Venezuela

La pelea de lacrimógenas vs "puputov"

En los distintos buscadores de Internet hay abundante material sobre el el uso de excrementos humanos como arma biológica primitiva. Por esa vía nos enteramos de que los escritas, un pueblo nómada euroasiático que vivió desde el siglo IX antes de Cristo, hasta el IV de nuestra era, fueron los precursores de esta práctica. En la Edad Media también se utilizó, y posteriormente la resistencia vietnamita contra los norteamericanos también se valió de ese recurso para tratar de doblegar a su enemigo.

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Andrea Hernádez/EL ESTÍMULO

En Venezuela no estamos en guerra, aunque han sido asesinadas cerca de cuarenta personas en manifestaciones contra el gobierno de Nicolás Maduro. La represión ha sido intensa, brutal. Y a partir de allí se ha generado también una violencia que amenaza con irse de las manos y convertir al país en escenario de una confrontación mucho más ruda y peligrosa que la que viene ocurriendo.
La persecución de la Guardia Nacional contra ciudadanos que marchaban por la autopista Francisco Fajardo de Caracas obligó a no pocos manifestantes a arrojarse al súper contaminado Río Guaire para huir de los gases lacrimógenos, de las propias bombas disparadas utilizadas como proyectiles directos al cuerpo de las personas, y de la posibilidad de ser golpeados y arrestados, como ha quedado en evidencia en números documentos audiovisuales.
El gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), a través de su cuenta de Twitter , se regocijó con lo ocurrido: «A Dios, lo que es de Dios, al César lo que es del César, al Guaire lo que es del Guaire». Nicolás Maduro, jefe del Estado, lo retuiteó.
La guinda de este episodio la puso Jackelin Farías, ex jefa de gobierno del Distrito Capital, quien fue cuestionada por un tuiteros sobre el uso que se le dio a los recursos para sanear el mencionado río que atraviesa buena parte de la ciudad capital.
Ella respondió, palabras más palabras menos, que si no había visto a los opositores dándose un «baño sabroso». Este es el antecedente más cercano a lo que hoy es noticia nacional e internacional.
Todo comenzó con unos audios divulgados a través de las redes sociales en los cuales una mujer recomendaba a su interlocutor el uso de excremento humano como arma para enfrentar la represión policial durante las manifestaciones que están sacudiendo al país, en protesta por la ruptura del hilo constitucional, denunciada por la propia Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz.
Incluso se regó en las redes una supuesta convocatoria a una supuesta marcha «de la Mierda», para enfrentar expresamente con envases llenos de materia fecal humana a los funcionarios de la Guardia Nacional. De seguidas, circuló un documento atribuido al Ministerio de Interior, Justicia y Paz en el cual se advierte que el uso de esas «armas bioquímicas» es un delito que se castiga con cárcel. Luego se desmentiría su autenticidad, pero la línea declarativa en el chavismo se parece mucho al texto que resultó ser apòcrifo.
No es la primera vez que el excremento es usado en manifestaciones o como elemento de agresión contra personas e instituciones en nuestro país. Pero si es la primera ocasión que las autoridades advierten sobre su ilegalidad . En oportunidades anteriores, dirigentes opositores fueron acosados por individuos presuntamente vinculados con el oficialismo, golpeados y «rociados» con esa «arma bioquímica». En la sede del diario «El Nacional» también fueron arrojados excrementos humanos por parte de enfurecidos simpatizantes oficialistas que cuestionaban la línea informativa «antipatriótica» de esa publicación.
Igualmente lo han hecho opositores ante distintas sedes de organismos públicos en varios estados del país. Los partidarios del uso de ese «recurso» contra la represión a los manifestantes afirman que es una respuesta legítima al maltrato, a las violación de derechos humanos cometidos por los integrantes de la Policía Nacional Bolivariana y la Guardia Nacional. Admiten que, además de causar posibles infecciones se trata de una forma de golpear moralmente a los funcionarios que los agreden. Pero además hacen énfasis en que «nadie se muere porque le arrojen una «puputov», pero ya han sido asesinados casi 40 ciudadanos, mayoritariamente jóvenes menores de treinta años, que salieron a manifestar».
No solo en el oficialismo condenan esta práctica de enfrentar las bombas lacrimógenas y los perdigones con ese fétido «regalito». En entrevista radial, Andrés Velásquez manifestó su rechazo al uso de excrementos como respuesta a la represión.
¿Cuál será el impacto del uso de heces fecales contra los funcionarios policiales y de la Guardia Nacional? Seguramente mayor represión. Y, de forma colateral, un elemento que agregue presión emocional adicional a unos individuos que durante más de un mes han debido salir cada día a contener protestas masivas, frente a manifestantes que han aprendido a perderles el miedo y hasta el respeto. A ese cuadro se le suma el entorno familiar y social de cada uno de ellos. La saña con la cual los funcionarios de la Guardia Nacional han actuado contra los manifestantes se va a incrementar si son impactados con estas bombas «puputov». No cabe la menor duda de ello.]]>

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