Venezuela

Las obras de Chávez: la bonanza petrolera que se hizo "sal y agua"

Chávez gobernó el país durante 13 años y presidió un gobierno que manejó los mayores ingresos percibidos por la nación en toda su historia. Gestionó ambiciosas obras con faraónicos presupuestos que prometían cambiar la vida de los venezolanos, pero la burocracia y la corrupción fueron sus principales enemigos. Al hacer un balance de su gobierno, se observa una cuantiosa cantidad de obras inauguradas, opocadas por un sinfín de proyectos inconclusos. La consecución del sueño socialista se volvió, año tras año, más cuesta arriba

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Hugo Chávez es, probablemente, uno de los personajes más polémicos de la historia venezolana, por lo cual resulta altamente complejo realizar un análisis de los logros de su gobierno, teniendo en cuenta el arenoso terreno que propone la polarización política. A sus adversarios les cuesta reconocer sus éxitos y a sus seguidores les es imposible puntualizar sus desaciertos.
En este quinto aniversario de su muerte, más allá del legado político y del radical viraje que su presencia significó para el panorama del país, El Estímulo decidió hacer un balance del “legado material”, obras de carácter infraestructural, que dejo su paso por Miraflores, un período marcado por la mayor bonanza petrolera de la historia, pero también por una corrupción sin precedentes.

La bonanza Petrolera que se hizo “sal y agua”

El gobierno de Hugo Chávez se inauguró un 2 de febrero de 1998, bajo la promesa pivote de luchar contra la corrupción y de “refundar la república”. Con un barril de petróleo a 7,35 dólares (US$B), para el día de su toma de posesión, el líder de la revolución bolivariana encontraba una Venezuela en las condiciones más precarias de su vida democrática (hasta entonces), producto del progresivo deterioro de la situación económica en la década de los 80 y los 90, etapa de decadencia de ese periodo que él más tarde definiría como “cuarta república”.
Chávez llegaba, entonces, siendo una gran promesa. La esperanza de algo distinto, respaldada en una gran popularidad que se apoyaba en su carismática figura. Tras haber promediado, aproximadamente, veinte dólares durante los primeros cinco años de su mandato, en 2005 comienza el auge paulatino de los precios del petróleo, alcanzando, en 2008, el precio récord de 120 dólares. Contó, así, Hugo Chávez con la oportunidad de oro de dotar al país de un desarrollo sin precedentes en materia de infraestructura.
“La prosperidad rentística hubieran permitido al gobierno de Hugo Chávez realizar importantes inversiones en infraestructura urbana, en la ampliación de la cobertura de los servicios de educación, salud y seguridad pública, y en el apoyo al desarrollo de la industria, en particular, la de bienes finales…” (Quiroz Serrano, 2016, p.p 29)

Esa fue la promesa de los llamados “Fondos Chinos”. En 2007, se constituyó un fondo rotatorio para financiar obras de infraestructura en el país, con la participación del Banco de Desarrollo Chino y Banco de Desarrollo Económico y Social de Venezuela (BANDES). El dinero del gigante asiático se pagaba con crudo, por lo cual PDVSA pasaba a ser el engranaje principal de esta alianza.
De acuerdo con información de la embajada de China en Venezuela, a través del Fondo Conjunto Chino Venezolano, el Estado venezolano obtuvo el financiamiento de 220 proyectos de gran envergadura en distintas áreas estratégicas de desarrollo, «tales como infraestructura, industrial, agrícola, sistemas masivos de transporte, telecomunicaciones y generación eléctrica”. 
“Gracias a las relaciones de cooperación con China, desde 2007 se han invertido proyectos estratégicos para Venezuela más de 56.000 millones de dólares, de los cuales 45.000 millones de dólares han sido aportados por el BDC y los otros 11.000 millones por el Fonden”, detalla la misma publicación con fecha de 2014.

De esta alianza datan las proyectos banderas (concluidos o no) del periodo revolucionario. La modernización de la planta del Guri, el Complejo Termoeléctrico Rafael Urdaneta, la modernización de la Central Hidroeléctrica Manuel Piar en Tocoma, entre otras. También la remodelación del teleférico de Mérida, el Metro de Valencia y el de Maracaibo, así como el tercer puente sobre el Orinoco, y el Sistema Ferroviario Ezequiel Zamora.

¿Qué agradecerle a Chávez?

