El caso se tratará en Washington, durante la próxima sesión de la Suprema Corte que comienza en octubre.
Los demandantes sostienen que los consumidores pagan un precio anormal muy elevado para adquirir las famosas «apps» en la plataforma App Store d’Apple, un lugar de venta monopólistico.
Según ellos, el público debería tener la posibilidad de comprar aplicaciones sin intermediarios, directamente a los desarrolladores.
El grupo californiano, por su parte, niega cualquier práctica anticompetitiva y afirma que los precios son fijados por los diseñadores de las aplicaciones.
El gobierno estadounidense de Donald Trump tomó partido por Apple y le pidió oficialmente a la Corte Suprema que tome el caso.
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