Los peluches con corazón de cuero cambian destinos

Algunos peluches son capaces de cambiar un destino. Son los hechos con corazón, que susurran un mensaje que puede transformar la vida de un niño.

Son los peluches de Corazón de Cuero (Leather Heart), la iniciativa social de Clossetine.com, que aprovecha ropa reciclada para transformarla en apretujables ositos Pancho, coquetas yeguas Ela y nobles elefantes Pepe, hechos de retazos.

Lo más solidario es que cada persona que compra uno de estos animalitos, regala otro igual a un niño venezolano de familias deprimidas económicamente. Todos vienen con un cuento que narra la historia del peluche que, por ejemplo, fue hecho del pantalón que ya no usaba un abuelo, y que cuando nadie lo esperaba, se transformó en un ser que regala alegrías e ilusiones. Es aquí cuando se activa el poder transformador del peluche, cuando el niño aprende a mirar las cosas de otra forma y no como se “cree” que son. Y si Pepe, Ela y Pancho pudieron ser algo distinto a lo que esperaba todo el mundo, ¿por qué ellos no?
Detrás de esta iniciativa están tres jóvenes generosos que lograron ver que la ropa desgastada tenía mucho aún para dar. Son Andrés Solórzano, Mariangel Molina y María Emilia Salgado, quienes cuentan con aliados con corazón como la diseñadora Nela Ríos, que ayuda con los patrones y el entrenamiento de las costureras; Rosangela Rodríguez Garrido, quien escribió el cuento que acompaña a los peluches, y Paula Figueroa, que lo ilustró, entre otros.

Con un concepto social integral, sus puntadas también tienen un aporte importante para las comunidades pues los cosen, en sus casas, mujeres que así obtienen más ingresos y que han sido entrenadas para ello. Son cerca de quince costureras que han encontrado en la hechura de peluches, un ingreso adicional para sus familias.

Rosa Noria es una de estas costureras que hace magia en cada pedazo de tela. Vive en Guarenas y es, además de costurera, instructora del resto del grupo. Dice que se siente “muy contenta” realizando a Pepe, Pancho y Ela, a los que llama por sus nombres, como viejos amigos.
“Es una experiencia muy bonita porque le damos otra vida a la ropa que se pensaba que ya no servía, creando algo lindo, además de ayudarme con el sustento. Y me gusta también que esta idea la impulsan jóvenes que apuestan por el país porque, en la crisis, lo que se necesita es innovación y creatividad”.
Su meta es hacer 40 muñecos por mes, una cantidad que no es masiva, porque la premisa es “cuidar la calidad y para eso, una debe tomarse su tiempo”, expresa.

Corazón de reyes
Ese corazón de cuero comenzó a latir formalmente el 6 de enero, Día de Reyes, en la comunidad Antolín del Campo, en Margarita. Quince pequeños, con edades entre tres y diez años, participaron en los juegos, merendaron, leyeron el cuento y, tras haber interiorizado el mensaje de reciclaje y resiliencia, recibieron sus peluches. Ahora Ela, Pancho y Pepe forman parte activa de su comunidad, de su familia y de ellos mismos.
“Las reacciones de los niños fueron diversas pero siempre bonitas, siempre positivas. Nos dimos cuenta, por lo que expresaron, que recibieron el mensaje y que los peluches son especiales, como ellos mismos», coinciden Mariangel, María Emilia y Andrés.

Desde cualquier parte del mundo, cualquier persona puede ser parte de esta iniciativa adquiriendo los peluches, a través de su cuenta en Instagram LeatherHeart y recordando que por cada muñeco que se adquiera, se regala otro igual a un niño venezolano. Y todos vienen con un cuento que narra la bonita historia de Pepe, Ela y Pancho. Además, quienes viven en Venezuela también pueden aportar a Corazón de Cuero donando ropa o telas en desuso que puedan transformarse en peluches.
Coordenadas
Instagram: LeatherHeart

]]>