Cuando Hector Návarro habla de Chávez, lo hace siempre desde la nostalgia, con la convicción de que su “gran amigo» intentó transformar Venezuela, pero, también con la certeza de que, hoy por hoy, “todo lo que se hizo se perdió”.
“Hay que mirar las cosas en el tiempo. Si hacemos un balance hoy, todas esas inversiones se perdieron”, comenta con notable pesar quien fuese cinco veces ministro durante la administración chavista.
No obstante, destaca, orgulloso de haber sido parte de esa gestión, la construcción del segundo puente sobre el río Orinoco, inaugurado el 13 de noviembre 2006. Navarro califica la estructura que une a las riberas sur (Estado Bolívar) y el norte del río Orinoco (Estado Anzoátegui) como la obra “más importante” de la etapa revolucionaria.
Es una proyecto que databa de 1980, pero no fue hasta la llegada de Chávez que pudo materializarse. Según reportó AVN, el ingeniero, Lucas Varela, quien fuese miembro de la primera comisión presidencial encargada del bosquejo del puente, declaró que de no ser porque el presidente Chávez “asumió el riesgo” y “tomó la decisión de iniciar la construcción”, “todavía estaríamos en la fase preliminar”.
Sin embargo, ese logro en materia de infraestructura ha sido opacado por el inaudito retraso de su obra melliza: el tercer puente sobre el río Orinoco. Se empezó a construir el mismo año en el que se terminó el segundo (2006), pero, aún hoy, 12 años después, no ha sido concluido, a pesar de una prominente inversión de $ 2.800 millones de dólares. En 2011, Chávez, en uno de sus Aló presidente, aseguró que la obra sería inaugurada ese año, para coincidir con la celebración del Bicentenario de la independencia; sin embargo, la vida no le alcanzaría para ver concluida la monumental obra.

Sistema de Ferrocarriles: Tramo Valles del Tuy – Caracas

Otro de los macro-proyectos de la era Chávez es el Sistema Ferroviario Central Ezequiel Zamora, el cual propone interconectar todo el país mediante una gigantesca red de trenes. “13.665 kilómetros de vía ferrea, de aquí al 2030″, afirmaría el mismo Chávez. En 2006, se le dio inicio a las operaciones de la primera etapa que comunica los Valles del Tuy con Caracas. Los pasajeros ahora podían realizar el viaje completo en tan solo 30 minutos, lo cual significó una mejora sustancial en la calidad de vida de miles de personas que hacen vida laboral en la ciudad capital, pero que residen en las llamadas ciudades dormitorio.
Los próximos tramos a concretar serían los de La Encrucijada-Puerto Cabello y Cagua-Mariara, El Palito, Naguanagua, San Diego, Guacara y San Joaquín que tenían fecha de inauguración para 2011 y 2012, según le prometió el entonces presidente del Instituto Autónomo de Ferrocarriles (IAFE), Franklin Pérez Colina, al difunto jefe de Estado durante la emisión de su Aló Presidente 358.
Actualmente, desde las autopista regional del centro, los venezolanos que circulan desde el occidente hacia en centro del país, o a la inversa, pueden ver sueños y promesas a un lado de la vía. Abandonados y demostrando, sin pudor, el despilfarro de una inversión millonaria en forma de tren. Se trata de 128 kilómetros de vías férreas, desde Puerto Cabello hasta La Encrucijada. 
“A los fines del desarrollo nacional, una obra que planteó Hugo Chávez fue el sistema de ferrocarriles, el cual está hoy absolutamente abandonado. Incluso, a veces, uno va por la autopista Caracas-Valencia (Regional del Centro) y ve los vagones nuevos abandonados en la vía. Una cosa increíble”, expone decepcionado Navarro.

Infraestructura eléctrica

El ingeniero y especialista del sector eléctrico, José Aguilar, enumeró lo que calificó como logros del gobierno de Chávez en esta área. Aunque advirtió, de antemano, que una vez hecho el balance “a grandes brochazos” se observaría “que los desaciertos exceden marcadamente a los aciertos que se tuvieron”.
En primer lugar, Aguilar reconoció que durante el mandato del presidente 71 se logró terminar una central hidroeléctrica importante en el bajo Caroní: Caruachi. Iniciada en el gobierno de Rafael Caldera y culminada en 2006 por la administración de Chávez, con una capacidad de generar 2.160 megavatios.
El ingeniero también destaca la inversión que se hizo en la central hidroeléctrica La Vueltosa, en Los Andes del país. La primera unidad fue puesta en servicio el 12 de noviembre de 2013 (ocho meses después del fallecimiento del Presidente) y le dio a la región 514 megavatios adicionales.
Una obra que el “Comandante Supremo” sí alcanzó a ver florecer, fue la Planta Masparro, puesta en marcha en 2009, con capacidad de 30 megavatios.
Además, “él concluyo el primer ciclo combinado de generación eléctrica en la ciudad de Maracaibo, con la Planta Termozulia I, que fue, por mucho tiempo, un baluarte para la nación”, comentó Aguilar, aunque inmediatamente agregó que “hasta allí” llegaban los éxitos.

