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Literatura

El viaje verde y gris de Keila Vall de la Ville

Keila Vall de la Ville es poeta, narradora, antropóloga y también escaladora. Esta es su presentación formal, pero ella es más bien la mujer sensible que cae en paisajes y trepa abismos. Tocar el ser y escribirlo. Sus días los vive en Nueva York pero su mente no se desconecta de su Caracas natal. Presentó su novela Los días animales  y su último poemario Viaje legado

Las crónicas del futuro de Umberto Eco

“Para sobrevivir debes contar historias”, afirmó Umberto Eco en una de sus novelas. Ocho meses después de su muerte, la editorial Lumen publicó el trabajo final del escritor italiano: De la estupidez a la locura, una muestra de su legado con una colección de sus artículos y opiniones durante 15 años de trabajo

Grupo Alfa sortea y explica la crisis con libros

A sus 58 años, la editorial más vetusta del país, pese a los golpes de la inflación, no se amilana, tampoco detiene la imprenta. En su empecinamiento de entender a Venezuela, pone en el mercado más de 10 novedades contra todo pronóstico. También rinde tributo a la creación histórica y literaria. El Grupo Alfa da la batalla de la cultura con más libros

Islandia y Montejo

He aquí la crónica de viaje de un excursionista que no sabía de Islandia más que era y es tierra de volcanes y dioses vikingos. Paisajes oníricos que bien Hollywood ha sabido llevar al celuloide. En su mochila, además de las ansias de descubrir lo que capturara Tolkien, llevaba una botella de ron maracayero y un poema que azuzó el periplo. Rimas del más grande poeta de Venezuela: Eugenio Montejo, quien cumpliría sus 77 años este 19 de octubre

Laura Restrepo, seducida por el mal

La escritora y periodista colombiana, quien actualmente vive en España, presenta Pecado, su más reciente novela publicada por la Editorial Alfaguara y cuya fuente de inspiración fue "El jardín de las delicias" de El Bosco

La lengua perdida de Charles Wright

Wright es un poeta al que le gustan las narraciones. Las narraciones de los paisajes contienen historias secretas que al ser contadas —o recorridas— revelan alguna verdad que de inmediato es olvidada y que, al convertirse en intuición, se transforman en mística

Editorial Ígneo, la independencia literaria

La cultura se engaveta cuando no hay ni que servir en la mesa. Pero la literatura es un pilar permanente frente a cualquier crisis. Ígneo es una editorial privada e independiente que a casi tres años de su fundación ha sabido sortear los obstáculos de la situación país. Contra todo pronóstico, este año presenta diez títulos que enriquecen las librerías criollas e internacionales

¿Cómo es la literatura venezolana del siglo XXI?

Esta es una conversación entre dos escritores. Ricardo Ramírez Requena y Fedosy Santaella, en esta primera entrega, desmenuzan parte de la escena literaria del país. ¿Cuáles son sus apreciaciones ante la crítica, la producción, escritores jóvenes y trabajo de las editoriales?

Miguel Otero Silva, el compromiso de la palabra

Hoy se celebran 107 años del nacimiento de Miguel Otero Silva, escritor, periodista, humorista, pero ante todo, literario. El responsable de que obras como Casas Muertas fuese lectura obligatoria en los liceos y de que El Nacional fuese parte de la idiosincrasia periodística de un país

