Medio Ambiente

La lucha ancestral de Orpia en el Día de la Tierra

30 años de acompañamientos social y medioambiental a los pueblos originarios, han hecho de la organización Orpia una autoridad sobre lo que ocurre en la Amazonía de Venezuela. Sus miembros reafirman su lucha y explican cómo la coordinación es clave para seguir adelante

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Cada 22 de abril se conmemora el Día de la Tierra y en todo el país hay distintas organizaciones que aprietan el puño ante la lucha ambiental, que a diario demanda mayores retos y necesidades. Una de ellas es la Organización Regional de los Pueblos Indígenas de Amazonas (Orpia), una institución no gubernamental conformada por líderes de distintos pueblos originarios distribuidos a lo largo y ancho del vasto estado Amazonas, que por más de 30 años se han dedicado a proteger y preservar los espacios naturales del sur de Venezuela desde una visión ancestral que los enarbola como auténticos embajadores de la Tierra ante el cosmos.

Han pasado más de 30 años desde que esta organización sin fines de lucro empezó a alzar la voz con el objetivo de darle visibilidad a la lucha ambiental en Venezuela desde sus raíces ancestrales.

Esto les ha traído la satisfacción de saberse parte fundamental en la protección de los espacios naturales no solo de la Orinoquía venezolana, sino también del bioma amazónico dentro y fuera de nuestras fronteras. Al mismo tiempo, esa labor los ha puesto en el ojo del huracán de la coyuntura ambiental en Venezuela porque Orpia no ha dejado de denunciar el daño que sufren la selva amazónica por la deforestación, la cuenca del Orinoco por la minería y todos los grupos sociales que ocupan este inconmensurable espacio geográfico.

“Orpia nació en septiembre del año 1993 con la premisa de defender los derechos humanos de los pueblos indígenas, pero también los derechos ambientales de la Amazonía. Nos consolidamos con 22 pueblos indígenas hasta la fecha y actualmente contamos con 33 organizaciones de base adscritas, con las que venimos trabajando directamente en el territorio por la defensa de nuestros espacios», le dice a El Estímulo Wilson Rojas, coordinador de cambio climático de la organización.

Wilson Rojas, líder indígena del municipio Atabapo y coordinador de cambio climático de Orpia. Fotografía de Reybert Carrillo

La denuncia como eje de acción

La quintaesencia de cada denuncia ambiental es el paquete de pruebas que la acompaña. El tener un despliegue efectivo en el territorio le ha permitido a Orpia elevar denuncias sólidas sobre la base de hechos probados que evidencian acciones depredadoras del ambiente en municipios apartados como Río Negro, Alto Orinoco y Atabapo.

El grueso de estas denuncias está ligado a la minería. La consecuencia ha sido la persecución y el atropello a algunos de sus miembros, pero también han convertido a la organización en una voz crítica y veraz.

Actualmente Orpia forma parte de la trama de colaboradores de la Rede Amazônica de Informação Socioambiental Georreferenciada, uno de los geoportales más importantes de Iberoamérica encargado de la recopilación, tratamiento y divulgación de información estadística, demográfica y cartográfica en los ámbitos sociales y territoriales de la región amazónica.

Además Orpia es el representante de Venezuela ante la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (Coica) , organismo internacional que aglutina la representación de más de 500 pueblos indígenas en la Amazonía, algunos de ellos dentro de las categorías “aislamiento voluntario” y “contacto inicial”, lo que significa que sus costumbres se mantienen prístinas e invulneradas hasta ahora.

“Coica ha sido para nosotros una tribuna fuera de nuestras fronteras y, a través de ella, hemos podido elevar la voz a favor de la defensa de nuestros pueblos indígenas. Hemos llevado el mensaje a otras latitudes y no solo hemos ido con peticiones y exigencias, sino también como fuente de información validada en el terreno», explica Eligio Dacosta, coordinador general de Orpia.

Agrega: «La información ha servido para contribuir con la base de datos que ofrecen estos organismos de talla internacional y se ha visto reflejada en plataformas muy útiles como el Sistema de Alerta Temprana y Respuesta Rápida de la Coica, una suerte de big data de alta gama que permite recoger denuncias ambientales de los pueblos indígenas en tiempo real, darles solución y hacerles seguimiento».

Infografía del Sistema de alerta temprana de Coica, insumo de gestión territorial con el que colabora Orpia. Fotografía de Reybert Carrillo

Los mayores retos de Orpia, a día de hoy, siguen siendo la lucha contra la minería en el territorio amazónico, el combate contra enfermedades endémicas como la malaria y el paludismo, la deforestación de los bosques, la pérdida de calidad del agua del Orinoco y sus afluentes y la lucha de género en los pueblos indígenas.

En ese sentido, la organización se ha trazado metas en el corto, mediano y largo plazo que les permita llevar a cabo un trabajo articulado con otras instituciones, centros de investigación y sobre todo con las comunidades.

Los retos actuales

En 30 años de trabajo activo e ininterrumpido, Orpia ha dejado patente de su presencia en el territorio amazónico venezolano en una lucha que ha traído consigo momentos muy álgidos, pues la amenaza no deja de proscribir ante los pueblos indígenas.

Sin embargo, el propio contexto los mantiene motivados a mostrar un talante irreductible y estoico en sus denuncias.

Muestra de ello es que, tan temprano como en el año 1993 y a poco tiempo de fundada, la organización acompañó al pueblo Yanomami en la denuncia pública de la Masacre de Haximú, hecho en el que murieron 16 miembros de dicha etnia a manos de garimpeiros abocados a la, para entonces, incipiente fiebre del oro.

Desde ese momento la presencia de Orpia ha sido innegociable en la hora de la denuncia de acontecimientos similares, posicionándola en la actualidad como una voz viva que acompaña el necesario reclamo de las etnias.

Cartel de bienvenida del foro por el Día de la Tierra en la sede de Orpia. Fotografía de Reybert Carrillo

Los mecanismos de denuncia ante las distintas coyunturas ambientales han cambiado con los años y los tiempos modernos han puesto a disposición de Orpia mejores herramientas para hacer efectiva cada denuncia y para validar alegatos. Sin embargo, es menester para los pueblos indígenas adquirir espacios de mayor envergadura dentro de la nomenclatura territorial.

“Desde Orpia perseguimos con ahínco una demarcación clara, notoria y objetiva de tierras para los pueblos indígenas, pues esta acción garantiza la titulación de propiedad colectiva y permite que la voz de cada grupo ancestral adquiera mayores niveles de autonomía. Es muy fácil para los grupos foráneos a los pueblos indígenas entrar en sus predios y el no tener un título de propiedad colectiva aminora la palabra y la autoridad tradicional de nuestros pueblos”, señala Wilson Rojas.

Miembro de la etnia Piaroa presente en el foro del Día de la Tierra celebrado en la sede de Orpia en Puerto Ayacucho. Fotografía de Reybert Carrillo

Esta postura ha llevado a Orpia a buscar acercamiento con algunas instituciones del Estado venezolano en aras de trabajar en conjunto y de forma proactiva, sin que ello signifique doblegar sus reclamos y denuncias ni negociar el enfoque, pues para ellos las garantías básicas de que el territorio amazónico se mantenga invulnerable descansa en la sabiduría ancestral de los pueblos indígenas. Su acción es motorizada por y para ellos.

Conoce más sobre la organización aquí:

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