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"Turning Red": lo que nos enseña la película según una psicóloga

Hablar de salud mental no es una moda y la cinta animada lo muestra con todos sus matices. Adolescencia y adultez, modernidad y tradicionalismo, represión y libertad. En esta entrevista, Arianna Sánchez, psicóloga clínica, explica cómo entender lo que le sucede a la protagonista y las razones por las que los padres deben ver la película

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turning red

Hablar de los cambios de la adolescencia, las emociones y la crianza nunca es fácil. Primero porque nadie nace siendo padre, y segundo porque la pubertad llena a cualquier joven de numerosas inseguridades. «Turning Red», la nueva película de Pixar, lo muestra bien: las heridas de la infancia y lo que se reprime pueden sacar lo peor de nosotros aunque tenga forma de un panda rojo, peludo y abrazable.

Sin embargo, el dilema estará en cómo aprender vivir con él, y en eso, Mei Lee, la protagonista de la historia, dará una lección de vida al decir «abraza a tu panda interior» a pesar de que tu familia o el mundo no esté lo suficientemente conforme.

Para entender la relación de esta película y la validación de las emociones reprimidas durante la infancia y adolescencia, El Estímulo entrevistó Arianna Sánchez, psicóloga clínica egresada de la Universidad Metropolitana. Este es su análisis y guía para aquellos padres y jóvenes que aún no se animan a verla, y quieren entender a profundidad su objetivo.

— ¿Qué representa el oso panda desde la psicología?

— El panda representa eso que muchas veces es obvio en una casa, en una familia, en la sociedad, pero que no se habla lo suficiente. Es como la expresión que dice que hay un elefante en la sala y todo el mundo lo ignora y camina alrededor. Para mí eso representa al panda, que en este caso son las emociones de Mei Lee, la protagonista. Son emociones que además no se enseñan a gestionar.

El panda es lo que no se conversa, pero también el punto al que pueden llegar las emociones cuando no se saben manejar o cuando no se expresan de manera oportuna y adecuada. Eso hace que uno termine explotando, y literalmente ella explota en un panda.

Mei aprendiendo a vivir con su panda

— ¿Ese «panda» emocional es exclusivo de la adolescencia?

— Pasa toda la vida porque desde que nacemos sentimos emociones. Lo que pasa es que, cuando somos bebés, se expresan a través del llanto hasta que se tienen las palabras para verbalizarlo. Una vez en la adolescencia, cuando ya se cuenta con esa capacidad, hay que gestionar las emociones.

— ¿Por qué es un tabú?

— El tema de la gestión emocional no se suele enseñar y es una de las principales oportunidades que yo veo en el sistema educativo. Hay muchas cosas que no nos enseñan para la vida y uno tiene que aprenderlas después, llevándose varios golpes.

Por ejemplo, el tema de la gestión emocional creo que es algo que debería enseñarse principalmente en el colegio. No tener esa guía representa un  problema en la adultez.

El mejor ejemplo es la madre de Mei, Ming Lee. Ella es una madre abnegada a su maternidad y su panda era gigantesco. El panda de ella era del tamaño de las emociones reprimidas. Ella tuvo muchos encontronazos con su mamá, se nota que ella pasó por lo mismo que Mei, pero decidió mantenerse como «la hija perfecta» y luego se convirtió en una madre entregada a la perfección.

Señora Lee leyendo el diario de Mei

Pero Mei es diferente porque ella decide dar el espacio al panda. Se da cuenta de que no es del todo malo el panda porque la gente lo quiere. El panda era cool. Hacían fiestas con el panda. Las fotos con el panda. Entonces, para mí eso representa cómo es no vivir tus emociones. Ese es el gran elefante, pero una vez que empiezas a hablar y a expresarte, todo funciona mejor y él desaparece o lo controlas.

— ¿Por qué es importante la gestión emocional?

— Aprender a gestionar las emociones tiene que ver con aprender a decir lo que uno siente, piensa y quiere, de manera amable y oportuna. Sobre todo se trata de ponerlo en palabras porque el tema es ese, que no se habla. Una de las causas más frecuentes de esto es que no se sabe qué decir ni cómo decirlo.

El otro factor, que está clarísimo en «Turning Red» es que cree que si se dice lo que se piensa, eso causará rechazo. oO eso hará que se despierte un conflicto. En el caso de Mei Lee y su madre era obvio. Si Mei quería ir a un concierto, pelea. Si Mei defendía a las amigas, pelea.

Mei y sus amigas

La gestión emocional es saber entender y expresar las emociones y además darles espacio.

— ¿Qué se debería hacer para no explotar modo panda?

— Desde la infancia. los padres deberían enseñar a sus hijos a decir lo que sienten. Preguntándoles e incluso poniendo en palabras lo que ellos no verbalizan. Los padres pueden preguntar: ¿Sientes miedo por que pasó esto? ¿Estás triste porque me fui y sientes que te abandoné? ¿Querías esta cosa y no te sentiste escuchado?

Cuando sentimos que el otro pone en palabras lo que yo siento, eso genera un gran alivio. Eso es responsabilidad de los padres, ayudar cuando los hijos no saben poner en palabras sus emociones. En cambio, cuando los hijos ya tienen esa capacidad, hay que escucharlos y validar.

Señora Lee vigilando a Mei

Validar la emoción también ayuda mucho con la gestión saludable de las emociones. Lo que el otro siente, en este caso un hijo, siempre es válido. Está bien que te molestes. Está bien que no estés de acuerdo. Está bien que estés tristes. Validar no es lo mismo que ser permisivo. Me refiero a que está bien que te enojes, pero no que golpees.

