Venezuela

Dos visiones del Grupo de Boston | Tragedia o política

El destino de Venezuela está en manos de los venezolanos, principalmente de su clase dirigente, de aquellos que hacen de la política su día a día. Si la pesadilla que vivimos ha sido generada principalmente por la ceguera, la tozudez, el dogmatismo del gobierno, también es cierto que la solución a la situación viene de la mano no solo de la acción o inacción del gobierno, sino también de la clase política opositora, de la dirigencia de los sectores mas importantes y, por supuesto, del pueblo en general. No hay solución mágica. Debemos moldearla con nuestras manos.

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Texto: Enrique Márquez | Foto: Daniel Hernández/Archivo

Durante estos 20 años el gobierno ha construido su hegemonía de la mano de la antipolítica, de la descalificación de las rutas de la política, estimulando el enfrentamiento fraticida entre venezolanos, destruyendo cualquier posibilidad de entendimiento y estimulando la desesperanza. Ha sido un guión construido para la aniquilación del adversario, usando todas las herramientas posibles de violencia institucional y política. En su irracional intento por destruir la oposición, pulverizó al país y el futuro de todos.
La situación actual refleja claramente el fracaso de este planteamiento estratégico del gobierno, porque, aunque ha logrado mantenerse en el poder de manera autoritaria, no ha logrado solucionar ninguno de los graves problemas que se le han presentado al país. Muy por el contrario, la antipolítica del gobierno ha destruido las instituciones políticas, económicas y sociales de nuestro país. Podríamos decir que Venezuela retrocedió décadas en todas las áreas importantes. No solo el modelo económico ha estado equivocado, sino toda la aproximación al manejo institucional y político del país.
La clase dirigente opositora, como motor del cambio político, debe ubicarse en una posición diametralmente opuesta a este planteamiento del gobierno. Si el gobierno plantea la antipolítica, nosotros debemos plantear la política. Si el gobierno se ha basado en la violencia y la separación entre compatriotas, nosotros debemos plantear la unidad nacional y el entendimiento entre venezolanos. Debemos, por lo tanto, modelar un país que se ubique en otros planos, donde la solución a los problemas de los venezolanos la calidad de vida de nuestros hermanos y el futuro de nuestros hijos, esté por encima de ideologías, de partidos y de la lucha ciega por el poder.
Se trata de construir un mejor país y esto debe hacerse desde sus bases y rescatando los valores fundamentales de los venezolanos, la honestidad y transparencia en el manejo de la cosa pública, el trabajo como motor de la movilidad social, el respeto a las instituciones, y esto solo se puede hacer si abandonamos los vicios del modelo que domina estos oscuros momentos. No se trata solo de un cambio de gobierno, sino de viraje completo hacia un nuevo país.

La bandera de la Unidad Nacional y el entendimiento entre los venezolanos debe guiar nuestros pasos y modelar nuestra conducta. Siempre será mas conveniente para el país una solución pacífica, concertada con todos los sectores, que una violenta, es la única manera de garantizar un futuro de paz y gobernabilidad.
No podemos salir de esta tragedia con más tragedia. Venezuela se encuentra entre la disyuntiva de sustituir un infierno por otro. Cambiar el nefasto modelo de Maduro y sus acólitos no debería hacerse sobre el supuesto de que el fin justifica los medios. Estamos moralmente obligados a esquivar, en forma pragmática la violencia y construir, desde una posición radicalmente opositora a este sistema de gobierno que empobrece y aniquila al país, una Venezuela prospera, incluyente, sin chantajes sociales ni hegemonías partidistas o sociales. Ojalá, la oscuridad que ha significado este nefasto periodo, nos cure como sociedad de la barbarie y el atraso.]]>

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