Venezuela

Del 23E al 23F: Un mes de represión y muertes

Juan Guaidó, diputado por el estado Vargas y presidente de la Asamblea Nacional asumió la presidencia interina de la República el 23 de enero durante una movilización de la oposición que sacó a miles a la calle, otra vez. En aquella ocasión, hubo represión, muertes y cientos de detenidos. La organización Foro Penal lo califica como el día de mayores detenciones en la historia de Venezuela.

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FOTO: AFP

Un mes después de la juramentación de Guaidó, parece un “día espejo” con ciertos cambios. Para este 23 de febrero, Guaidó y la Asamblea Nacional habían organizado el ingreso de ayuda humanitaria desde tres puntos fronterizos: Colombia, Brasil y Curazao. Sin embargo, esto no ocurrió.

De la ayuda humanitaria para atender a más de 300 mil personas en riesgo de muerte, se pasó a la violencia y más muerte.

Las fronteras con Colombia, a través de sus puentes, fueron escenarios de duros enfrentamientos entre efectivos militares y civiles armados venezolanos contra manifestantes a favor del ingreso de la ayuda.

El puente binacional Simón Bolívar vio cómo durante más de nueve horas, volaban bombas lacrimógenas, piedras y perdigones.

Los camiones con la ayuda tuvieron que retroceder varios metros para no correr con la misma suerte que los camiones que estaban en el puente Francisco de Paula Santander que fueron alcanzados por las lacrimógenas generando un incendio que destruyó toda la ayuda que venía en uno de los camiones. Un segundo camión también fue alcanzado por las llamas pero la acción rápida del voluntariado logró salvar los insumos.

En el Simón Bolívar, la situación fue muy intensa. Las lacrimógenas lanzadas del lado venezolano, atravesaban varios metros y llegaban hasta el anuncio de recibimiento al país vecino: “Bienvenidos a Colombia”. Es decir, eran lanzadas de tal manera que atravesaban todo el puente.

No solo los manifestantes se vieron afectados. También la policía y los militares colombianos que se encontraban allí.

La mayoría de manifestantes eran jóvenes y de escasos recursos. Jonisberg, era uno de ellos. Tiene 19 años de edad y vive cerca del puente. Es nativo de Mérida y cruzó hace menos de un año obligado por la situación. De este lado del puente, Jonisberg es vendedor ambulante y trata de ahorrar dinero para llevarse a su mamá que quedó en Mérida.

Jonisberg iba descalzo. Con los pies sucios y maltratados y con señales en su cuerpo que indican haber estado en una especie de guerra: heridas de perdigón pero también rasguños y raspones producto de las veces que se replegaban para respirar.

Pidió el ingreso de la ayuda humanitaria y aseguró que en Venezuela vio cómo mucha gente murió por falta de medicinas y alimentos.

“En Mérida no hay nada. Además, tampoco alcanza el dinero que ganas trabajando”, dijo el joven que quiere estudiar y ser abogado.

Lejos estuvo ser ejemplo del “sexo débil”. “La chiqui”, como pidió ser identificada, también vive cerca del puente Simón Bolívar. Es de La Fría, estado Táchira y cruzó hace unos meses. Quiere devolverse a su país, dijo entre lágrimas mientras se levanta la camisa para mostrar las heridas de varios perdigones impactaron en su estómago. Aún así, aseguró seguir dando la batalla para ser libres.

Todo pasaba muy rápido en el sitio. En un momento determinado, los manifestantes que estaban adelante comenzaron a avanzar. Eso hacía que los de atrás salieran corriendo, también hacia adelante, cual escena de la popular película “300”.
Las veces que esto pasaba, la represión del lado venezolano aumentaba y venía con mayor fuerza.

Según los manifestantes, les lanzaban “perdigones de mentira” (plomo), tachas y hasta balas. Mientras El Estímulo estuvo allí se escucharon ráfagas de disparos en no menos de dos oportunidades. Se constató que hubo heridos de bala.

Heridos en la cabeza, en la cara y en torso y extremidades, en su mayoría. Un joven recibió perdigonazos en el cuello, muy cerca de la yugular y dos más en su torso.

