Opinión

Havel, Machado y el poder de los sin poder

En las semanas previas a las elecciones parlamentarias de 2015, trajimos a colación este texto clásico de Václav Havel, “El poder de los sin poder”. Nueve años después la líder opositora, María Corina Machado, es reconocida con el premio que lleva el nombre del intelectual y líder prodemocracia europeo y lo señalado por Havel parece tener resonancia directa con la coyuntura post electoral venezolana

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En el primer texto dedicado a Václav Havel en El Estímulo, que se puede leer en este link, hablamos sobre la estrategia de acudir a elecciones en situaciones de desigualdad, dada la cooptación de los poderes públicos. “En unas elecciones desiguales, ya que tiene una cancha de juego presentando un claro desnivel para favorecer a los que ejercen el poder, en realidad el poder estará en manos de quienes no tienen poder, aparentemente”, esto lo reflexionábamos en 2015, cuando se hacía evidente que una mayoría ciudadana votaría a favor del cambio en las elecciones del 6 de diciembre de aquel año.

El gran intelectual y primer presidente democrático de la hoy extinta Checoslovaquia (y luego primer mandatario de la actual República Checa), Václav Havel (1936-2011) acuñó certeramente en uno de sus libros este título que hoy tomamos para este artículo: el poder de los sin poder

El libro de Havel se publicó en 1979, a 11 años de la entrada brutal de los tanques soviéticos en Praga que puso punto final a la primavera democrática de la entonces Checoslovaquia que quería un modelo propio ante la imposición que emanaba de Moscú en el contexto de la guerra fría. Havel estaba en la cárcel cuando sale publicado el libro, fuera de su país, y en sus páginas reflexiona sobre el rol del hombre común ante un modelo de poder autoritario.

“Cómo hombres y mujeres que están fuera de cualquier estructura del poder y en una situación de ‘ciudadanos de segunda´ tienen fuerza y posibilidad para influir de algún modo en la sociedad y en el sistema social”, se preguntaba el escritor y activista. En un modelo autoritario, pueden esos hombres y mujeres “disidentes” de un régimen ¿hacer algún cambio?. La respuesta a esta interrogante es una afirmación, un sí. Cada persona sin poder, pero con consciencia puede formar parte de un proceso de cambio.

El voto masivo de rechazo al modelo político y económico que se manifestó en las urnas el pasado 28 de julio es una demostración de esto. Un mensaje claro a favor del cambio por parte de la sociedad venezolana, que en el fondo lleva otro mensaje: el poder está en verdad entre quienes no tienen poder. Eso, desde cualquier punto de vista, ha sido una gran lección más allá de que quienes ocupen el poder se nieguen a aceptar la verdad, su derrota.

En Venezuela se ha consolidado un cambio político, en el seno de la sociedad, y más allá de los diferentes matices que se dieron entre los y las votantes el último domingo de julio, lo más importante fue el rechazo mayoritario que Venezuela le expresó a quienes hoy ejercen el poder, haciendo uso de un mecanismo civil y ciudadano, como lo es el voto.

El postchavismo, este gobierno que encabeza Nicolás Maduro desde 2013, ha fracasado en diversos ámbitos. Por más que se apueste a construir un relato victorioso de este período (y para ello cuenta con una aceitada hegemonía comunicacional), lo que vive la gente es el fracaso de un modelo. Fracaso político en construir respuestas para hacer frente a la crisis y fracaso del modelo económico que nos llevó a esta dura crisis, que tiene sus expresiones más evidentes para el venezolano común en la emigración masiva de personas desde Venezuela.

La adjudicación de responsabilidades a otros por el fracaso oficial ya no cala en la población. Todo tiene su final y estamos en presencia del epílogo del postchavismo. El mensaje de los sin poder el 28J fue nítido, es inaplazable el cambio. 

La líder opositora María Corina Machado, por decisión del Consejo de Europa, se hizo acreedora del premio Václav Havel en este 2024, siendo la primera vez que una persona del continente americano recibe este gran galardón desde que se instauró en 2013, dos años después del fallecimiento del escritor y presidente fundador de la República Checa.

Y Havel, quien vivió la mayor parte de su vida bajo la dictadura del proletariado que imponía la entonces URSS a un conjunto de países de Europa del Este, tiene mucho sentido desde nuestro aquí y ahora, él sostenía: “Por mucho que tal dictadura se legitime con esta o aquella ideología, su poder deriva sobre todo del número y equipamiento de sus soldados y de sus policías”.

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