“Tacoma ha sido un fiasco”

“Ya los reales están listos. Allá, en el Caroní, en el municipio Caroní. Esta semana se firmó ya el acuerdo, el contrato. Durante 9 años construyendo esa Presa. la inversión será de 2.076 millones de dólares. Generará 5.500 empleos directos, para su construcción, y 16.500 empleos indirectos …” Aló Presidente 102 (28-04-2002).

Tacoma (oficialmente Panta Hidroeléctrica Manuel Pia) aún no está en funciones. Y Aguilar estima que “le va a terminar costando a la nación cerca de lo que costó haber construido la expansión del sistema interconectado de 400 kilovoltios, el Guri, la central de Macagua y Caruachi”. Todo junto.
Este caso también es recordado por Navarro, para el momento ministro de energía eléctrica, quien destacó que en 2012, en su administración, se instaló la primera y única turbina de la represa.
Otra obra de gran envergadura, fue el parque eólico Paraguaná, que inició sus actividades el 27 de diciembre de 2012, y se preveía sumara 31,5 mw al Sistema Eléctrico Nacional. A pesar de ser una obra de carácter ecológico y altamente vanguardista, el ingeniero sostiene que «no puede ser considerado un acierto por la manera en que se implementó y a los precios que se hizo”.
De acuerdo con el especialista, los traspiés se remontan a la promoción de la “hidrofobia”; es decir, la campaña en contra de la energía hidroeléctrica en Venezuela.
“Se le dijo no a la hidroelectricidad aguas arriba del Guri, donde hay la posibilidad de hacer cuatro represas, bajo el pretexto de ser ambientalistas (…) Su planificación fue irse por la mayor expansión termoeléctrica de la que se tiene conocimiento en América Latina, pero eso tenía que ir de la mano con una expansión de la provisión del torrente de combustible que eso iba a requerir. Él pensó solamente en generación y plantas, pero no puso el combustible y tampoco la transmisión”, así resumió el ingeniero la gestión en materia eléctrica de Hugo Chávez.

Aguilar afirma que durante los 13 años que mandó “se asignaron recursos que exceden el doble de lo que gastó Venezuela en la segunda mitad del siglo XX”. El ingeniero atribuye la escasez de resultados, además de a la falta de planificación, a “la erosión de la cultura de mantenimiento”, y su colega, Héctor Navarro, está de acuerdo: “las cosas tienen que tener continuidad”.
De cualquier modo, a juicio de Navarro, es injusto que los logros del gobierno de Chávez se vean minimizados por la “nefasta” gestión de su sucesor, Nicolás Maduro.
“Para mí, en toda la historia republicana de Venezuela, el mejor gobierno que ha habido en el país es el de Hugo Chávez; pero, lamentablemente, en toda la historia republicana de Venezuela el peor gobierno que ha habido en Venezuela es el de Nicolás Maduro”.

Infraestructura habitacional: “El problema de la vivienda es un problema de Chávez”

En su discurso de toma de posesión, un recién electo Hugo Chávez exponía que existía “un millón y medio casi de déficit de viviendas” y una de sus consignas fue abordar de lleno esa problemática.
“No vamos a seguir haciendo urbanizaciones por ahí aisladas, ciudadelas como las llaman, que no tienen servicios. ¡No! Se trata de ciudades integrales”, anunciaba Chávez, durante la emisión de su programa Aló Presidente 37.

Según una infografía publicada por el portal de Con el mazo dando, entre 1999 y 2010 (11 años) se construyeron 593.198 viviendas, superando por 251.532 a su seguidor más cercano, Caldera II, gobierno que construyó 341.666 casas entre 1994 y 1999 (5 años).
En contraste a esta información, un informe de Provea sobre el derecho a la vivienda, realizado entre octubre de 2009 y septiembre de 2010, ubicaba al líder de la revolución como “el segundo presidente del período democrático venezolano con menos casas construidas por año, detrás de Rómulo Betancourt”.
“En todo este tiempo (un lapso de 11 años) la cantidad de viviendas construidas es de 324.588, un promedio de 29.508 al año”, detalla en documento. Lo cual arroja un diferencial de casi 270 mil viviendas entre las cifras oficiales y las indicadas por la ONG.
Pero, a partir de 2010, la infraestructura habitacional tomaría otro ritmo.  La crisis del sector de vivienda había alcanzado tal punto de gravedad que el Presidente lo asumió como una reto personal. “Yo me he comprometido y el compromiso es para mí palabra sagrada, pues. En los próximos seis años estaremos construyendo más de 2 millones de viviendas” (Hugo Chávez, 10.12.2010). De este compromiso, de este problema “heredado y no solucionado”, nace el 13 de febrero de 2011 la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV) con la ambiciosa meta de construir, en promedio, 285.714 techos por año.

