Venezuela

La cuarentena y la incertidumbre del día a día

La pandemia del Covid-19 forzó al régimen de Nicolás Maduro a decretar una cuarentena nacional que afectó a las personas que trabajan por llevar dinero a su caso diariamente. Taxistas, mesoneros y personal de servicio que atraviesa estos días preguntándose hasta cuándo rendirá la comida o los pocos ahorros que puedan tener

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Daniel Hernández / El Estímulo
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Una semana ha pasado desde que se confirmaron los primeros dos casos de coronavirus en Venezuela y los estragos empiezan a sentirse. Las personas que perciben ingresos diarios, como taxistas, mesoneros o personal de servicio, ven con desesperación cómo sus alacenas y sus cuentas bancarias van escurriéndose con la cuarentena.

Nicolás Maduro anunció una primera cuarentena que incluía a seis estados y al Distrito Capital, pero rápidamente ordenó una cuarentena nacional. La Covid-19 empezó a propagarse exponencialmente: pasó de dos casos el 13 de marzo, a 42 en una semana. Contener la pandemia se volvió la única prioridad.

Lo que nadie predijo, pero todos asumían con preocupación, es lo que está ocurriendo con aquellas personas que trabajan por ingresos diarios. Taxistas, mesoneros, bartenders, baristas y personal de servicio quedaron “fuera de base”.

En algunos casos, habrá quienes puedan aprovechar para cumplir otras funciones en sus trabajos – si eres bartender, haces de lavaplatos, por ejemplo – pero otros no tienen más opción que “esperar”.

Mientras esto sucede, las despensas en estos hogares empiezan a vaciarse y la desesperación toca a la puerta: “¿cuánto más irá a durar a esto?” o “¿cuándo iremos a trabajar de nuevo?” son solo algunas de las preguntas que invaden las mentes de estas personas.

El día a día no da para tanto

Para los taxistas venezolanos el trabajo se volvió complicado: las personas cada vez cargan menos dinero en efectivo en sus bolsillos y los canales electrónicos a veces son complicados de utilizar. Ahora, sin la posibilidad de trabajar en las calles, generar ingresos se les hace aún más cuesta arriba.

Juan es un licenciado en Informática que trabaja como taxista. Vive con su esposa e hija, un bebé de meses, en la parroquia 23 de Enero.

Se dedica exclusivamente a ser taxista desde que abandonó una institución del gobierno por los malos sueldos. Asegura que no es un trabajo sencillo, pero que le genera mejores ingresos.

“Empecé con una aplicación llamada Nekso, ahí me gané una clientela y con eso sobrevivo. No es igual que antes, antes hacía más, pero con lo que hago trato de que no le falte nada a mi familia”, explicó Juan.

Comentó que uno de sus clientes lo llamó ayer, solicitando una carrera, pero con la orden de la cuarentena le es imposible salir de su casa.

“Es imposible salir y andar por las principales vías, incluso por la autopista”, señaló Juan. “A eso se le suma la situación de la gasolina (…) Gracias a Dios tengo algo guardado y acostumbro a comprar comida en cantidades”, dijo.

Juan tiene que quedarse en casa, sobre todo desde que en su bloque confirmaron un caso de Covid-19. Su plan de acción es economizar y rendir la comida que tiene lo mejor que puede, para no verse forzado a gastar más dinero.

Una preocupación latente

Su último mercado lo hizo el sábado, 14 de marzo, un día después de que se anunciara la primera cuarentena. Gastó buena parte del dinero que consiguió a lo largo de la semana, aunque pudo guardar un poco por si esta situación se prolonga.

Sin embargo, Juan teme que no podrá mantener por mucho tiempo su casa sin poder salir a cumplir con alguna que otra carrera a la semana, incluso otro trabajo.

“Si se acaba todo… Nada, saldré a la calle a ver qué hago. No puedo dejar que a mi familia le falte comida”, sentenció.

Juan se preocupa principalmente por su hija, que apenas tiene meses de nacida. Aseguró que mantiene su casa desinfectada, a pesar de lo costoso que pueda ser el cloro y lo complicado que sea recibir agua en su casa.

“A la bebé no la toco. Si llego de la calle, trato de mantener todo limpio: los zapatos y la ropa con la que salgo van directo a la ventana, me baño y me lavo las manos cada vez antes de agarrarla. Es lo único que me importa, que a ella no le pase nada”.

Rompiendo el cochinito

Una historia similar es la de Franco, un taxista que reside en El Marqués, al otro lado de Caracas. Su única fuente de ingresos son las carreras que pueda realizar en su taxi a lo largo del día.

Desde que anunciaron la cuarentena nacional por el coronavirus, Franco tuvo que recurrir a sus ahorros.

“¿Que cómo estoy haciendo? Uso los poquitos ahorros que tenía… Y eso no me llega ni siquiera para poder pandearme 30 días. No sirve, es imposible”, explicó.

Para él, uno de los principales problemas fue lo repentino de los anuncios, que empezaron como una advertencia y rápidamente se convirtió en un encierro voluntario.

“En mi casa no estábamos preparados para mantener una despensa en estado de contingencia”, señaló Franco.

“Si se hubiese dicho: miren, tomen las previsiones, estaremos encerrados de 15 a 20 días y compren alimentos porque es posible que se cierren las carreteras; los supermercados van a estar filtrados… Pero la verdad es que nos agarró fuera de base”, criticó.

Explicó que, de por sí, es bastante difícil mantenerse como un taxista: una carrera promedio cuesta entre 100.000 y 150.000 Bs.

Eso representa solo una tercera parte del sueldo mínimo integral, que es de 450.000 Bs. Incluyendo el bono de alimentación.

“Antes uno hacía bastantes carreritas, ahorita te salen una o dos”, indicó Franco, que con esos ingresos diarios que no equivalen siquiera a un sueldo mínimo, debe mantener un hogar con cinco miembros.

Las cuentas no esperan, se acumulan

Lo que más le preocupa a Franco son las deudas que se van acumulando: los pagos de condominio, servicios básicos como luz y agua, no esperarán por pagos.

“¿Qué es lo que nos afecta ahorita? Que no vamos a producir durante casi un mes, y cuidado si no es más”, indicó. “¿Cómo vamos a quedar entonces? En deuda, en negativo. En menos de negativo, pues. No quedas en cero, sino en menos cero pues”.

Tanto Franco como Juan temen que esta situación se prolongue y comprometa el bienestar de sus familias, que de por sí se ha visto afectado con la debacle económica que sufre el país. Esperan que el coronavirus se pueda contener rápidamente y volver a sus trabajos.

En el país se confirmaron 42 casos en menos de una semana. Organizaciones internacionales aseguran que Venezuela tiene una de las curvas de contagio más pronunciadas entre los países afectados.

Nicolás Maduro aseguró que todas las personas con un carnet de la patria recibirían un “bono especial” del coronavirus, como una ayuda económica por este mes.

En conversación con Diosdado Cabello, en su programa de televisión “Con El Mazo Dando”, Maduro dijo que estaba desarrollando una estrategia para pagarles a los trabajadores informales del país una especie de indemnización por esta suspensión involuntaria de actividades.

Aunque muchos entienden la gravedad de este coronavirus, considerado una pandemia, también sienten la urgencia de tener respuestas. Estas personas que trabajan para llevar dinero día a día a sus hogares duermen con la incertidumbre de no saber hasta cuándo alcanzara el dinero o la comida.

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