Dania Díaz, mágica emigración a España

Apenas llega, Dania Díaz mira alrededor sin mucho detenimiento, se quita el abrigo con soltura y sonríe con la confianza de quienes creen en sí mismos. Ella es maga, es buena en lo que hace y lo sabe de sobra. Se gana a la gente con su carisma y su capacidad para sorprender. Pero el 19 de enero, antes de salir al escenario del programa de televisión Got Talent España, la franquicia ibérica del show creado por el especialista en concursos de talento Simon Cowell, Dania estaba nerviosa. Su seguridad flaqueó, pero a los minutos la recuperó, como si nada hubiese pasado. Con un número en el que contaba la historia de su vida a través de cartas, la artista oriunda de Punto Fijo obtuvo el pase de oro a la semifinal del concurso.

Antes de que le cayera papelillo de color dorado y se le erizara la piel al ver las reacciones de la gente, Dania dijo con su baraja cosas muy personales: que llegó a España a buscar el futuro que su país le negaba, que su papá fue una figura un tanto ausente, que su mamá se murió cuando ella tenía 10 años de edad. “Me costó mucho contar todo eso. Nunca me había sincerado tanto en una rutina”, dice mientras toma papelón con limón y prueba unos patacones con carne mechada. Ya tiene tres años que no come esos platos en su propia tierra: en 2014 se fue a Bogotá, al poco tiempo aterrizó en Panamá y ahora vive en España desde hace unos meses.

“Salí de Venezuela porque sentía que no podía crecer. El país no me daba las herramientas para seguir con la magia ni tampoco calidad de vida”, cuenta, y agrega que en su camino migratorio ha tenido que pasar unas cuantas dificultades. En Panamá, por ejemplo, hizo magia en los autobuses. Pero ahora —cuando, además de su triunfo televisivo, tiene su propio show en un teatro madrileño—, siente que todos los hilos parecen unirse para conducirla al destino que desea.

Este 9 de marzo, volvió al escenario. Con más magia y mucha emoción, consiguió de nuevo que el jurado pulsara el botón de oro que la lleva a la final del concurso.

De juego a carrera profesional

Cuando tenía 10 u 11 años de edad, Dania estaba absorta frente al televisor. En la pantalla, un mago hacía un número fascinante: con su poder, le cambiaba varias veces el color del vestido a su asistente. “Yo lo vi y dije: ‘Quiero hacer eso’. Y empecé a verlo como un juego. Un primo se convirtió en mi asistente”, recuerda. Más adelante, compró una caja de fósforos mágica en una feria, y hacía el truco a todo el que quisiera verlo.

Pero en la adolescencia se olvidó de esa pasión. Quería estudiar Comunicación Social o Psicología, pero su papá le dijo que no, que eso no daba dinero. La magia, en teoría, no le serviría tampoco. Entonces decidió empezar la carrera de Turismo, que, por cierto, nunca ha ejercido. Cuando estaba en la universidad, formó con unas amigas una pequeña empresa de entretenimiento para niños, y gracias a eso conoció al Mago Jorge. Fue su asistente durante tres años. En ese tiempo, empezó a estudiar magia por su cuenta, compró unos cuantos implementos y se dedicó a practicar los trucos con sus amigos de la universidad. Hasta que se independizó: “Dejé al mago porque sentía que necesitaba cerrar ese ciclo. La primera vez que actué sola me gané 100 bolívares y dije: ‘No puedo creer que me paguen por esto’”.Nadie se lo había dicho, pero ella lo descubrió: podía vivir de la magia. Después de concursar en dos congresos mágicos en Venezuela, ganó uno de ellos en 2012 y le dieron una beca para ir al congreso de la Federación Latinoamericana de Sociedades Mágicas, que en 2013 se celebró en Chile. Así como en el Got Talent, aquí la emocionalidad —además de la práctica, porque ensayó hasta que el número le salió perfectamente cinco veces seguidas— también le funcionó: con objetos flotantes, cambios de ropa y otros detalles mágicos, contó una historia inspirada en su experiencia con el despecho amoroso, y obtuvo el premio en la categoría de magia de escenario. Eso le sirvió para llevar sus espectáculos a Colombia, Ecuador, Belice, República Dominicana y otros países latinoamericanos.

¿Y cómo llegó a España Got Talent? Antes de decidir mudarse definitivamente a territorio español, participó en 2016 en el Congreso Mágico Nacional de España, y desde entonces le surgieron oportunidades con la magia en este país europeo. Finalmente, en 2017 llegó sola a Murcia. Una amiga le habló del concurso de talentos, y ella no estaba muy convencida al principio, pero finalmente decidió ir. Para esa oportunidad, había pensado en preparar una rutina un poco más convencional, pero dos días antes se decantó por mostrar algo de sí misma que, además, le gustara a su familia y sus amigos.

“Yo me inspiro mucho en las cosas que me pasan. Creo que la magia es una herramienta para expresarme. Yo uso la magia como un desahogo. Es algo que me sale natural, no puedo fingir: yo comparto lo que realmente siento”, dice. Para ella, la labor de un mago no solo está en sorprender con lo que hace, sino también en generar emociones. Porque, como dice, la magia puede dar miedo, puede hacer reír y también llorar.

Un cinco de tréboles

Dania aún no sabe qué día volverá a participar en la final de España Got Talent —que se transmite los viernes en Telecinco—, pero después de su actuación del 19 de enero, no ha dejado de recibir mensajes cariñosos y propuestas. Dice con mucho orgullo que su cuenta de Instagram (@daniadiaz1) pasó de tener 13.000 seguidores a contar con más de 75.000 en pocos días. Pero, asegura, lo más importante fue haber logrado la conexión con venezolanos fuera y dentro del país que se sintieron identificados con su historia. Hay gente que le escribe para decirle que, gracias al video que se volvió viral, obtuvieron inspiración para alcanzar sus deseos: “El hecho de cambiar la vida de las personas con la magia, le gana a todos los reconocimientos. La reacción de la gente es lo que me ha hecho adicta a la magia”.Otro medidor de su éxito es tener la oportunidad de trabajar en algo que ama y le da felicidad. Con 28 años de edad y 9 de experiencia en la magia, ha aprendido muchas cosas y cada vez se siente más segura. Por ejemplo, en una ocasión casi quedó topless durante un número de cambio de ropa, en un espectáculo en Ecuador. Se ríe al recordarlo, sobre todo cuando rememora las reacciones de otras magas, que vieron todo tras el escenario. El público no se dio cuenta de nada. “Ahora, con la experiencia que tengo, puedo improvisar y la gente no lo nota. En el momento que siento que fallo en algo, lo soluciono rápido”, dice.

Quizás por esa evolución se identifica con una carta poco convencional. “No escogería ser el As, porque es una carta muy pretenciosa, y tampoco me siento atraída por la reina de corazones. En cambio, el 5 de tréboles sí: primero, los tréboles simbolizan la suerte, la prosperidad y el éxito. Y segundo, se trata de una carta que casi nadie elige, que casi nadie se espera, pero que de repente sale y sorprende. Me identifico con eso: a mí me subestimaron en el mundo de la magia, y después demostré que se equivocaban”.