Claudia Noguera Penso sin las prisas de Caracas

La autora venezolana ya quería ser escritora cuando era una niña. A sus 51 años, publicó su cuarto libro: Caracas mortal, un poemario que representa una prueba de amor a la ciudad El padre de Claudia Noguera Penso (Caracas, 1963) le regaló una máquina de escribir a su hija cuando ella apenas tenía 14 años. Fue en esa Royal —perdida en alguna de las mudanzas— que la poeta tecleó sus primeros intentos literarios: unos versos en rima que engrapaba para obsequiárselos a su gente. Ya entonces quería, de grande, ser escritora. No sabía si de poesía, de narrativa o de cualquier otra cosa. Sólo quería escribir. Su pasión por las letras la heredó de su mamá, una ama de casa que también tomó de su propia madre el hábito de la lectura. Aficionada a los clásicos de la biblioteca familiar, la joven Claudia se acercaba a sus estantes para agarrar más de un título con o sin el permiso de sus padres —él entrenador de caballos profesionales, ella dedicada al hogar. Cuando no era la literatura, era el cine, el teatro o los museos. El arte siempre estuvo cerca. Solo que su vocación tuvo que esperar. Las mismas personas que le permitieron aproximarse a la cultura le prohibieron estudiar Letras en la universidad. O Filosofía. O alguna otra carrera que no resultara lucrativa. Sus rebeliones no funcionaron: Noguera Penso estudió Derecho para complacer —o por imposición, más bien— a sus padres. “Les entregué la medalla y el título y les dije ‘hasta aquí llego yo’. Nunca ejercí”. Sus prioridades fueron las traducciones, el mercadeo, los trabajos esporádicos en periódicos y revistas y, sobre todo, los talleres de formación literaria que realizó en la Fundación Celarg y otras instituciones. Luis Alberto Crespo, Armando Rojas Guardia, Rafael Castillo Zapata, Rafael Osío Cabrices. Maestros que la ayudaron a mejorar su escritura, a conocer autores esenciales. “Uno tiene que estudiar a los clásicos si quiere escribir”, dice. Y así leyó a Alejandra Pizarnik, a Sylvia Plath, a T. S. Elliot, a Rafael Cadenas, a Yolanda Pantin, a Ramos Sucre, a los rusos, a los franceses. En paralelo, escribió y escribe. Primero fue Nada que ver, publicado en 1986 “que ya no me gusta tanto”, dice; luego Último trecho (1998) y El viaje (2001). Hasta que llegó Caracas mortal (2015), que fue una instalación gráfica en Paseo Las Mercedes antes de convertirse en un poemario editado por Óscar Todtman. Cuatro libros en casi 30 años. Noguera Penso no se apresura por publicar. “Tengo una pésima disciplina para escribir. No me obligo a hacerlo sino que me siento cuando tengo ganas. Soy lenta. Tampoco tengo afán por eso”. Claudia Noguera Penso siempre compartió la escritura con otros oficios. Ya se sabe que de la literatura solo viven los best sellers o autores ya consagrados. “Y a veces ni esos”, remata. Hoy la poeta maneja redes sociales. Antes, tenía una empresa de diseño con la que solía hacer trabajos para el sector cultural. También estuvo Cincuenta de Cincuenta —otro de los sueños de toda la vida—, una editorial que fundó en 1996 y que cerró tras siete años por la crisis del país. Ahora, que ya no están sus padres ni su empresa, le queda la poesía. Caracas mortal, la más reciente publicación, es su prueba de amor a la ciudad. La de los excesos: "Necesito una ciudad menos amarga que deje de golpearme en los costados"; la de la violencia “En este país la muerte nos parece familiar, es un café, una arepa, las monedas del pasaje"; la de los placeres “Esta ciudad, inevitablemente nos abraza y anuda”. Ya dijo el premio Nobel peruano Mario Vargas Llosa que mientras más duros sean los escritos de un autor contra un lugar más intensa será la pasión que lo una a él. Fue un día, al salir de su oficina en San Bernardino, hace ya 13 años, cuando Noguera Penso vio a un hombre hurgar en un basurero para comerse un pescado descompuesto. Esa imagen, tan anormal, tan cotidiana, fue el detonante de su obra, un híbrido entre lo íntimo y lo colectivo. “Toda mi vida he tenido una relación ambigua con la ciudad. Milagros Socorro dijo en el bautizo del libro que Caracas es como una madre. Ahora que ya publiqué el poemario y mi mamá está muerta entendí que ya cumplí mi labor aquí”. Vendrán otras historias, otras mudanzas, otras máquinas, otros poemas.

Los libros del diablo

La malignidad se expresa en la letra legada por Satán, escrita con idiomas demoníacos que sirven como código para pecar. El conocimiento y la poesía van en contra de lo divino. Con el Verbis Diablo, Lucifer enfrenta a Dios y construye una manera de entender al mundo

George Orwell, casi casi venezolano

George Orwell, o como lo nombraran sus padres, Eric Arthur Blair, nació en Motihari, una pequeña ciudad de India en 1903. Escritor de pluma afilada y de palabras abiertas, fáciles de atajar. Olfato de periodista y ojos de cronista. La rebelión de la granja, 1984  y Homenaje a Cataluña son tres de sus más reconocidos libros

Leer historia para que no se repita

Un afán del bueno engolosina a propios: los lectores están consumiendo historia. Acaso eso explica un fenómeno si se quiere inusitado. En las librerías del país hay decenas de libros que revisan y exponen el pasado. El propósito no es otro más que conocer, entender y aprehender a Una nación llamada Venezuela

Leonardo Padrón busca un país (Prefacio del libro)

Padrón presenta Se busca un país. No es más que la compilación de sus columnas publicadas en el diario El Nacional desde 2013 a 2015.  Este libro hace la radiografía de la convulsión que arrebuja a una ciudadanía que ha aprendido poco a poco a no ser tan ciudadana en tiempos de revolución

Libros imposibles: El Voynich

El Voynich es un libro con más de 600 años de historia, tiene 200 páginas y está constituido por imágenes de plantas extrañas, constelaciones desconocidas y mujeres desnudas sumergiéndose en raras aguas. Es tan extraño que aún hoy no hay quien lo descifre

Un Nobel de Literatura para las postales del drama soviético

Svetlana Alexievich ha sido escogida como ganadora del Premio Nobel de Literatura 2015. Sus escritos, narraciones periodísticas de dramas humanos del socialismo real, la han convertivo en la retratista del drama soviético, de las consecuencias de las guerras y de la desnudez del totalitarismo

¿Por qué los venezolanos deberían leer a Octavio Paz?

El 10 de diciembre de 1990 el público ovacionaba al escritor mexicano Octavio Paz. Su obra fue homenajeada por hacer que las letras salieran a la realidad cotidiana. También por darle un nuevo sentido al castellano. Quizá su obra pueda acariciar los pensamientos de cualquier venezolano que esté en búsqueda de la "tercera vía"

Limones en almíbar: la literatura que esconden las recetas

La poesía se cuela entre los espacios de un recetario que, en un intento de dar al lector referencias de diversas preparaciones culinarias, coquetea con la metáfora. Como resultado: la armonía de las palabras que poco hablan de la cocina

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