Venezuela

En Venezuela ya estamos en transición hacia nueva era política - Gustavo Velásquez

La mayor contribución que los partidos políticos de oposición y el sector democrático pueden hacer en este instante con miras a 2024 es contribuir a buscar ese “outsider” que agrupe a todo el país que aspira a un cambio. El gran movilizador del cambio político y social en Venezuela tiene que ser la unión de fuerzas económicas, sociales, políticas en torno a un proyecto de País

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Los partidos políticos venezolanos involucionaron en sus ideologías, tesis políticas y no se renovaron. Como estudioso de los cambios políticos que se han producido en el país, Gustavo Luis Velásquez Betancourt considera que la crisis aguda que vive Venezuela está abriendo la puerta de un profundo cambio en el que podrían intervenir múltiples factores.

Observa que quienes asuman los nuevos liderazgos ahora tienen un gran aprendizaje, gracias a la experiencia vivida en más de 20 años de escuela de exilios y oposición al gobierno, para valorar las bondades de la democracia y no aprovecharse de ellas a favor de un caudillo.

El abogado Gustavo L. Velásquez Betancourt, @G_Velasquez, experto en Negociación Política y Comunicación Estratégica, master en Administración Pública de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard, en EEUU, quien próximamente publicará un estudio sobre la evolución ideológica de los partidos políticos venezolanos dominantes entre 1958 y 1998, conversó con El Estímulo sobre las perspectivas que se abren al país.

Renovación truncada

-¿Estamos viviendo una etapa pre-transicional en Venezuela, que pudiera tener elementos parecidos al ciclo que generaron los cambios que se produjeron en 1958 con la caída de la dictadura y el nacimiento de la etapa democrática?

«Yo pienso que sí. El cambio que se produjo en 1958 comenzó mucho antes, pero el año 58 es un hito que simboliza un nuevo ciclo político de la historia política venezolana. Si revisamos nuestra historia encontramos ciclos políticos muy marcados. Incluso en la etapa colonial hubo diferentes ciclos políticos, pero luego a finales de esa era colonial se conformó una nación. Se habían formado diferentes regiones; cada una de ellas tenía su autonomía e idiosincrasia. Eso permitió el acuerdo de 1810 y 1811, en el que las diferentes regiones debieron unirse para crear una república. Esos cambios siempre buscaron establecer un modo de convivencia y hemos ido avanzando en los últimos dos siglos en la conformación de una sociedad democrática, que podríamos llamarla, popular democrática, como dijo Germán Carrera Damas sobre Rómulo Betancourt.

A partir de 1958 hasta ahora se produjo un ciclo muy claro que había que renovarlo, había que hacer un nuevo planteamiento de País. Esa transformación comenzó en la década de 1980. En esos años hubo un intenso debate político sobre la cual hay mucha literatura de lo que debía ser ese nuevo ciclo. Se planteaba la renovación del modelo político y se avanzó muchísimo. Eso se planteó en la Comisión Presidencial para la Reforma del Estado (COPRE) con transformaciones económicas y proyectos de cambios de la Constitución que mostraron que había un sector político social que veía muy claro el cambio que se tenía que hacer. Ese cambio comenzó pero se desvió. La gente apostaba por el cambio pero lo hizo eligiendo a Hugo Chávez y hemos visto que los resultados no estuvieron acorde con la evolución histórica que traía el país. Se buscaba un sistema democrático más abierto, más participativo, plural, en el cual todas las regiones tuvieran sus autonomías, donde se respetara más el concepto de convivencia con oportunidades para nuevos actores. Y hubo nuevos actores, pero no en el esquema prospectivo de evolución política que se estaba marcando. Ese período de renovación fue interrumpido por estos últimos 23 años de chavismo».

-¿Aquellas aspiraciones de más democracia podrían estar regresando en los venezolanos?

«Con todas las cosas que le podamos criticar, hay grandes aprendizajes aquí para las mayorías jóvenes. Han conocido un sistema, que no era el que estaba previsto y hoy vemos a las grandes mayorías clamando cambios, de todo tipo, que van desde la oposición hasta el grupo que está en el poder. Quieren cambios en lo económico y en los esquemas de participación social. De manera que estamos en transición hacia una nueva era política que se va a dar justamente en el momento en que se replantee una propuesta política de transformación, que es lo que no tenemos actualmente».

-La generación que promovió los cambios en 1958 comenzó a liderar la transición siendo dirigentes muy jóvenes; sin embargo lograron cohesionar a la sociedad en función a ese cambio que se produjo después de la caída del general Marcos Pérez Jiménez y el surgimiento del período democrático. ¿En la situación actual, los factores políticos no han logrado entender bien este momento que estamos viviendo para promover esa transición?

