Alejandro Terenzani, director de la ECS, aseguró este miércoles a El Estímulo que la institución seguirá impartiendo clases a pesar de que el 90% de su sede no cuenta con luz eléctrica.
Terenzani explicó que las materias del pensum, que son de carácter teórico-practico se impartirán en los salones que reciben luz solar. Los ejercicios sobre las clases prácticas se darán vía correo electrónico.
«Nosotros vamos a tratar de continuar (el semestre) con alternativas. Vamos a ver clases en las aulas que todavía tienen iluminación eléctrica, en algunos casos vamos a ir a la Facultad de Humanidades y Educación (FHyE) donde nos ofrecieron algunos salones». Las cátedras de Televisión y Radio se impartirán en la Gerencia de Radiotelevisión y Multimedia de la UCV, ubicada en el edificio de la biblioteca central.
El 1 de junio, el Consejo de Escuela -en sesión extraordinaria- declaró a la ECS en estado de emergencia debido a las consecuencias que ocasionaron los hurtos de los cables. Se acordó culminar el semestre en curso «en la medida de sus nuevas circunstancias» y se autorizó a la Coordinación Académica de la ECS a reprogramar los espacios físicos y los horarios para cerrar los contenidos.
En la mañana de este miércoles 6 de junio, la ingeniero Carmen Yegres, Coordinadora general de mantenimiento UCV, recorrió las instalaciones de la ECS y sus adyacencias para determinar las acciones para restablecer el servicio eléctrico.
Por su parte, el jefe de Seguridad Central de la UCV, Agustín Chirinos, informó que a partir del próximo 8 de junio entrará en servicio un grupo de apoyo de 30 personas para reforzar la seguridad en las áreas comunes y zonas críticas de la universidad, incluido los espacios de la ECS. Chirinos denunció que hay «complicidad interna» entre obreros y vigilantes con respecto a los hurtos en la universidad.
La primera escuela de periodismo del país hoy día permanece bajo las sombras debido al hampa que a diario hace de las suyas en el campus universitario. En un lapso de un mes y medio, la ECS fue víctima de cinco hurtos que -a juicio de algunas autoridades y efectivos de seguridad de la universidad- responden a un patrón sistemático.