Venezuela

Opinión | Vinotinto: Poco fútbol, nula cordialidad

La vuelta a la acción de la Vinotinto post Copa América generaba altas expectativas. Con las dudas sobre los motivos de la ausencia en la convocatoria ante Colombia de los capitanes Rincón y Rincón, de Josef Martínez y luego la bajada del barco de Salomón Rondón, el panorama quedaba claro: lo que se iba a ver era una prueba de nombres, cierto, pero también se quería conocer hacia dónde apunta con su juego Venezuela para lo que viene.

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Aclarado por Dudamel apenas en la rueda de prensa antes del partido de por qué los “caballos” no fueron parte de la lista (el motivo es observar a otros efectivos en sus lugares), el once presentado en la noche de Tampa era el esperado, salvo la presencia de Rolf Feltscher como lateral derecho, a su vuelta luego de una lesión que no quedó clara cuál fue durante el torneo de Brasil. Volvía Wilker Ángel, Juanpi en el rol de Rincón y Soteldo dejaba en el banco a Machís.

Del otro lado, un Queiroz que solo dejaba a Cuadrado y Sánchez en el once con respecto al equipo que el jueves pasado empataba a dos con Brasil. Otros nueve saltaron desde una supuesta suplencia para demostrar que con poco tiempo de trabajo, el portugués ya está dejando clara la idea que quiere en los suyos, en una Colombia que se mostró bien jugando sin un 10, por la ausencia de James Rodríguez. Una novedad en el sistema que sacó buen rédito ante Brasil y no tanto contra Venezuela que, aunque fue muy superior, no lo plasmó en el marcador.

Pues bien, Venezuela quedó lejos de mostrar un fútbol que permita generar confianza para lo que viene ni los muchachos convencer en la oportunidad que le dieron. Difícil, muy difícil describir lo que ayer trató de hacer la Vinotinto, salvo en los últimos 10 minutos con Otero, Machís y Savarino en cancha, cuando el fútbol vertical y la velocidad de Machís permitieron destapar la muy segura defensa cafetera. Queda claro algo sí, como se ha dicho muchas veces antes: Otero tiene que estar siempre en los llamados.

Venezuela no se puede dar el privilegio de desperdiciar la pegada del jugador de Atlético Mineiro, máxime si la dificultad para llegar al arco contrario y alcanzar el gol como resultado de combinaciones está siendo la principal carencia del combinado nacional. En la eliminatoria que tan difícil panorama presenta, la pelota parada para Venezuela será algo VITAL (sí, así con mayúscula) porque ante las dudas de juego, algún conejo de la chistera de tipos como Rómulo terminarán por marcar diferencia. Al puro estilo de la época de César Farías.

Venezuela generó solo dos ocasiones ante Colombia y ambos de balón quieto. Al final de la primera mitad con un cabezazo de Wilker Ángel y al término del choque con un tiro libre de Otero. ¿Lo demás? Algo de orden defensivo, pero líneas muy separadas, balones perdidos una y otra vez en la zona media, desconexión total con el centro delantero Hurtado que no generó una sola oportunidad en todo el compromiso. El mismo Dudamel lo confirmó, con palabras más pesadas que un bloque de cemento: «Colombia fue superior en el primer tiempo porque nosotros hicimos todo para que controlaran el partido. Parecía una práctica. Afortunadamente no terminó ninguna jugada en gol».

Sin embargo, el mea culpa de lo visto en cancha no fue de Dudamel. El seleccionador consideró que los jugadores fueron los responsables del bajo nivel mostrado ante una Colombia que perdonó a Venezuela. «Hay jugadores que terminan con una nota más alta que otros. Los jugadores deben tener una autoreflexión, autocrítica. Esto es de oportunidades, hay que seguir consolidándose en la selección», dijo en rueda de prensa final. El descontento con los suyos no traduce tampoco por qué Venezuela cedió tantos espacios y poco presionó la salida del contrario.

Se supone entonces por lo visto y concluido por Dudamel que los ausentes no tienen sustitutos. No hubo quien sirviera de Rincón, que se ha convertido en los últimos tiempos en ese 8 que traslada la pelota entre la zona de recuperación y la ofensiva. Hurtado no tuvo una sola en todo el partido, por lo que se espera que Rondón y Josef Martínez sean insustituibles en adelante. No hay un universo de 25 jugadores de alto nivel para competir entonces. El número es realmente limitado.

Fuera de la cancha, hay cosas que inquietan y llaman la atención. La prensa supo en pleno partido que Venezuela enfrentará a Bolivia en Caracas para octubre y Dudamel dijo luego que no tenía conocimiento de esa información. ¿Es posible que un técnico no sepa antes que los periodistas dónde va a jugar su equipo? Algo no huele bien.

Más incómodo es el desplante a la prensa que con un esfuerzo tremendo se trasladó hasta Tampa para darle cobertura al choque. El seleccionador decidió que sus jugadores no atendieran a la prensa en zona mixta ni a la salida del camerino, impidiendo hacer el trabajo de los periodistas. La construcción del muro informativo ya no se limitó hasta saber un día antes del partido por qué algunos jugadores no fueron convocados, ahora los jugadores fueron impedidos para dar sus impresiones a los representantes de los medios.

Esperemos que esto sea corregido prontamente y no sea demostrativo de que las cosas no andan bien en el seno de la selección. Por el bien del fútbol, por el bien de la Vinotinto, por el bien de todos. Así no somos de talla mundial.

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