Es necesario recalcar que todo lo que se consuma durante el embarazo pasa a través de la placenta y llega hasta el bebé, por lo que en la medida que se ingieran alimentos ricos en vitaminas y minerales, de igual manera serán los nutrientes que reciba el futuro hijo dentro del útero.
Así mismo, en el momento de la lactancia, después del parto, hay que tener atención especial, ya que de eso depende también una buena alimentación y crecimiento del bebé. Importante evitar los alimentos que generan al sabor a la leche, como espinacas, espárragos, alcachofas y ajos, sobre todo si se evidencia que el lactante rechaza la toma.
Por otra parte, las futuras madres deben tomar en consideración que todo el peso adquirido durante el embarazo no solo se debe al bebé, también se incrementa el IMC de su propio cuerpo, por lo que es importante mantener una dieta variada y equilibrada para no alterar el peso ideal para la salud.
Además, es recomendable realizar ejercicios permitidos durante el embarazo para evitar el sedentarismo.
Expertos de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), recomiendan no hacer dietas de adelgazamiento en ninguna de las etapas del embarazo, debido a que todos los nutrientes (calorías, grasas, vitaminas y minerales) son necesarios para el desarrollo del bebé.
Es fundamental evitar la ingesta de alcohol, la cafeína y la nicotina, ya que pueden afectar el proceso de formación del embrión.
Las embarazadas deben tener también un cuidado especial al momento de escoger los alimentos para consumir la calidad y cantidad que realmente se necesita, sin llegar a comer el doble.
Una nutrición adecuada agiliza la recuperación de la madre después del parto como las complicaciones en el embarazo, el parto prematuro y la anemia.