Mucho gusto, señor Aladino

Aladino es una marca poco conocida en Venezuela. Y podría decirse que, en general, fuera de Estados Unidos, que es el mercado principal de los tabacos no cubanos. Pero detrás de esta discreta casa está una figura de peso en la industria: Julio Eiroa. Y ya de entrada eso garantiza calidad.

Julio Eiroa nació -11 de enero de 1938- en la provincia cubana de Pinar del Río, la región con Denominación de Origen Protegido donde se cosecha el tabaco con el que se manufacturan los Habanos. Eiroa conoció el exilio, tanto por Batista como por Castro, a quien combatió participando incluso en la frustrada invasión de Bahía de Cochinos. Pero no vamos a entrarle a la política porque aquí, de momento, lo que nos interesa son los tabacos.

Y a Julio Eiroa le interesaron también desde muy joven. En su segundo exilio empezó a trabajar con Oliva Tobacco Company y dejó a su familia en Estados Unidos para ir a Honduras donde –visionario- comenzó a comprar tierras para cultivar tabaco. En diferentes momentos de su evolución dentro de la industria, sus hijos Christian y Julio se incorporaron a los negocios y en 2016, con Julio, concretó el proyecto de la Fábrica de Puros Aladino, ubicada en el valle de Jamastrán, Honduras. Tres años más tarde, el Aladino Toro ya estaba en la lista de los 25 mejores tabacos de Cigar Aficionado, con 92 puntos.

En la JRE Tobacco Farm crece el “secreto” que marca la diferencia de Aladino: el tabaco Corojo de auténtica semilla cubana que en las líneas de Aladino sustenta la promesa de que el fumador experimentará el sabor de la “época de oro” del tabaco en Cuba que para Eiroa va de 1947 a 1961. Para ellos este puro hondureño es una bocanada al clásico estilo de los buenos viejos tiempos.

Encender un Aladino Robusto -5 pulgadas x cepo 50- es quizás la mejor manera de conocer esta marca que llega a Venezuela de la mano de Gentleman Brothers. El tabaco es sólido, bien construido y antes de acercarlo a la llama, se percibe en él un aroma que ciertamente te hace pensar en los cigarros cubanos, así que esta fumada comienza de forma muy curiosa. 

En el primer tercio se identifican tonos amaderados, aunque la bocanada no es especialmente astringente, leves evocaciones de café negro que se refuerzan con el aroma y un dejo un tanto meloso que luego se revelará como sello característico del perfil de sabores de Aladino.

Para el segundo tercio ya queda claro que es una fumada de intensidad moderada, aunque con oscilaciones. Y también que en materia de fortaleza hay que llevar la fumada con calma porque si bien puede parecer suave, también tiene su “toque” que asoma de tanto en tanto. Ya aquí, en el retrogusto se perciben las variantes destacadas: notas picosas, madera, café y cierta aspereza en el paladar que le aporta carácter a la experiencia. Todo esto, matizado con una sensación cremosa en la bocanada.

Y es justamente ese perfil cremoso lo que hace más interesante el último tramo, más complejo en ese equilibrio entre la untuosidad y la astringencia, potenciado además por un estadio de fortaleza de media a fuerte.

El Aladino Palmas -6 x 43- proporciona una experiencia de fortaleza suave a media que va ganando a medida que avanza. Arranca con una cremosidad dosificada y un largo retrogusto y alcanza su momento de mayor expresión en el segundo tercio: cremoso, muy gustoso, con notas a madera, café y el elemento meloso característico de la liga. Recomendable fumarlo en horas tempranas, máximo con un café de compañía y agua para limpiar el paladar. A partir del segundo tercio, una palabra en mis apuntes lo describe sin necesidad de nada más: maravilloso.

En el año 2020, Aladino presentó su línea Vintage Selection, concebida igualmente con una liga de hojas de tabaco Corojo cosechado en Honduras, pero con la diferencia del aporte de una guarda de 4 a 5 años. En mayo de 2021 lanzaron su primer lancero, una vitola a la que bautizaron como “Elegante”.

En esta suerte de inmersión en la marca, gracias a Gentleman Brothers probé tres lanceros -7 x 38- de Aladino torcidos con liga Corojo, pero con diferentes hojas de capa.

El Aladino Elegante Habano – Vintage Selection es directo en boca, con una cierta “agresividad” atemperada por un toque de cremosidad que aporta armonía. Su sabor es intenso, redondo y el retrogusto es largo y amaderado. El tiro es impecable a lo largo de un recorrido que no muestra variantes, pero que logra mantenerse en un buen nivel para una grata fumada.

Su pariente, el Aladino Elegante Maduro, marca diferencias especialmente por su capa de hoja San Andrés (México). La impronta de esta capa es determinante aquí: la bocanada es especiada, con notas de cuero, punzante en el paladar y en el aftertaste. Y sin embargo, se hace presente un elemento “fresco” que se agradece por su aporte. La fortaleza e intensidad de sabores de este Elegante oscilan entre medio y full; y en el último tercio hay un subidón notable en el que predominan notas picantes y amaderadas.

El tercer lancero de este “mucho gusto señor Aladino” fue el Elegante Cameroon que, como indica su nombre, tiene una capa Cameroon cosechada en Honduras, en el valle de Jamastrán y con dos años de guarda.

Hay elementos comunes en los tres y también los hay diferenciadores. En este caso, la carga especiada destaca entre otras notas que se equilibran con la sensación cremosa que también es parte de la receta familiar. Y su tercer tercio compensa algunos momentos flojos: más intensidad en sabores, con presencia de evocaciones de pimienta y un atractivo subidón en su fortaleza.

Ha sido un muy buen “descubrimiento” esta experiencia con Aladino, una marca con una presentación e identidad gráfica discreta y nada ostentosa en la que –como debe ser- lo mejor y más importante se concentra en los tabacos.

Coordenadas: En Venezuela los tabacos Aladino son distribuidos y comercializados por Gentleman Brothers