Cultura

La Purga en Venezuela se hace real

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La Purga es un evento que ocurre cada año y dura 12 horas. Durante ese tiempo, todo delito conocido es legal. El argumento, en Venezuela, ha traspasado la ficción. Mira su sangre, eso se llama justicia (Beasts of No Nation) También llamada «La noche de las bestias», la cinta fue un suceso en 2013, generando varias secuelas. A pesar de que la critica no ha sido benevolente con ella, el público acudió en masa a ver esta «catarsis» distópica. El fenómeno podría explicarse porque mueve nuestros miedos primarios: ¿cómo sobrevivimos en un mundo en el que prevalece el más fuerte (o mejor armado)?

En la Asamblea Nacional, en Caracas, se vivió un ensayo. Con la venia de los órganos de seguridad, un grupo de venezolanos identificados con el chavismo, agredió y robó a los parlamentarios. Las imágenes, dantescas, se han convertido en parte del paisaje dada la violencia con la que el Estado ha respondido a las diferentes protestas realizadas en el país y que se han traducido en 91 muertes. “Un grupo de ellos tomó al diputado Armas del estado Anzoátegui, comenzaron a golpearlo ferozmente y yo intercedí para ayudarlo, para salir del apuro, cuando sentí el golpe contundente en la cabeza. No sé si fue un tubo. Perdí el conocimiento”, contó el diputado Américo De Grazia. “Todos tenían cabillas palos, tubos, vigas de hierro. ¿Cómo es que la Guardia Nacional no los detiene y no actúa ante un hecho tan vistoso?”, cuestionó.

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Doce personas fueron agredidas. El presentador de Zurda Konducta, Oswaldo Rivero, asumió el liderazgo de la acción y está libre. El diputado y también conductor de un programa en VTV, Diosdado Cabello, dijo que fue un show y Mario Silva, otro que tiene su espacio televisivo y es candidato a la Constituyente, aconsejó “caerle a coñazos a todos esos coños de su madre y poner presos a todos en esta vaina”. Lo hizo delante de la ministra de Asuntos Penitenciarios, Iris Varela, y la abogada del chavismo María Alejandra Díaz. Ellas rieron. Para cualquier persona que vive fuera de Venezuela, estas líneas pueden parecer irreales, tanto como el argumento de La Purga, pero lamentablemente no es así. Y peor aún, a pocos días que se apruebe La Constituyente (30 de julio), se espera que la violencia contra cualquier manifestación opositora, ya sea en el Parlamento o fuera de él, se incremente. Hace ya unos días apunté sobre la necesidad de ver El acto de matar, un documental que refleja muy bien como un sector de un país puede acabar con la vida de cualquier persona que no comulgue con sus ideales. Esto no se trata de una fantasía. Sucedió en Indonesia y lamentablemente hay más ejemplos que demuestran la impunidad con la que un ser humano puede actuar para agredir, violar y eliminar al opositor en el presente. Rebelle (War Witch) es un filme canadiense que relata la vida de una pequeña de 12 años, secuestrada, violada y obligada a formar parte de un ejército de niños africanos. Nominada a mejor película extranjera por La Academia, en 2013, la cinta narra perfectamente cómo es el proceso de adoctrinamiento de los niños en una sociedad en la que diferentes tribus actúan sin ningún tipo de restricción moral.
Komona (Rachel Mwanza), la protagonista de Rebelle, además de todos los problemas que enfrenta, se enamora de un chico albino. En 2015 se estrenó Black Man, withe skin, un documental sobre la discriminación que sufre esta población en África. Existe, por ejemplo, la creencia que comerse a un albino trae suerte. Como consecuencia, hay mafias que asesinan y mutilan a estas personas para hacer pócimas. La expectativa de vida de ellos no supera los 30 años. Ese mismo año también llegó a las salas de cine Beasts of No Nation, película que se basa en el libro del nigeriano Uzodinma Iweala, quien explicó las razones para llevar a cabo este proyecto que inició como una tesis: «Escribía y escribo sobre la violencia porque quiero entender qué es lo que lleva a alguien a matar, violar y destruir. Escribía y escribo sobre la violencia por miedo a encontrarme algún día en el lado del que agrede o en el lado de la víctima de la agresión. Escribía y escribo sobre la violencia porque hay algo fascinante e inspirador en la capacidad humana de enfrentarse a las peores circunstancias e imponerse a ellas”.
La literatura y los largometrajes (muchas veces lo segundo es la consecuencia de lo primero) sobre los niños de la guerra es abundante. Y lo traemos a colación porque, como se lee en el blog especializado en literatura africana Literaficas, al conectarnos con estas historias nos preguntamos «¿cómo puede un niño llegar a acometer semejantes atrocidades?. Nuestra imagen de lo que consideramos ‘un niño’ salta por los aires cuando lo enfrentamos a la de ‘un soldado’, hasta el punto de removernos por dentro de manera insólita».
Si bien aún no hemos llegado a ese punto en Venezuela, y subrayando que cada vez son más jóvenes los involucrados en el conflicto nacional, ¿Acaso no es la misma pregunta que nos hacemos cuando vemos secuencias como las ocurridas en el Parlamento o cuando las fuerzas del Estado reprimen con violencia a niños, jóvenes y adultos? ¿cómo llegamos a esto? La respuesta está en el mismo blog: «Tras la excusa de las ‘guerras tribales’ se encuentra la codicia de algunos, la riqueza natural de los países, la pasividad de muchos, y una maquinaria muy efectiva que hace ganar dinero (de manera muy rápida, sobre todo a través del tráfico de armas)». Cambie «guerras tribales» por «defender la revolución» y tendremos la misma conclusión.]]>

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