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Los 100 años del maestro Oswaldo Vigas, una fiesta que resuena fuera de Venezuela

El Museo de Arte de Boca Ratón, Florida, y el Museo de Arte Moderno de Ciudad de México, se suman con sendas exposiciones a la celebración del centenario del maestro valenciano Oswaldo Vigas, uno de los artistas plásticos más importantes de Venezuela en todos los tiempos.

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Los 100 años de Oswaldo Vigas

El maestro valenciano Oswaldo Vigas, uno de los artistas plásticos más importantes en la historia del arte moderno en Venezuela, cumple 100 años este 2023 y la celebración a su vasta obra es más evidente fuera de su país natal, con sendas exposiciones en Florida y en México, y con la proyección de sus piezas en Asia.

El pasado 18 de febrero el Museo de Arte de Boca Ratón, Florida, abrió una exposición que se compone principalmente de pinturas de la década de 1950, incluidos sus primeros años en París y su trabajo de la década de 1970 después de su regreso a Venezuela.

Está muestra es organizada por el propio museo, en colaboración con la Fundación Oswaldo Vigas. Coincide con el reciente lanzamiento de un catálogo razonado de su obra. También es un homenaje de su hijo Lorenzo Vigas, un cineasta premiado que ha documentado la vida de su padre, señalan los organizadores.

Cuando se acercaba el centenario del artista este fue el museo que se presentó primero en la lista para hacerle un pequeño homenaje, destaca Axel Stein, experto en arte latinoamericano y en buena parte responsable de la elaboración del catálogo razonado con la obra del maestro Vigas.

«Se concentraron en las obras a partir del año 54 y llegan hasta el 70, aproximadamente. Hay de todos los formatos y hay una obra en particular, predata a su viaje a Francia,» comenta para El Estímulo Stein, en entrevista vía telefónica.

Antonio Ascaso, galerista de Oswaldo Vigas en los Estados Unidos, al lado de Axel Stein, en la muestra de Boca Ratón. Foto: Fundación Oswaldo Vigas

Además, la fundación Oswaldo Vigas acaba de suscribir un contrato con la galería Kwai Fung Hin, una de las más importantes de Hong Kong y de toda Asia, que ahora va a representar en ese continente la obra de Oswaldo Vigas. Es la primera apertura del artista en ese continente, porque no era conocido por allá, señala Stein.

Vigas tuvo un momento muy interesante en su trayectoria, entre finales de los años 50 y principios de los 60, en el cual se interesó por la filosofía oriental, por el budismo zen y sobre todo por la caligrafía y ejecuta obras de carácter caligráfico informal, que fueron motivo de una larga investigación de por lo menos tres años y desembocaron en ese cuerpo de obras que se pueden ver en el catálogo razonado, explica el experto.

La primera exposición individual va a tener lugar el año que viene y mientras tanto el artista va a ser presentado en la feria de Art Basel en Hong Kong, (una de las más importantes de la temporada, con 250 galerías y que arranca a finales de marzo).

«La mitad del stand de la galería (Kwai Fung) va a ser estar dedicado al artista», informa Stein.

El acuerdo implica que la galería representará a Vigas en todos los países de Asia: Japón, Hong Kong, Taiwán, Singapur y por su puesto China, que son los centros más importantes en cuanto a artes plásticas en el mercado del arte.

Ahora mismo también están buscando en Europa una galería que represente a Vigas en el viejo continente.

El arte del maestro venezolano se inscribe en una narrativa francesa y muchos de sus amigos desde Picasso, Wilfredo Lam, pasando por otros artistas internacionales, estaban en permanente comunicación con él.

Oswaldo Vigas también fue muy amigo de Soto y de Carlos Cruz Diez, otros de los maestros modernistas venezolanos reconocidos en Europa, sobre todo en Francia. Algunos de ellos integraron el movimiento de Los Disidentes, que marcó un hito en su época de París.

«Es interesante notar que mientras los disidentes profundizaban en sus investigaciones de corte visual, constructivo y cinético, la obra de Oswaldo Vigas nunca llegó a ser cinética. Y si bien tuvo un matiz constructivo, más bien estaba relacionado con el constructivismo de Torres García (Joaquín Torres García -1874-1949, maestro uruguayo de padre catalán), más que lo que se podría llamar un constructivismo tipo Mondrian», (el holandés Piet Mondrian, 1872-1944).

«En fin, había una sensibilidad en la matización del color, la construcción de la obra que no era tan rígida como lo fue la de Alejandro Otero y la de Soto y luego la de Cruz Diez, que más bien se rigieron por una geometría dura. Lo de vigas siempre fue una geometría que se podría llamar de una geometría sensible», explica Stein.

«Hay ahí una cosa interesante porque nunca participó dese movimiento de Los Disidentes y eso no le quita lo valiente, pero sí fue un artista que se distinguió en ese momento transitando entre constructivismo sensible y la figuración que lo definiría en el resto de sus días», agrega el experto.

La obra de Oswaldo Vigas es parte del paisaje de la Ciudad Universitaria, UCV, Caracas.

