Cine y TV

"El Gabinete de Curiosidades de Guillermo del Toro": explicamos los capítulos más locos

Si no entendiste algunos de los los episodios de la serie disponible en Netflix, o los finales te parecieron confusos, como en The Viewing, esta guía es para ti

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Si eres de los que disfrutaste «El Gabinete de Curiosidades de Guillermo del Toro», pero no entendiste el desarrollo o final de algunos episodios, no te preocupes. A todos nos pasó. Nos tuvimos que rascar la cabeza y repasar varias veces lo visto para elaborar algunas teorías que nos ayudarían a cerrar las historias.

La presentación del director mexicano debería servir como guía para comprender lo que estamos viendo. Sin embargo, es cierto que algunos trabajos, como The Viewing, pueden ser muy crípticos. Mientras que otros, como Graveyland Rats, son bastantes obvios. Entonces, estas líneas buscan echarte una mano, incluso si ya elaboraste un argumento para cada entrega.

Vamos a ir desde el que consideramos el menos complicado, hasta cerrar con el episodio más confuso o que puede generan más preguntas. Obviamente, haremos spoilers, así que estás advertido.

Lot 36

Lot 36 hace referencia al lugar donde se dejan los muebles viejos cuando te mudas. Los espectadores latinoamericanos están familiarizados por los realitys de subastas de estos lotes. Aquí la trama parece complicada, pero realmente es sencilla. Dos personajes siniestros, el derechista-trumpista Nick Appleton (Tim Blake Nelson) y el nazi loco, Roland (Sebastián Roché) se dirigen al lote para encontrar el libro que falta y que le permitirá al despreciable Nick pagar sus deudas. Obviamente, como todos esperamos y como suele suceder si te metes con invocaciones y libros de brujería, la cosa sale muy mal.

La ambición termina por pasarle factura a Nick y Roland

Ambos personajes descubren que hay un comportamiento secreto y encuentran algo extraño en el piso, una especie de brujería. La explicación es sencilla: el propietario original de la unidad era un criminal de guerra de Alemania y ofreció a su hermana en sacrificio. Como Nick no cree en nada sobrenatural, y movido por la ambición, cruza el pentagrama del piso, activa al monstruo que engulle a Roland y, sobre el final, luego de una corta persecución, también acaba con el protagonista de la historia. Eso es todo.

Lo que para muchos genera confusión es qué pasa con el personaje de Emilia (Elpidia Carrillo) o si la entidad daña a otras personas. La clave está en las motivaciones para «comerse» a sus enemigos. Antes de que los dos loquillos entren en el lote, Roland afirma que el demonio puede sentir el mal inherente de alguien. Entonces es simple. Como Roland y Nick tienen el alma corrompida, y suelen moverse por las ambiciones, se convierten en alimento para la entidad que liberan.

Emilia, que ha sido la víctima de las vejaciones de Nick, le imploró durante mucho tiempo que le dejara retomar sus cosas. Si esto hubiera pasado, tal vez el destino de la historia habría sido otro.

The Autopsy

La Autopsia es uno de mis capítulos preferidos y su cierre, aunque complicado, tampoco encierra gran misterio. Tenemos un duelo de dos inteligencias. Un alienígena, en el cuerpo de Joe Allen (Luke Roberts), y la del doctor Carl Winters (F. Murray Abraham). Como el extraterrestre informa a su próximo recipiente físico, y por ende a los espectadores, lo que está buscando es un nuevo cuerpo. El galeno es perfecto para el monstruo porque se dedica a hacer autopsias y así puede consumir la sangre de todos los cadáveres que debe revisar.

Entonces, repasando: tenemos un alienígena en el cuerpo de un hombre que estaba en la mina. Este alienígena necesita la sangre y un cuerpo humano para seguir con vida. No se muestra tal como es porque su presentación física es horrible para las personas. La bomba que explotó en la mina era realmente la esfera que le servía de nave. Y para continuar paseando por la Tierra, necesita el cuerpo del doctor Carl.

La inteligencia alienígena es demasiado soberbia para comprender el error que cometió

La trama es una competencia de argumentos, sobre el libre albedrío, la naturaleza, la ciencia y un largo etcétera. Para resumirlo: Allen habla de más, es demasiado soberbio (aquí hay una referencia a la supuesta idea de la inteligencia extraterrestre contra la humana), y delata tanto sus planes que todo queda registrado en la grabadora que Carl prendió para detallar la autopsia.

Al mismo tiempo, Carl, que está agonizando por un cáncer incurable, se las arregla para hacer daño y eliminar cualquier órgano que le funcione al alienígena para «salir» de su cuerpo, como los ojos, los oídos, etcétera. El plan del doctor, como lo señala en su propio cuerpo, es que el Sherif Nate Craven (Glynn Turman) escuche la cinta y le queme, porque allí ha quedado atrapado el soberbio ser de otro mundo.

