección fructífera e inteligente.

¿Cuál ha debido ser la dirección fructífera e inteligente? La de abrir la discusión sobre el porqué de los hechos. Abierta la discusión, entrarían temas no solo éticos y morales, sino presupuestarios, políticos, culturales, etc. Más que celebrar la payasada, se debería focalizar la discusión en él por qué no llegó a Finlandia, si fuera el caso… un deportista apto para competir.

Si las energías de este muchacho para triunfar en algo, son verdaderamente genuinas (lo cual lo dudo, hasta prueba en contrario) y no un acto irresponsable para ganar 5 minutos de fama, con las consecuentes entrevistas, reportajes, posibles libros y películas y recepción de fondos por derecho de autor (como siempre sucede), se ha debido discutir porque dichas energías no fueron canalizadas a metas más reales y sensatas.

Por otro lado, la autoayuda mal entendida y mal dirigida puede ser peligrosa. En una de sus innumerables declaraciones “El peor esquiador del mundo” dijo: “Estoy feliz y orgulloso, porqué logré un sueño”. Confieso que mi lado oscuro leyó en su oportunidad “El Alquimista” de Paulo Coelho.

Su autor en una Feria del Libro en Caracas, cuando había libros en el país, y también cuando él no era muy conocido, me dio la oportunidad de conversar 15 minutos con él y obtener un ejemplar dedicado y autografiado. “para el guerrero de luz” (No me imaginé nunca que en la coyuntura actual me toco seguir siendo tal guerrero).

Recuerdo una frase del libro: “Cuando una persona desea realmente algo, el universo entero conspira para que pueda realizar su sueño”.

Dicha frase podría ser peligrosa en la cabeza y manos equivocadas porque no todos los sueños son realizables o deben ser realizados, sobre todo con tanta ¿candidez? o irresponsabilidad. Sueño con pilotear un avión comercial y sin entrenamiento amenazo al piloto para que me de el control de la aeronave, y entonces…

El problema es que historias como las de Adrían Solano son un ejemplo de lo que no debe ocurrir. Así muchas personas alentadas por la literatura de auto-ayuda o por otros fines más oscuros, sueñan cosas que no deben soñar o que no le corresponde soñar convirtiendo en una pesadilla la vida de decenas, centenas o hasta millones de personas.

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