Venezuela

La Marcha del Silencio fue bien silenciosa en Chacaíto

La concentración en el boulevard no fue numerosa pero sirvió para calentar motores. Muchos desayunaron en los puestos de empanadas o se tomaron el primer café ante la cansada mirada de los naturales habitantes de la zona, que suelen dormir en la calle.

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Fotografía: Shakira Di Marzo | El Estímulo

«El jueves esto fue feo», recuerda «Perú», como le dicen al dueño del sempiterno puesto de perrocalientes de la Avenida Santa Ana, frente al Centro Comercial Doral. «Eso eran bombas pacá, bombas pallá. Agarré mis cosas y me escondí. Hoy está relajado». A pocos metros, un señor nos pregunta si somos prensa y que por qué le estamos tomando fotos a la zona. «Porque la noticia es que hoy no los reprimieron de una», le respondo. «Como debe ser en cualquier parte del mundo», revira, como si el trabajo de la fotógrafa le molestara.

Marcha del Silencio Shakira Di Marzo/El ESTÍMULO

Tampoco le hacen mucha gracia a la vendedora de café las preguntas. Al principio, cuando le cancelamos 3.600 por un mokaccino y un café con leche, lanza frases sin ninguna pena. «Vamos a abrir en horario normal, al menos que pase algo». Nos cuenta que salió muy temprano desde La Vega, «en mototaxi, papá», pero cuando ve la credencial de El Estímulo, que lleva mi compañera de pauta, detiene su discurso y se encierra en un cuartico. El local que atiende, en la zona de ferias de comida, debajo de Beco, es de los pocos que están abiertos a las 10:00 de la mañana. El resto apenas se desespereza.

Muchos negocios del boulevard han cedido ante la crisis económica que vive el país y otros se abren camino. La venta de empanadas, desde hace dos años, es la rama que más ha crecido. «Ahora no tenemos Harina Pan», explica Ramón. «Por eso es que ahora vendemos estas que son blanquitas. Las hacemos con Masa Fácil, que tampoco es barata. La Harina Pan solo la consigues bachaqueada y tienes que ir a Petare. Te venden por grande cantidades y entonces debes llevar mucha plata y no es seguro». Dos empanadas y dos vasitos de Nestea, del tamaño de un con-leche-grande, nos sale en Bs 2.500. «Cuando no nos dejan trabajar, porque cierran las estaciones o se prende el peo, nos unimos a las marchas también».

La concentración en Chacaíto, uno de los 20 puntos escogidos por la oposición venezolana para marchar este sábado, es pequeña. Aún así, los miniempresarios intentan sacarle el jugo a uno de los emblemas de las manifestaciones: las banderas.

– Las hay desde cinco mil hasta 15 mil bolívares. Siete y ocho estrellas.

– ¿Cuál se vende más?

– Las siete estrellas es la que se lleva, la gente está arrecha y no quiere la de ocho.

Hacemos memoria y recordamos que fue en 2006 cuando Hugo Chávez aprobó la octava esfera luminosa, en honor al decreto de Simón Bolívar, en 1817, tras la liberación de la Provincia de Guayana.

La bandera no funciona solo para expresar lo que el manifestante quiera expresar: «También te puede tapar de la lluvia porque es impermeable. Está hecha de seda y material sintético», insiste el comerciante. Agradecemos e intentamos seguir el camino. «Te la dejo en 12 mil para que la lleves pues». Y para mostrar su disposición al diálogo, ofrece el asta de la bandera. «Te la puedes amarrar al cuello o llevarla izada con el palito».

Marcha del Silencio Shakira Di Marzo/El ESTÍMULO

Desistimos de la oferta para tratar de entender los gritos de un hombre que se dirige a un oyente imaginario. Su interpretación no se ve afectada por la audiencia. Es la versión criolla de Giovanni Mongiano, aquel actor italiano que actuó sin público en el Teatro del Pueblo y cuyo performance frente a los asientos vacíos se hizo viral.

«Venezuela es el país más rico del mundo. Lo tiene todo, pero no lo hemos sabido aprovechar», vociferaba con una biblia desgastada en la mano. «Eso no lo puede negar nadie, pero también tenemos muchos pobres. Ningún cambio se puede hacer sin los pobres». Si cerrábamos los ojos, bien podría tratarse de cualquier vocero de la MUD.

El vendedor de las banderas no se rendía. Así que, para su frustración, nos acercamos a su competencia.

