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Nieves & The Revolution Sound Machine

Esto no es una granada, como tantas que normalmente explotan por allí. Es una verdadera bomba atómica. La caída de Nieves demuestra que ya llegó el invierno de la revolución.

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Este fiscal es el más reciente, pero seguro que no será el último. Mientras el líder del proceso exige ganar “como sea”, algunos camaradas prefieren volarse como Isea. En la IV República, Venezuela arrimaba barriles hasta Estados Unidos. Ahora envía gavetas, cajas y sobres hacia el imperio. Todos llenos de documentos que valen más que el petróleo.

El maestro Abreu levantó un sistema de orquestas que se ha ganado la admiración del mundo, pero el comandante dejó como legado una coral que sorprende a la audiencia planetaria. Al escuchar sus voces y – sobre todo – el contenido de sus canciones, los entendidos advierten que sus jefes ni son tenores ni son barítonos. En realidad, son Los Soprano de la Quinta República.

La fiscal Luisa Ortega Díaz jura que nunca presionó a su subalterno. Acto seguido, informa que su antiguo colaborador perdió el derecho de jubilación y que no participará en el amigo secreto de este año en el Ministerio Público. Dicen que Nieves era su mano derecha. Nada confiable para una funcionaria que es de izquierda.

“Todo eso lo inventamos en la acusación”, confesó Nieves a la distancia. Al padre de la revolución le gustaba repetir aquella frase de Simón Rodríguez que reza “inventamos o erramos”. Pero, en la práctica, esto se ha convertido en un “inventamos y encerramos” a la disidencia. Los expertos afirman que el mazo es en uno de los símbolos más identificativos de la justicia a escala global. Y en Venezuela, según Nieves, los tribunales van con el mazo dando.

Las revelaciones del fiscal del caso López no deben sorprender a nadie. Un socialismo que solo produce patriotas cooperantes, no puede más que exportar sapos.

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