Cultura

La primera revolución de Caracas no empezó el 19 de abril de 1810

En su nuevo libro, la historiadora Carole Leal Curiel se aproxima a los sucesos que forjaron la república y los analiza más allá de la épica militar, desde el lenguaje y los conceptos políticos de Juan Germán Roscio y Francisco Javier Ustáriz. Un nuevo enfoque historiográfico alejado de la visión bolivariana que condena al primer ensayo de independencia

19 de abril
Ramsés Mattey
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No hay otra fecha más hispánica, después del 12 de octubre, que el 19 de abril de 1810. Ese día se celebra la lealtad de los colonos hispanoamericanos —particularmente la de los caraqueños y habitantes de la otrora provincia de Venezuela— hacia la madre patria española, que era invadida por las tropas francesas al mando de los hermanos Bonaparte. El legítimo rey de España requería el respaldo de sus súbditos y ellos conservarían sus derechos.

Para los venezolanos esto puede sonar incómodo dentro de lo que tradicionalmente están acostumbrados a leer sobre el 19 de abril en la mayoría de los libros de historia, hechos por una historiografía a la medida del discurso oficial.

No es para menos: un año después, esos mismos colonos decidieron declarar la independencia absoluta y concebir a la república como el modelo más perfecto para la estructura del nuevo Estado.

Pese haber ocurrido hace 210 años, aquellos sucesos no están agotados. Siguen generando polémicas y debates entre los círculos intelectuales que más los han estudiado. Y vaya que son bastantes en un país donde la balanza historiográfica se inclina hacia aquellos años fundacionales.

El nuevo libro de la historiadora Carole Leal Curiel: La primera revolución de Caracas, 1808-1812 —publicado por Abediciones, editorial de la Universidad Católica Andrés Bello, con apoyo de la Konrad Adenauer Stiftung— aporta calor a la discusión en un momento propicio, cuando las referencias hacia el origen de la república son recurrentes y caminan, más que nunca, detrás del caballo de Simón Bolívar.

Leal Curiel es antropóloga de formación con posgrados en Ciencias Políticas. Actualmente preside la Academia Nacional de la Historia, siendo la tercera mujer en ocupar ese magisterio, después de las historiadoras Ermila Troconis de Veracoechea e Inés Quintero.

También es profesora titular de la Universidad Simón Bolívar, casa donde dirigió por más de 8 años el Instituto de Investigaciones Históricas Bolivarium.

Su línea de investigación versa sobre la historia política con énfasis en los conceptos y lenguajes, la sociabilización, la ciudadanía, la opinión, las elecciones y las representaciones simbólicas en el período de la llamada primera revolución de Caracas, línea que además le da título a su nuevo aporte.

19 de abril

Estructurado en tres partes, el libro estudia de forma amplia y completa los sucesos que movieron a los criollos venezolanos a juntarse frente a los avatares que hacían tambalear al poder político residente en la península ibérica, algo que terminó en un desenlace que por más inesperado o advertido que fuera —dependiendo la posición historiográfica desde la que se aborda—, alteró todos los aspectos de la vida hispánica: la independencia de sus colonias en ultramar.

Más allá del 19 de abril

La primera parte titulada “Gobiernos de juntas” estudia los intentos de establecer juntas por los criollos —que la historiografía posterior calificó de conjuras y conspiraciones— en la Caracas de 1808, resultado de las abdicaciones de Bayona, hasta la formación de la Junta Suprema Conservadora de los Derechos de Fernando VII en 1810.

El segundo apartado, que lleva por nombre “Elecciones de 1810. Orígenes del gobierno representativo en Venezuela”, trata lo concerniente al proceso de elección y sufragio de los diputados al Congreso constituyente que se inauguró en marzo de 1811.

La autora destaca la importancia del reglamento electoral redactado por Juan Germán Roscio y la idea de igualdad desigual en la participación, la norma de la representación común, el mandato limitado y los alcances de la representatividad.

La última sección: “El Congreso de 1811-1812, actor político de la primera revolución de Caracas”, se refiere al papel que desempeñó este órgano ante el nuevo Estado constituido y su incidencia en el proceso de ruptura con la monarquía. Allí anexa cuadros de diputados, presidentes y vicepresidentes del parlamento.

Dentro de la contribución que hace la doctora Leal Curiel también hay un repaso sobre el tratamiento historiográfico del tema abordado. Reúne en una lista los principales estudios sobre la época y los presenta con un recuento sucinto, destacando los aportes del español Demetrio Ramos, los realizados por los franceses François-Xavier Guerra y Véronique Hébrard, el del estadounidense Michael McKinley y los que expone la venezolana Inés Quintero en su libro La conjura de los mantuanos.

19 de abril

También se pasea por otras obras de gran pertinencia en la actualidad como las de los historiadores Ángel Almarza y Gustavo Vaamonde, aunque su soporte principal lo constituya la historia conceptual e intelectual, legado dejado en el país por los intelectuales Luis Castro Leiva y Diego Bautista Urbaneja.

Las actuaciones estelares de Juan Germán Roscio y Francisco Javier Ustáriz son otro foco del trabajo reseñado. El peso de sus opiniones y sentires es analizado por la antropóloga especializada en símbolos y representaciones de lo político.

De Roscio, destaca las ideas de libertad para el goce del derecho al sufragio dentro del reglamento que elaboró en 1810; y de Ustáriz, la evolución de la idea de confederación que expuso en sus escritos. Enfoques que hacen novedoso al libro y lo enfrentan a la lectura bolivariana de aquellos sucesos, visión que echa por la borda a la llamada “primera república” de Venezuela por su carácter federal, partiendo del discurso de Bolívar en 1819.

Por años, Carole Leal Curiel se ha dedicado a la exploración, recopilación y análisis del período 1808-1812, un esfuerzo que en la actualidad presenta en un libro impreso a finales de 2019, pero que ha discutido y expuesto en artículos y capítulos de libros, en numerosas clases universitarias y conferencias, como las que le toca dictar en el Diplomado de la Fundación Rómulo Betancourt.

Ante los turbulentos tiempos en que vivimos, cargados de consignas y de una pretensión por politizar la historia, se hacen indispensables el estudio y la revisión de nuestros fundamentos originarios y un balance de nuestro tránsito histórico en los 210 años de tradición republicana.

La primera revolución de Caracas, 1808-1812 ya promete convertirse en un clásico, según la opinión de varios historiadores.

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