Deportes

Debatamos el fútbol que queremos

Desde hace unos meses, en el fútbol venezolano se habla en código electoral, una muestra que no hace sino recordarnos que, aún cuando los militantes de la banalidad insistan en lo contrario, el deporte, y en este caso el balompié, no es más que una de las tantas actividades que ayudan a comprender a una sociedad.

Publicidad
(AP)

Quizá como pocas veces antes, en el fútbol criollo existe la oportunidad real de presenciar unas votaciones en las que se enfrenten maneras distintas de concebirlo. Esa posibilidad que menciono depende de engorrosos trámites administrativos, es decir, necesita de la buena fe del Ministerio del Deporte, la Federación Venezolana de Fútbol y otros organismos, que definirán si esta actividad gozará de la oportunidad de votar masivamente o, si por el contrario, se mantendrán las prácticas de siempre, esas que imposibilitan a la gente del fútbol darse su propio gobierno.

Aún se desconoce la viabilidad de esa propuesta, por ello lo que aquí planteo no es más que una posibilidad, aunque por los momentos parezca poco probable: la organización de un debate público entre los líderes de los grupos que hoy aspiran a comandar el fútbol venezolano.

¿Cómo sería ese escenario?

Supongamos que a las elecciones federativas se presenten exclusivamente los tres candidatos que han manifestado su intención de competir por la silla de Sabana Grande –algo me dice que aparecerá una cuarta opción, pero eso es materia de otra columna-, gracias a la aprobación de los cambios solicitados por el movimiento “Somos Vinotinto” en el reglamento electoral. Imaginemos, por ejemplo, que TLT, empresa que ha retransmitido el torneo doméstico y a las selecciones nacionales, organice este encuentro, y éste sea televisado para todo el país.

El formato podría ser el mismo que se utiliza en otros países cuando se enfrentan los aspirantes a la presidencia: un moderador y tres estrados. Cada protagonista sería interrogado con las mismas preguntas para que expongan, en un tiempo no mayor a los dos minutos, cada una de sus respuestas.

De esta manera los tres postulantes, Laureano González, Richard Páez y Tony Carrasco, le hablarían al país futbolero, ese que no vota pero sí tiene la fuerza de quien se sabe dueño del espectáculo. Y gracias a esta plataforma que sólo TLT puede organizar, quedaría un registro de todo lo que se promete en esta carrera por el poder.

El público y todos los integrantes del universo electoral del balompié criollo escucharían de primera mano sus planes para mejorar la formación de los entrenadores; se harían públicas las estrategias para que la FVF genere mayores ingresos; podríamos conocer cómo piensan combatir la violencia en los estadios, y muchas otras urgencias que no son atendidas correctamente, lo que trae como consecuencia que nuestro fútbol no viva procesos evolutivos que se sostengan más allá del resultado de turno.

Usted que lee estas líneas conoce mejor que nadie qué sucede en el balompié criollo; el hincha padece todos los males y apenas tiene tiempo de celebrar algún logro porque nuestro deporte rápidamente se encarga de recordarnos que, hasta que no se hagan reformas de fondo, cada éxito será más hijo de la casualidad que de la causalidad. Entonces, aún cuando quien compra boletos, camisetas y paga viajes para acompañar a sus colores no vote, sí merece que quienes deciden el futuro de esta actividad expliquen las razones de sus decisiones. No en vano los ocupantes del poder necesitan que el aficionado adquiera entradas y franelas, se comporte bien y defienda a este maltratado e ignorado producto llamado fútbol venezolano.

No hay mayores razones para negarse a un debate como el que planteo. Los protagonistas sólo deben respetar las normas típicas de la convivencia y el tiempo disponible para cada respuesta. Ya no basta con campañas publicitarias ni ofertas engañosas sobre las posibilidades de llegar a un mundial; este deporte requiere que se discutan proyectos, y que los dolientes de esta actividad velen por el cumplimiento de lo prometido.

No sé si esto que aquí describo logre convertirse en realidad o si encontrará su lugar en la residencia de las utopías. Pero imaginemos por un instante que en enero de 2017, antes de las elecciones de las asociaciones regionales, este debate se lleve a cabo, por ejemplo, un miércoles a las 8pm. Cuanto bien le harían al fútbol y a su propia credibilidad, y cuánto bien le harían al país, que es de todos, y que no se construye con odios ni revanchismos.

Una vez más el fútbol tiene la oportunidad de enseñarnos el camino. Sólo queda esperar si quienes lo dirigen o aspiran dirigirlo tienen la madurez necesaria para identificar esta coyuntura y salir adelante.

Publicidad
Publicidad