— ¿Por qué crees que Disney aborda estos temas? La menstruación, la pubertad, la psicología, la vergüenza, y el resto.

— Yo creo que el tema de la menstruación es algo que se asoma brevemente por allí y lo hacen porque es algo muy característico de la adolescencia. La peli aborda ese tema porque es algo natural que nos pasa a todas las mujeres.

Sin embargo, yo veo sobre todo, que la película relata más lo emocional. A raíz de la pandemia, la gente se empezó a dar cuenta de que la salud mental juega un rol muy importante en la salud integral de cualquier individuo y el tema es que, desde hace muchísimo tiempo, ha tenido muy mala prensa. Está normalmente aceptado, a nivel social, decir que tienes que tomar un reposo porque te fracturaste la rodilla, pero pedir un reposo porque estás viviendo una depresión, que es una enfermedad, está mal visto.

Hoy en día la gente lo verbaliza más, pero antes decir que se iba al psicólogo era duro. La gente prefería decir que tenía una cita en el odontólogo. Voy a cualquier otro especialista, pero no al especialista de la mente y las emociones.

Por eso, a mí me parece oportuna, porque al final todo empieza en la niñez y la adolescencia. Un adulto sano y funcional, es un niño que fue criado consciente y respetuosamente. Disney hace alusión a que hay que prestar atención y criar con mucha intención porque eso generará cambios en las próximas generaciones.

— ¿Cómo impactará «Turning Red» en la crianza de los nuevos padres?

— Positivamente. Antes era más común un estilo de crianza donde no puedes decirles nada a tus padres, que ellos son los únicos que saben, que tú tienes que hacer todo lo que hacen papá y mamá y no puedes contestarles porque significa ser falta de respeto.

Un cerebro pequeño asocia decir lo que piensa con faltar el respeto. Lo que estamos viendo ahora, como especialista, es que ese estilo de crianza ya no es sostenible en el tiempo.

Mei y su panda

Hoy en día lo que está de «moda» es el estilo de crianza consciente y respetuoso, en donde se asume que el niño es una persona con los mismos derechos que un adulto y que no por el hecho de que sea menor, significa que no puede ser igual de escuchado y tomado en cuenta.

De hecho, se cree que el niño viene al mundo para que mamá y papá les enseñen todo, pero es un camino de doble vía. Cuando un hombre y una mujer se convierten en padres por primera vez, no saben qué es ser padres hasta que viene el hijo a enseñar. Entonces, desde que nace, e incluso antes, ya ese ser humano está ejerciendo un papel de maestro.

La crianza tradicional enseña que las emociones de los niños no son igual de válidas e intensas. Cuando un niño vive un duelo, lo vive igual que un adulto, pero lo que cambian son los motivos. Quizás el duelo del niño es que se le rompió o perdió su juguete favorito, pero la intensidad es igual.

— ¿Se puede cambiar si se es como la madre de Mei?

— Sí se puede, 100%. A través de mi trabajo, he podido observar que los padres están dispuestos a ver más esas cosas y a entender que los tiempos cambian. El cambiar sería cuestión de ese padre y esa madre, que estén abiertos a trabajar en ellos. Y de parte de los hijos, creo que también es importante darle esa oportunidad a los padres. Cuando somos pequeños, vemos a nuestros padres como héroes, pero cuando vamos creciendo nos damos cuenta de que nuestros padres son humanos, mortales.

Panda de la señora Lee

Todos los adultos somos niños heridos que hemos crecido. Somos imperfectos. Tenemos heridas de nuestra infancia, nuestra crianza y la adolescencia. Nosotros creemos que llegamos al mundo como una pizarra en blanco, pero no es así. Tú naces y tienes un sexo, un idioma, una cultura, una época y esas cosas nos marcan.

— ¿Por qué los padres sienten que está mal validar las emociones?

— Se sienten vulnerables porque creen que significa darle la razón al hijo. Eso es demasiado difícil, especialmente para los padres. Sin embargo, cuando empiezas a validar la emoción todo es mucho más fácil porque al final el niño lo que quiere es sentirse atendido y alojado. Eso es una necesidad básica de cualquier ser humano, y hacer eso es reconocer y aprobar que te sientas así. Es simplemente entender la emoción del otro, darle espacio y que tiene permiso de sentir sus emociones. Tienes derecho a sentir todas tus emociones, abraza a tu panda.

Mei con sus amigas en una fiesta

— ¿La crianza sigue un patrón?

— No, o no debería. En el caso de «Turning Red», las cosas que le funcionaron a la abuela no tienen por qué funcionarle a la hija ni a la nieta. No hay una sola manera de hacer las cosas, especialmente cuando se cría. Al final del día es lo que cada quien le funcione, lo que a cada familia o padre le funciona. No hay reglas ni Biblia para la crianza.

— ¿Tienes algunos consejos para los padres que son como Ming?

— Sí. Lo primero sería que se den la oportunidad de trabajar sus heridas de la infancia, que busquen un espacio donde puedan ser escuchados y sanen. También ver a los hijos como unos maestros que vienen a enseñarles cosas. Reconocer que cualquier error se puede reparar, nunca es tarde para pedir disculpas, recalcular o hacer las cosas de otra manera. Y que escuchen y validen, para poder obtener lo mismo.

— ¿Por qué los padres deberían ver «Turning Red»?

— Porque toca de una manera cotidiana e ilustrativa temas importantes en la actualidad, y creo que con respecto a la crianza, la adolescencia y la relación padre e hijo y es oportuna la temática. Además abre la ventana a reflexionar sobre estos temas que se han convertido el elefante en la sala porque no se hablan y es necesario.

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