Marcha del Silencio Shakira Di Marzo/El ESTÍMULO

Dos mujeres explicaban con paciencia zen el alto precio de su mercancía: «Estas grandes son de 90 mil y 180 mil bolívares. Las más caras son de gabardina». Mi padre que fue comerciante, decía que si hay algo que está en vitrina es porque se vende, de allí que desisto por preguntar lo que usted tiene en mente mientras lee estas líneas. «Este es un negocio familiar de más de 20 años». Y nos enteramos que, por ejemplo, las banderas unidas de España y Venezuela tienen bastante demanda. «Mucha gente se las lleva porque emigran o tienen parientes allá». Y la mercancía es reciclable. «Durante los mundiales de fútbol nos va muy bien».

Sin embargo, la crisis sí que ha afectado a todos. El comentario general es que ya los marchantes no compran «como antes». Los vendedores de agua Minalba, por ejemplo, van rebajando su oferta hasta dejar en 1.500 bolívares la botellita de agua. Igual los de papelón con limón.

– ¿Cuánto cuesta el papelón?, pregunta una señora en silla de ruedas

– 700 bolívares

– ¡No chica, muy caro!

– 600

– Te doy 500

– Dale pues

Marcha del Silencio Shakira Di Marzo/El ESTÍMULO

Supera los 60 años y habla con dificultad. Fue víctima de una mala praxis. Asegura que fue chavista, «pero abrí los ojos por todo lo que estaba pasando el país». La acompaña una amiga que fue juez nacional. A pesar de la negligencia médica, ella sola maneja su silla de ruedas. «Me monto en mi camionetica. Yo vivo sola y marcho. Lo hago porque quiero que todo cambie. Un vecino estuvo preso siete meses. Le montaron todas las pruebas, como ahora hacen con los morochos Sánchez. Voy a marchar todo lo que sea necesario porque Alí Baba se ha quedado pendejo al lado de estos ladrones».

A escasos metros, frente a la tienda de ropa de EPK, un joven con ropa blanca explica la dinámica de la marcha ante una decena de personas. «Hoy, si nos reprimen, quisiera que diéramos un paso adelante. Basta que sean solo los muchachos los que den la cara por nosotros. Les pido que también estemos en el frente de la batalla». A su lado dos mujeres mayores de cuarenta años lo alentaban como si se tratara de un boxeador, a la vez que posaban cuando los fotógrafos activaban las cámaras.

Detrás del comercio de vestimenta infantil, se pueden ver a los chóferes de la línea de motorizados y de taxis Búho. Dos hacen el recuento de la jornada.

– Anoche la vaina estuvo ruda en Petare para llegar a mi casa

– ¿De pana?

– Sí vieja, estaban bajando todos los malandros de José Félix. De dos en dos. Robaron una licorería.

– Pero no como en El Valle

– Ah no, ahí se murieron un montón electrocutados

– Por intentar llevarse la nevera industrial

– Sí, entre todos intentaron sacarla y se peló un cable y ya tú sabes…

El diálogo se interrumpe porque la concentración se mueve: el diputado Freddy Guevara anuncia que el recorrido continuará por Las Mercedes. Era obvio que por el boulevard no podrían hacerlo debido al piquete de la Policía Nacional Bolivariana.

Los oficiales estaban todos pegaditos, juntos como hermanos, al lado de La Iglesia Universal del Reino de Dios. Allí una vez estuvo el cine Broadway, uno de los más bonitos de la capital. Se estrenó en 1951, con la comedia romántica «Born Yesterday».  La película fue nominada a cuatro premios de la Academia. Judy Hollyday vencería como Mejor Actriz.

El recuerdo nos hace tomar conciencia de lo tranquilo que ha sido el inicio de la Marcha del Silencio.

Marcha del Silencio Shakira Di Marzo/El ESTÍMULO

Tres pequeños se le cruzan a la fotógrafa. Se sorprenden al observar cómo pueden verse inmediatamente en la computarizada máquina. «Ven negra», le dicen a una muchacha envejecida por el día a día de la calle para que se sume a la pose. Incluyen al perro, que se llama Nerón. Le repiten el nombre de El Estímulo para que luego los busque «por computadora». Son juguetones frente al lente pero reacios a contar sus historias. Solo nos informan que piden dinero allí. Uno nos muestra sus zapatos abiertos y nos pide 100 bolívares. No se ponen de acuerdo en la relación familiar entre ellos.

De regreso a la oficina para escribir estas líneas, un nutrido grupo de compatriotas saluda al sol en Parque del Este.

Cada quien reflexiona como puede… o quiere.

Marcha del Silencio Shakira Di Marzo/El ESTÍMULO

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