«Justamente hice un estudio sobre este tema y estoy por publicarlo. Se llama “Quiebra del modelo”, que es un análisis de la evolución ideológica de los partidos políticos dominantes entre 1958 y 1998. Allí lo que señalamos es que los partidos políticos involucionaron, en sus ideologías, tesis políticas, y no se renovaron. La socialdemocracia no se renovó en Venezuela. Los planteamientos políticos no se actualizaron. También pasó en los movimientos de izquierda que se quedaron en un conflicto entre ellos sin evolucionar. Los que promovían el liberalismo económico no lograron cuajar y tener un espacio concreto como partidos políticos.

Lo que observamos es que solo hay personalidades, que no es lo más conveniente. Personalidades que se miden en las encuestas y no existen grandes partidos con planteamientos ideológicos modernos, actualizados, que movilicen a la sociedad hacia un esquema de transformación.

Se ha demostrado que el país no avanza en lo social, ni en lo económico, ni en lo político. Estamos con estructuras políticas que no se renuevan. ¿Cuál es ese sueño de País, ese futuro, esa nueva Venezuela que va a funcionar para los próximos 50 años? Ese es uno de los dramas que tenemos. No solamente es el desempeño de quien está en el poder y los problemas que le causa a la gente, sino que no logramos ponernos de acuerdo en una tesis que plantee la transformación del modelo de País y la sociedad misma. Seguimos en un tema de radicalismos contra los que hemos luchado más de 150 años en todo nuestro proceso de creación como nación, desde 1810″.

-En estos últimos meses, los sectores laborales están saliendo a la calle exigiendo mejoras económicas y el respeto a sus organizaciones sindicales y conquistas adquiridas en décadas de lucha. Mucha de esa gente fue la base social del chavismo que aspiraba mejorar sus condiciones de vida, que evidentemente no fueron conseguidas y que se refleja en la caída del apoyo popular que tuvo el chavismo durante más de 15 años. Sin embargo, estas manifestaciones se perciben aisladas del sector político.

Así es porque el cambio que apostaban en el año 1998 finalmente no se dio. Más bien se agravaron los problemas que se venían resolviendo porque en lugar de las reformas que estaban en camino para mejorar las condiciones lo que se hizo fue aumentar el presidencialismo. Entonces. ¿qué es lo que tenemos hoy?: reclamos sociales porque el venezolano no ha visto nuevas oportunidades, ni se ha diversificado ni renovado. Estamos frente a un momento de crisis nacional. Si nos abstraemos un poco del día a día, y vemos desde afuera el problema venezolano lo que encontramos es que su liderazgo en general, en el que incluimos a los líderes de los medios de comunicación, empresas, industria, partidos políticos y organizaciones sociales no terminamos de ponernos de acuerdo en cuál es ese País qué queremos.

Estamos entrampados en cómo ganamos las elecciones para sacar del poder a la otra parte.

¿Qué le toca a los sectores democráticos? Y nos referimos a todos (empresarios, médicos, profesionales, corporaciones políticas, etc.) que tienen que sentarse a conversar. Yo digo que la gran negociación está aquí, en lo interno, entre todos los sectores de la sociedad civil, para ponernos de acuerdo.

El día que haya un planteamiento de futuro, transformador, seguramente ese día vamos a movilizar a la gente alrededor de un proyecto que ya lo tuvimos en Venezuela y que ha sido un ideario democrático que tiene tres elementos fundamentales.

  • En primer lugar, el reconocimiento de las autonomías regionales del país
  • En segundo lugar, el respeto por las normas de convivencia
  • Y en tercer lugar, la renovación de nuestras tesis políticas, económicas e ideológicas que hemos tenido en los últimos años por parte de los sectores opositores.

El problema de Venezuela no es técnico. Los venezolanos sabemos cómo resolver los temas de servicios, infraestructura, industriales, entre otros. Tenemos los expertos y los recursos se consiguen. El problema de nosotros es de liderazgo político, liderazgo social y liderazgo transformador, adaptativo. ¿Quién asume el reto de eso? Es lo que estamos esperando hoy en día».

Gustavo Velásquez y el papel de la política real para rescatar a Venezuela. Foto: Daniel Hernández/El Estímulo
Gustavo Velásquez, experto en política y análisis de entorno. Foto: Daniel Hernández/El Estímulo

-Luego de las regionales del pasado 21 de noviembre, comenzó un proceso de renovación de los principales partidos opositores. Algunos han reconocido errores que los llevó a la pérdida de influencia. Estos procesos han sido llevados por dirigentes medios debido a que muchos líderes históricos están en el exilio o inhabilitados. Hay una nueva generación que está asumiendo el control de esos partidos para recuperar la conexión con las comunidades y sectores populares. ¿Cuál es su visión de estos procesos? ¿Ve posible el ascenso de una nueva generación que puedan asumirse como conductores de una transición?

