Semblanza

Rafael Sylva, el cronista de nuestro insólito universo

Murió el creador del micro de radio más longevo de Venezuela. Desde 1969, la pluma y la creatividad de Rafael Sylva dieron formato a historias sorprendentes sacadas de la vida real, contadas por la voz portentosa de Porfirio Torres. Último vestigio de un tipo de radiodifusión ahora perdido

Texto: Gonzalo Jiménez
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Pueden contarse los programas radiales en Venezuela que, a inicios de los años 70, editaban libros con sus argumentos. Ese es el caso de Nuestro insólito universo, cuyo creador, Rafael Sylva, falleció la mañana del martes 16 de enero en Caracas a sus 92 años de edad.

Transmitido por primera vez en 1969, Nuestro insólito universo es un caso único, inimitable e irrepetible en la radio venezolana. Durante casi medio siglo, este micro radial ha cautivado a la audiencia. Es, si se quiere, un fenómeno transgeneracional, pues ya son dos o tres generaciones que han disfrutado del programa, a lo largo de la geografía nacional pues es retransmitido en emisoras de todas las grande ciudades de Venezuela.

La radio, como medio narrativo, con programas que recitaban historias, ha desaparecido prácticamente en todas partes. Los años 70 del siglo pasado fueron los momentos postreros del auge de las radio-novelas y de personajes como Martín Valiente, que contaban todavía con popularidad entre los escuchas. Nuestro insólito universo es un vestigio de esa época, heredero de aquellas transmisiones de los años 30 y 40 que asustaban a los oyentes estadounidenses.

En Estados Unidos existió Suspense, un drama radiofónico que se emitió desde 1942 y por dos décadas. También sonó The Whistler casi en paralelo, de 1942 a 1955. Una línea continua los une con Nuestro insólito universo, pues en todos los casos se narra un relato, con elementos misteriosos y tensión, que conduce a un final inesperado y “sorprendente”.

Descendiente de “Lino Sutil” –nombre que escondía a Rafael Silva, quien también llegó a ser citado en el micro–, uno de los periodistas más conocidos de inicios del siglo XX y una de las plumas más reconocidas de El Cojo Ilustrado y El Universal, Sylva cultivó un estilo claro y preciso, con astuto sentido de la tensión narrativa, que, al ser leído con la portentosa voz de Porfirio Torres, cobra vida y atrapa la atención del oyente.

Los libretos y la producción de Sylva van de la mano. Nuestro insólito universo es memorable por su empleo de los recursos sonoros, de los efectos y de los registros de su locutor. Lo sorprendente y maravilloso del programa es que ha mantenido el interés durante casi medio siglo. Una fórmula exitosa que muchos trataron de copiar, pero sin la misma calidad narrativa o perseverancia. Nuestro insólito universo es inimitable e irrepetible.

Nuestro insólito universo era una novedad cuando nació en Radio Nacional (de Venezuela, donde aún se transmite). A lo largo de los años se consolidó y se escucha en todo el país a través del Circuito Unión Radio. Hemos vencido hasta la competencia. Aunque hubo varios intentos de hacer algo parecido, ninguno tenía nuestra arma secreta: la voz de Porfirio Torres”, dijo a El Nacional en 2014 cuando el espacio alcanzaba 44 años de transmisiones y él portada sus 87 de vida.

El primer caso, recordó a Panorama en 2013, se trataba de la historia de un sastre que observó maravillado, y en extremo asustado, cómo una pequeña esfera de luz entró a su casa a través de una ventana y, luego de recorrer varios metros, explotó sin hacer el menor ruido pero dejando un fuerte olor a ozono. Despavorido, el hombre corrió a buscar a sus vecinos, quienes no dieron crédito al relato al no hallar evidencias más allá de una pequeña mancha impresa en una pared de la vivienda.

