A simple vista, sin mayores profundidades, en estos matrimonios parecía haber una única finalidad: exhibir trapos blancos, de esos que cobran vida solo por una noche para cumplir la más anhelada fantasía de toda mujer. Sin embargo, los encajes, los bouquets, los velos y, por supuesto, los modelos enarbolaban un mensaje mucho más contundente. El show de moda era más bien una protesta. Parejas del mismo sexo se pavonearon por el runway. La pasarela, pues, abordaba un tema sensible para los italianos. Un tema que ha recibido mucha crítica y atacado a los conservadores: el matrimonio gay. El Vaticano es el primero en ser rechazado y señalado. Las políticas romanas, además, lo ignoran. Hacen chito como sus gobernantes. Tampoco se discuten leyes que permitan la unión de personas de sexualidad diversa.