Venezuela

¿Rumbo a unas nuevas elecciones?

¿Cuál es el objetivo de las sanciones y la presión internacional sobre el régimen de Nicolás Maduro? La respuesta viene casi al unísono, se trata de lograr en el corto plazo unas nuevas elecciones que bajo la veeduría internacional permitan que el pueblo venezolano se exprese libremente.

Publicidad
Nicolás Maduro gobernante de Venezuela
FOTOGRAFÍA: FEDERICO PARRA / AFP

Lo que hasta hace algún tiempo parecía difícil de prever, comienza ahora a vislumbrarse, luego del fraudulento proceso electoral del 20 de mayo. La comunidad internacional, por cierto, ha evitado meterse en el rifirrafe que nos consume: que si Falcón no hubiese participado habría pasado aquello, que si la abstención hubiese sido mínima habría pasado tal cosa. A fin de cuentas, las elecciones del 20 de mayo no resultaron creíbles para nadie, y por tanto está clara la ilegitimidad de Maduro para la mayoría de países occidentales.
Con bastante rapidez se va desdibujando la tesis de que el papel de la comunidad internacional podría estar a favor de tesis tan peregrinas como una intervención militar, una extracción de altos funcionarios del chavismo o una injerencia con fines humanitarios.
Varios pronunciamientos apuntan en el sentido de que deben ser los propios venezolanos los que resuelvan la crisis que nos agobia como sociedad, y en lo que sí parece existir consenso es en el papel que puede tener la comunidad internacional para presionar porque ocurran unas nuevas elecciones con las garantías y transparencia indispensables.
Para alcanzar tales elecciones, por otro lado, se requerirán más que declaraciones. El papel de las sanciones, que todo apunta se endurecerán, parecen buscar a fin de cuentas un cambio por la vía electoral, algo con lo cual algunos sectores opositores no comulgan del todo bajo la premisa de que primero debe caer el régimen de Nicolás Maduro para luego, finalmente, acudir a las urnas.
Lo que subyace en el ajedrez internacional es la tesis contraria: deben producirse unas elecciones, con garantías para la oposición, para que de forma democrática y con la participación mayoritaria se desplace a Maduro del poder. Dos declaraciones recientes lo manifiestan de forma clara y precisa.

Junto al anuncio de nuevas sanciones (que se tomarán rápidamente, según los voceros en Bruselas) contra los altos jerarcas del régimen venezolanos, los ministros de exteriores de todos los países de la Unión Europea pidieron este lunes 28 de mayo nuevas elecciones presidenciales en Venezuela. La UE dijo que las elecciones del 20 de mayo fueron “fallidas” y solicitó que se hagan de nuevo “de acuerdo con los estándares democráticos internacionalmente reconocidos”.
El planteamiento de unos nuevos comicios no resultó, por otro lado, una excentricidad europea. En Washington, en donde muchos ponen las esperanzas de un cambio político drástico para Venezuela, también pidieron lo mismo e incluso lo hicieron antes.
Teniendo, además, como trasfondo que la liberación del preso político estadounidense Joshua Holt lo que dejó en evidencia es la capacidad que tiene Estados Unidos (como cualquier gobierno) de abrir canales de comunicación secretos con países con los que mantiene una diatriba pública, básicamente con la finalidad de lograr sus objetivos, en este caso liberar a un ciudadano estadounidense.
«El régimen de Maduro debe convocar elecciones libres, justas y transparentes, consistentes con su Constitución. El proceso electoral que ocurrió el 20 de mayo fue ilegítimo. El régimen debe permitir que todos los venezolanos y los partidos políticos participen libremente en las nuevas elecciones y en el proceso democrático». Esto es textual de un comunicado de la Casa Blanca difundido el domingo 27 de mayo.
La alineación de Estados Unidos y la Unión Europea, con el fin de que se celebren nuevas elecciones en el corto plazo, cumpliendo con los estándares democráticos internacionales, sólo podría ser una hoja de ruta efectiva si tales demandas externas coinciden con un musculo político interno que, en sinergia, también use todas las vías posibles para solicitar nuevas elecciones.
Si las oposiciones siguen divididas, deshuesándose por lo que se hizo o se dejó de hacer el 20 de mayo, difícilmente el papel de la comunidad internacional podrá hacer efectivo un cambio democrático dentro de Venezuela.

No sería la primera vez que la comunidad internacional cambia de foco en sus prioridades al no tener capacidad de articular con los actores locales las posibilidades reales de transformación.
¿Entenderemos líderes y ciudadanos el sentido de la urgencia que esto tiene? ¿Actuaremos antes de que sea demasiado tarde?]]>

Publicidad
Publicidad