De 5:00 a 6:00pm  la cantidad de heridos aumentó considerablemente así como las detonaciones del lado venezolano.
Paralelo a esto, también aumentaba la frecuencia en que manifestantes que estaban regados por los alrededores del puente que gritaban: “¡viene un guardia!”.

Más de 15 Guardias Nacionales cruzaron al lado colombiano para pedir protección y desconocer al régimen de Nicolás Maduro.

Las reacciones de los manifestantes eran bipolares. Muchos les gritaban asesinos pero la mayoría los felicitaba y les decían “Valientes”.

Varios uniformados fueron recibidos incluso con el Himno Nacional. Otros, llegaron desmayados por el efecto de los gases. Eran protegidos por las fuerzas de seguridad colombianas y resguardados en Migración Colombia para luego ser trasladados al puente Tienditas donde se encontraban el presidente Iván Duque y el presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó.

El panorama se intensificó en el puente Simón Bolívar cuando un grupo de personas comenzó a gritar: “¡colectivos!”, en referencia a los grupos civiles armados chavistas.

Según los manifestantes, habían agarrado a un colectivo venezolanos y muchos se volvieron una turba para golpearlo. Las fuerzas colombianas tuvieron que actuar echando gas pimienta para dispersar a la multitud y proteger a este hombre.

El diputado José Manuel Olivares también fue agredido en medio de la confusión cuando trató de proteger al sujeto de ser linchado. Olivares fue halado, sin éxito, al lado venezolano. Funcionarios venezolanos le amenazaron con que si pisaba Venezuela sería detenido.

El cantante venezolano Nacho y varios diputados más hicieron acto de presencia en el lugar para apaciguar los ánimos e impedir más violencia.

La seguridad colombiana fue aumentado, sobre todo, después de que Nicolás Maduro decidiera romper relaciones. Pasadas las 6:00pm, aumentaron los cordones de seguridad para evacuar a los manifestantes.

“Ahora Maduro quiere fregarnos de este lado cerrando la frontera”, repetían muchos de los presentes ante el cierre del paso fronterizo.

Defensa Civil atendió a casi 100 heridos, sólo en ese puente.

En Tienditas, mientras tanto, Guaidó y el presidente Duque monitoreaban la situación y se reunieron durante varias horas con el secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro; con el presidente de Chile, Sebastián Piñera y su homólogo de Mario Abdo, de Paraguay.

Militares y funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana le manifestaron a Guaidó que más del 80 % de los militares rechazan a Maduro. Uno de ellos al cruzar, comentó que la orden que recibió fue “masacrar al pueblo”.

Varios de estos efectivos cruzaron con sus familias y pidieron refugio.

Un Guaidó con un tono fuerte y un semblante que mostraba indignación, respondía a Diosdado Cabello: “Se burlaban de nuestras caras de preocupación. Y es que, ¿a ustedes les da risa la muerte de venezolanos? Por eso es que es necesario el cese de la usurpación y el cambio de gobierno”.

Anunció que acudiría a la reunión del Grupo de Lima que se realizará en Bogotá y afirmó: “todas las opciones están sobre la mesa para actuar en el terreno diplomático”. También aseguró que regresará “pronto, claro que sí”, a Venezuela.

Duque insistió en la necesidad de presionar, aún más, el cerco diplomático a Maduro ante el ataque y respuesta a esta coalición internacional, como ha calificado la entrega de esta ayuda e informó que ordenó el retorno de los camiones con ayuda Humanitaria para mantenerlos en resguardo “hasta que sea seguro” que pisen Venezuela.

Mientras la vicepresidenta colombiana, Marta Lucia Ramírez sostuvo que Maduro no podía romper relaciones porque no era reconocido por ese gobierno, se anunció la suspensión del paso fronterizo del lado colombiano durante este 24 y 25 de febrero.

La tensión se mantiene en estos puentes ya que los manifestantes aseguraron que seguirán exigiendo el ingreso de ayuda humanitaria.

Guaidó había señalado el pasado 18 de febrero que si la ayuda no entraba el 23, lo haría el 24, el 25, el 26 pero que entraba “sí o sí”.

A partir de ahora comenzará ese escenario.

Lo que dejó este 23 de febrero es la sensación de que el camino de la violencia es el que lleva la delantera.

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