«Sin duda que cualquier iniciativa de renovación es plausible. Sin embargo seguimos adoleciendo de esos grandes planteamientos y lo que observamos desde afuera es que los personalismos siguen dominado en los diferentes partidos políticos. Los partidos buscan el poder como es obvio y lo que observamos es que solo están pendientes de las primarias para ver quién es el candidato para controlar el proceso político; pero seguimos careciendo de un mensaje transformador. La gente quiere un cambio, no lo quiere violento, lo quiere democrático. Ojalá los partidos logren ponerse de acuerdo y encuentren una solución político electoral para el año 2024 porque lo que se ve en las encuestas es que hay un rechazo o muy poca aceptación de los partidos políticos. Hay un gran contingente de venezolanos independientes que no se identifican ni con el gobierno ni con los partidos de oposición pero están esperando un planteamiento político electoral distinto.

Yo me atrevería a decir, con el respeto del esfuerzo y del mérito de todos los dirigentes que están allí, que la mayor contribución que ellos pueden hacer en este instante con miras a 2024 es contribuir a buscar ese “outsider” que agrupe a toda la oposición.

Algunos interpretan que, con lo sucedido en Barinas, los partidos opositores pueden ganar las elecciones y tal vez pueda ser así. En mi opinión son dos escenarios muy distintos. El país está claramente reclamando otra figura, otros planteamientos.

El gran movilizador del cambio político y social en Venezuela tiene que ser esa congregación de fuerzas económicas, sociales, políticas y que la ciudadanía con el sentimiento democrático que aprendió durante los últimos 50 años elija su presidente, que las normas se cumplan, se respeten y se sigan. El poder contar con algo así para 2024 podría movilizar a la ciudadanía frente a un gobierno que está jugándoselas todas para permanecer en el poder».

Primarias más allá de los partidos

-¿La oferta de candidatos a primarias en la oposición debería partir de un consenso de la sociedad civil en su conjunto y no únicamente de las parcialidades políticas?

«Así lo veo y de lo que menos se ocupan es de buscar ese consenso. No hay un debate político importante que permita aglutinar a la sociedad en este instante y es importante que suceda. La iniciativa se espera de los partidos políticos; pero hasta ahora no la vemos y puede que surja de organizaciones civiles. Se requiere un movilizador que logre aglutinar estas fuerzas democráticas que existen, que son mayoría, que requieren hacer un planteamiento más elevado, que movilice a la gente».

-¿Se trataría de un cambio profundo, no uno de gobierno, que algunos hasta señalan que puede ocurrir desde el mismo chavismo?

«Cuando hablamos de transición nos confundimos con el cambio entre un gobierno y otro. En este momento estamos en la transición entre un ciclo político y otro por venir. Tenemos que ver nuestra realidad actual como que estamos en un transitar histórico hacia una nueva era. Tuvimos una experiencia de 40 años de democracia, elecciones, gran participación popular y de nuevo tuvimos un caudillo en el poder que quiso hacer cambios; pero al final el gentilicio venezolano sigue reclamando su derecho al voto, sus derechos civiles y económicos. Hace 20 años escuchábamos en esos conversatorios que alguien se paraba y decía: “¡Aquí lo que hace falta es una cachucha!” En Venezuela no se acaba nunca esa tradición militarista y caudillista que tenemos, pero a pesar de esa tradición hoy hay un gentilicio que está buscando esas conquistas civiles, el respeto ciudadano. Eso se está viendo. Es una tendencia».

43 protestas
Grupos de personas participan en una manifestación para exigir pagos pendientes así como que se respeten sus derechos contractuales. Los partidos políticos necesitan encontrar una conexión real con la calle, según expertos. Foto EFE/ Miguel Gutiérrez

-Los estudios de opinión indican un alto rechazo a los militares. ¿Se estará superando la tradición caudillista en Venezuela?

«Aquí tenemos dos generaciones que han visto esa transformación y lo que venga, producto de algún proceso democrático o un evento inesperado, un hito que haga un cambio, pero quienes protagonicen la nueva Venezuela habrán tenido 20 años de escuela de exilio, de oposición de gobierno, de valorar las bondades de la democracia y no aprovecharse de ellas en favor de un caudillo. Creo que vamos a tener un sistema político y una Venezuela más consciente de su propia identidad. Con los buenos y los malos momentos de la evolución de nuestro sistema político, creo que hay muchos aprendizajes y lo que nos toca, de todo lo que aprendimos, es exigir a quienes asuman el riesgo de ser líderes, y que consigan ponerse de acuerdo».

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