Complejo Urbanístico Ciudad Caribia

“Ciudad Caribia una de los grandes proyectos del siglo XXI venezolano”, así lo concebía el mismo Hugo Chávez. El gran complejo urbanístico, con proyección para albergar unas 20 mil residencias y beneficiar a 100 mil personas, era uno de los sueños de líder de la revolución.
Ciudad Caribia venía a formar parte “de la solución del drama de la vivienda”. Para febrero de 2011 (fecha del lanzamiento de la GMVV), según los números del mandatario, ya estaban levantados los primeros 602 apartamentos. Las estimaciones para el cierre de ese año eran llegar a 1442.
Debido a la magnitud de la construcción se planteó inauguraciones por etapas, para entre otras personas acomodar progresivamente a personas de bajos recursos o aquellas afectadas por fenómenos naturales en el país y que habían quedado damnificadas.
El 31 de diciembre de 2011, el presidente Chávez aseguró, con papel en mano, que la cifra de viviendas “construidas y entregadas” era de 144 mil 61 viviendas, lo que significaría 96% de la meta que se fijó a principios de año (150 mil)

Pero continúan los contrastes entre los números manejados por la revolución y las cifras de la sociedad civil: en el primer año de la Gran Misión Vivienda Venezuela (entre el 01 de marzo de 2011 y el 15 de mayo de 2012) se entregaron 44.954 casas.
Según las cifras del gobierno, para enero de 2018 la GMVV llegó a 1.936.372 hogares; sin embargo, entendidos en la materia asegura que esta digito se trata de una cifra inflada. Para octubre de 2017, organizaciones sindicales del sector de construcción, estimaban que solo se habían construido 800.000 viviendas de las 3 millones prometidas (26,6%) en el arranque de la misión.

Infraestructura deportiva

Si algo hay que reconocerle a la gestión de Hugo Chávez es la masiva inversión que se hizo a la infraestructura deportiva, puntualmente en el ámbito futbolístico con motivo de la celebración de la Copa América en el año 2007. Según cifras del Ministerio del Poder Popular Para el Deporte, entre 1999 y 2011 se construyeron y repararon 1.885 instalaciones deportivas.
En 2005, Chávez se comprometió con la Confederación Suramericana de Fútbol a disponer de nueve estadios en óptimas condiciones para celebrar el evento continental. Esto se tradujo en la construcción de dos recintos: el de Cabudare (estado Lara) con una capacidad para 45 mil espectadores, y el Metropolitano de Mérida, con cabida para albergar 42 mil personas.
A su vez, se llevó adelante la remodelación de otros siete estadios: el “Cachamay”, en Puerto Ordaz; el “Pachencho Romero”, en Maracaibo; el Monumental, en Maturin; el Agustin Tovar, en Barinas;  el Luis Ramos, en Puerto La Cruz; el Polideportivo de Pueblo Nuevo, en San Cristobal; y el Olímpico, de la ciudad de Caracas.
“Venezuela hoy es epicentro deportivo, capital futbolística del mundo”, se pavoneaba Hugo Chávez en elocución presidencial desde el palacio Miraflores (03 de julio de 2007).

A pesar del crecimiento que esto supuso, la construcción o remodelación de los complejos deportivos, un reportaje realizado por la revista Climax, calificó la Copa América como “el mayor derroche económico del deporte”.
El escrito expone la presunta red de corrupción que arropó estas inversiones, en donde, se alega hubo estadios “que se pagaron dos veces”, destacando el caso del de la ciudad de Maturín, que para ese entonces tuvo un costo de 140 mil millones de bolívares, lo estaba “completamente fuera de escala”.
Además, se señala la condición de abandono en la que se encuentran las mencionadas sedes 10 años después. “Si se hace un estudio de inversión-retribución, es una pérdida total lo que trajo la Copa América desde el punto de vista de la inversión gubernamental”, opinó un experto citado en el texto periodístico.

En la actualidad, un lustro después del fallecimiento del caudillo del «Socialismo del Siglo XXI», la crisis ha alcanzado a todos los espacios del Estado. No hay hueso sano en esta Venezuela, y se ve reflejado en la decadencia de la infraestructura eléctrica, hospitalaria, vial y tecnológica del país.
Para muchos, los años de Hugo Chávez en la presidencia de la república significaron oprobio; mientras que para otros fue sinónimo de bienestar e inversión social. Hay quienes lo responsabilizan directamente por la situación vivida y quienes lo eximen. Habrá que esperar el paso del tiempo para poder ponderar, con la frialdad que solo ofrecen los años, su lugar en la historia.
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