Eso sí, el director David Prior no explica sin efecto el plan de Carl se ejecuta a la perfección. Se da a entender que parte de la cinta se reproduce, pero no si se quema el cuerpo. Es un final abierto.

The Outside

Particularmente es el episodio que más disfruté y sigo sorprendido por la brillante actuación de Kate Micucci, quien interpreta a la empleada de banco, Stacey. En esencia estamos viendo la historia de una transformación de una mujer que no se siente cómoda consigo misma. Y hay dos cambios que corren en paralelo: el psicológico y el físico.

Buscando parecerse a sus compañeras, Stacey comienza a usar la crema Alo Glo y desarrolla de inmediato una alergia. Entre más roja la piel, peor su estabilidad mental. ¿Por qué las otras mujeres que utilizan el ungüento no experimentan estos efectos? Aquí entra la metáfora de lo que quiere decir la directora, Ana Lily Amirpour. Ellas ya se han convertido en estas chicas superficiales, que viven del chisme. Aunque se puedan ver glamorosas, no han conseguido la felicidad, por eso viven hablando de divorcios, infidelidades, penes y juzgando la vida de otros.

Stacey quiere convertirse para formar parte de algo que le es ajeno, pero el final puede no ser tan satisfactorio como creía

En este contexto, en determinado momento, la vieja Stacey se funde con la nueva, que se formó en el sótano a raíz de la crema que se derramaba. Tras la unión en un la bañera, asesina a Keith (Martin Starr). ¿Por qué? Porque su esposo no está contento con los cambios que experimenta ni con la nueva Stacey. En conclusión, es un obstáculo en su camino de oruga a mariposa.

Ya en el banco, con su nueva figura que atrae a todos, Stacey no para de ver a la cámara. Los espectadores entendemos que algo no está cuajando, a pesar de todos los elogios que la protagonista recibe. Aquí hay dos lecturas. La inmediata: la vieja Stacey todavía está allí, solo que ya no está afuera. Es decir, las inseguridades siguen dentro de su mente. No se siente cómoda con esta atención ni está contenta con el resultado final. En conclusión, no está feliz

La otra, es que simplemente se trata de un viaje sicológico y todo lo que ha vivido y todo lo que estamos viendo es falso. Es decir, puede haber usado la crema, pero como se advierte que Alo Glo tiene efectos secundarios, es probable que la protagonista esté reaccionando al producto, alucinando. Una tercera lectura es que enloqueció y eso es lo que nos quiere decir esa última toma con su sonrisa nerviosa y ojos desorbitados.

The Viewing

Si conoces la obra de Panos Cosmatos («Mandy»), debes intuir que aquí todo se trata de las sensaciones. Al director no le importa mucho si entiendes lo que está exponiendo, está más ocupado en que disfrutemos el viaje, prácticamente como los invitados de Lionel Lassister (Peter Weller), que beben el mejor whisky del mundo y la coca más pura. Sin embargo, hay detalles que nos permiten comprender o interpretar lo que sucede al final del episodio.

Primero, en la presentación, Guillermo del Toro recuerda que el cazador se puede convertir en la presa o el coleccionista en coleccionado. Esto lo vemos en el final, cuando la criatura sale de su «huevo» y se apodera del cuerpo de Lassister para luego conocer el mundo. La pregunta es: ¿el millonario coleccionista había previsto este final? Puede que sí, puede que no. Nunca lo sabremos.

Todo en este capítulo pasa por la experiencia del espectador más que por la explicación racional de los hechos

Hay algo claro: a este hombre le gusta presumir o, dicho de otra manera, adueñarse de lo que le es ajeno. Es por ello que invita a este selecto grupo de personajes. La astrofísica Charlotte (Charlyne Yi), el músico Randall (Eric André), el escritor Landon (Steve Agee) y el psíquico Targ (Michael Therriault). De alguna manera, todos representan a la humanidad o sus artes o deseos. A partir de allí, son invitados a consumir una serie de bebidas y drogas que no buscan otra cosa que derivar sus barreras y miedos.

Poco a poco, Lassister consigue que confíen en él hasta llegar al meteorito o la piedra que hay allí, en ese último recinto del viaje propuesto. Una posibilidad en este explosivo final es que el excéntrico multimillonario esperaba que sus invitados hicieran algo aleatorio que despertara a la entidad que allí residía, como encender un porro en la «Cámara del Onelisco», por ejemplo. Si es así, queda a la interpretación de cada espectador si lo que suceda una vez que este «alien» se libera, fue planeado o no (cazador cazado).

Y una segunda opción es que absolutamente nada de lo que pasó estaba planificado. Lassister quería impresionar a sus invitados con su última pieza de colección y lo que sucedió después fue completamente inesperado. Pero, de nuevo, esto es irrelevante, lo que Cosmatos busca es una experiencia inmersiva, con esos colores y destellos que nos vuelan la cabeza y una música tan adictiva como la coca peruana del episodio.

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