Fue el primero de una serie de unos 7 mil casos –en 2013 ya contabilizaba 6.467– que cada semana maravillan a sus escuchas en tres circuitos nacionales (Éxitos, Onda, RNV). “Algunos contenidos han perdido vigencia. Lamentablemente, no los conservo todos porque algunos se han dañado. En una ocasión la emisora donde los grababa se inundó y se perdieron más de 300. La Biblioteca Nacional tiene una donación que hice de 1.300 micros. Mucha gente me ha preguntado dónde puede buscarlos, incluso están interesados en escuchar los primeros 100 que grabé”, le dijo a El Nacional en 2014.

Los temas de Nuestro insólito universo apuntan generalmente hacia los grandes casos inexplicables de la Historia, como las líneas de Nazca, los ataúdes móviles de Barbados, el hombre de la Máscara de Hierro, los zombis y Pie Grande, por solo citas algunos. Pero también tenían protagonismo los fenómenos paranormales, como podía serlo el caso de un hombre que sobrevivía milagrosamente tras ser alcanzado por un rayo, o la gente que ardía en combustión espontánea.

Además, fue de los primeros espacios que dieron a conocer las leyendas urbanas. Su recuento de El garfio sigue siendo uno de los micros radiales más intensos y aterradores que quien esto escribe ha escuchado. En ocasiones algunas historias singulares, aunque no por ello menos insólitas, encontraban lugar en el micro, como fue el caso de los héroes de Telemark, en Noruega.

“Soy un verdadero adicto a la lectura. Ahora con la tecnología todo es más accesible y consigo una cantidad de noticias insólitas, como lo del avión de Malasya Airlines que se perdió. Tengo entre 500 y 600 casos por procesar. Hay cosas que no puedo utilizar porque no están apoyadas por testimonios. Mucha gente piensa que yo invento los programas, pero todo lo que sale en Nuestro insólito universo ha sido publicado”, dejaba claro a El Nacional hace tres años.

Si solo fuesen historias curiosas famosas y clásicas, Nuestro insólito universo quizás hubiese sido popular, pero poco más que eso. Sylva tuvo el tino de incorporar muchas veces relatos misteriosos ambientados en Caracas. El productor reconoció que la clave estaba en situar al oyente en la historia que escuchaba. Apelaba a la necesidad de salir de la rutina del espectador. En cinco minutos “recorriendo nuestro mundo sorprendente”, ofrecía un cuento perfectamente estructurado para generar suspenso y asombro.

“El caso que más le gusta al oyente es el que es históricamente comprobable”, apuntaba al diario Panorama en 2013 cuando reiteraba que no era supersticioso. “Soy un enemigo acérrimo de unos programas en televisión por cable que dicen que todo lo que existe en la Tierra fue creado por extraterrestres”, completaba en El Nacional un año más tarde

Rafael Sylva logró algo reservado a los grandes contadores de historias: sacarte de la realidad por unos minutos y sumergirte en el relato que escuchabas asombrado, incluso cuando relataba uno que él mismo protagonizó, según le contó a Panorama.

“En 1977 comencé a recibir en Radio Nacional un sobre con relatos insólitos, recortados de periódicos europeos. En el interior del sobre venía la traducción impecable de cada noticia y una nota que decía: ‘Ojalá le sirva para su programa’. Pero el paquete, que religiosamente llegaba cada dos meses, no tenía remitente. Y los periódicos podían ser franceses o rusos y la traducción siempre lo acompañaba. Siempre pensé que se trataba de una mujer, por la delicadeza de los recortes y como estaba todo organizado. Un día en el programa hice el comentario e, incluso, llegué a hablar con el vigilante de la radio a ver si podíamos rastrear quién mandaba los paquetes, pero usaba una empresa privada para hacerlos llegar”. Un misterio nunca resuelto.

Este es un extracto del libro Estamos en el aire: 18 temas de la Cátedra de Radio Oswaldo Yepes (Libros de El Nacional. Caracas, 2002), donde Rafael Sylva cuenta una anécdota:

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