El centenario

«Vigas nació en Valencia, Venezuela, en 1923 de herencia mixta indígena y española. Es considerado uno de los artistas más destacados de América Latina junto a figuras tan importantes como Wilfredo Lam, Roberto Matta y Rufino Tamayo. Vigas es conocido por una visión única y personal que se inspira en su identidad mestiza y en la historia, mitología y arte antiguo de su lugar de nacimiento mezclado con influencias del modernismo europeo», reseña la Fundación Oswaldo Vigas en su material de difusión.

En 1952, luego de recibir el Premio Nacional de Artes Visuales y presentar una importante exposición individual en el Museo de Bellas Artes de Caracas, Vigas se mudó a París donde se unió a una comunidad dinámica y cosmopolita de artistas de vanguardia dedicados a la experimentación.

«Absorbió las lecciones del cubismo, el surrealismo y el constructivismo sin abandonar nunca su compromiso con el patrimonio indígena y africano de su tierra natal».


«Al regresar a Venezuela en 1964 donde permaneció hasta su muerte en 2014, la contribución de Vigas a la vida cultural de su país no puede ser subestimada. Además de su prodigiosa producción en pintura, escultura, cerámica y murales, Vigas exhibió ampliamente en todo el mundo. Fue el primer artista en representar a Venezuela en la Bienal de Venecia cuando se inauguró su pabellón nacional en 1954 y ha realizado exposiciones individuales en museos de América Latina y los Estados Unidos».

Vigas en su taller. 1976. Fundación Oswaldo Vigas

Sobre el centenario del artista y el impacto de esta efeméride en la cotización de la obra del maestro Vigas, Stein señala que el mercado no ha respondido todavía sencillamente porque no ha habido ninguna subasta desde noviembre del año pasado.

«Habrá que ver durante el transcurso del año qué hay, que se ofrece al mercado y qué tipo de resultado va a tener eso. Pero antes de hablar de resultados, hay otro evento que es muy importante: la exposición retrospectiva de Oswaldo Vigas en el museo de Arte Moderno de la Ciudad de México. Eso va a ser a finales de año, a principios de noviembre y justamente hay una selección de 80 a 100 obras del artista que van a ser expuestas con obras de sus contemporáneos con los cuales tenía un relación», añade Stein.

Esa exposición incluirá obras de Torres García, de Rufino Tamayo, quizá uno de los artistas más reconocidos de América, la obra de Wilfredo Lam, (el cotizado maestro cubano) que era su amigo personal y trabajaban en la misma tónica de revalorizar manifestaciones culturales locales y el último es (el maestro chileno) Roberto Matta por ese toque surrealista que también se puede apreciar en ciertas obras de Oswaldo Vigas.

«Es una exposición muy ambiciosa que va a tomar todo el Museo de Arte Moderno de México y estamos esperando eso con mucha ansia», declara Stein.

«Es la exposición de Oswaldo Vigas con un contorno de obras de sus contemporáneos», sintetiza.

La de Boca ratón es bastante menos ambiciosa: «se compone principalmente de pinturas de la década de 1950, incluidos sus primeros años en París y su trabajo de la década de 1970 después de su regreso a Venezuela. Está organizado por el Museo de Arte de Boca Ratón en colaboración con la Fundación Oswaldo Vigas y coincide con el reciente lanzamiento de un catálogo razonado de su obra. También es un homenaje de su hijo Lorenzo Vigas, un cineasta premiado que ha documentado la vida de su padre», señala el material de prensa.

Un maestro por conocer

La pregunta obligatoria es si este centenario dará ocasión para conocer y divulgar la obra de Vigas de forma masiva, más allá de los círculos académicos o del mercado del arte.

El ciclo de charlas en la ciudad de México en torno al artista van a estar disponibles en el canal de YouTube del Museo, y hay un video que se hizo hace poco para presentar el catálogo. Hasta ahora no se conoce de ninguna iniciativa en Venezuela para celebrar este centenario, más allá de la proyección de la película documental El Vendedor de Orquídeas, de su hijo, el laureado Lorenzo Vigas.

¿Es el maestro Vigas uno de los referentes de la cultura venezolana, uno de esos valores que conviene resaltar en esta época en que los venezolanos necesitan refuerzos positivos, recatar su autoestima colectiva y reconocerse?

«Claro que si. Vigas forma parte de ese panteón nacional de artistas entre los cuales por su puesto están Reverón, Soto, Otero, Gego, Poleo. Creo que está ahí bien acompañado en ese Olimpo y por supuesto cualquier cosa que se haga para dar a conocer su obra, o la de cualquiera de estos y de otros más que quizá son menos conocidos, es necesario para mantener el alma venezolana ondeando sobre el país», coincide Stein.

«El mismo hecho de que la gran retrospectiva del artista se tenga que hacer en un país extranjero es lo suficientemente elocuente para significar el estado absolutamente de abandono en el cual se encuentran nuestras instituciones museísticas. Es una exposición que se ha debido realizar en la Galería Nacional, en el Museo de Sofía Ímber…en fin. Pero la exposición retrospectiva en el exilio habla lo suficiente de lo que sucede en el país», remata Stein.

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