De Interés

El pacto con el diablo

Lo tenían todo. Poder, fama, dinero. ¿Por qué necesitaban más? Eran gobierno, monopolizaban el mando, tenían subyugados a todos los poderes del Estado, arrasaban en las elecciones, tenían las armas, eran los amos del petróleo, los zares de PDVSA, esa fuente infinita de riqueza nacional, poseían las empresas del Estado y muchas más de las que se habían apropiado, habían secuestrado los medios de comunicación social, encadenaban el país bajo una sola voz, se habían adueñado de la historia y del imaginario colectivo, el país entero era suyo y lo manejaban como una propiedad personal.

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¿Cuál era su insatisfacción? ¿Por qué eligieron acercarse al oscuro mundo del narcotráfico y el terrorismo internacional? ¿En qué momento Chávez y sus acólitos decidieron pactar con el diablo?

La venta del alma al diablo o el pacto con el demonio son un motivo clásico del folclore. Aparece en los cuentos de hadas, las sagas, las leyendas y los mitos. Remite a la historia de personas en apuros, insatisfechas o ambiciosas, que ofrecen su alma a cambio de favores, placeres mundanos, riquezas infinitas, poder, juventud eterna o conocimiento ilimitado.

Fausto, la figura clásica de la leyenda alemana, inmortalizada por Johann Wolfgang von Goethe, personaje descontento e insaciable, se torna primero hacia la magia negra para firmar luego con sangre su pacto con Mefistófeles. ¿Quién es el Mefistófeles del chavismo?

Las sanciones del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos contra el vicepresidente de Venezuela, Tareck El Aissami y su supuesto testaferro, Samark José López Bello, han vuelto a colocar en primera página los aparentes vínculos del gobierno revolucionario de la república bolivariana con el terrorismo internacional y el narcotráfico.

Los artículos, reportajes y noticias sobre nexos de Diosdado Cabello y El Aissami con organizaciones criminales han tenido una gran cobertura mediática en los últimos tiempos y han sido pábulo de ruidosas polémicas y demandas judiciales. El problema, sin embargo, no se limita a los protagonistas actuales de la tragicomedia revolucionaria.

Si realizamos una simple búsqueda por internet con los títulos: Chávez, narcotráfico y terrorismo, no sólo encontramos las denuncias de distintos personajes, muchos de ellos ex-chavistas, como el ex magistrado Eladio Aponte, sino que hallamos las más variadas acusaciones y reportajes que se remontan, prácticamente, a los inicios de la revolución bolivariana.

Aparentemente, parte del pacto de Hugo Chávez con el Mefistófeles cubano implicaba hacer el trabajo sucio de la izquierda. En cualquier caso, el mundo de las sombras le venía bien al chavismo. En el proyecto de dominación mundial de la revolución, en las ínfulas y grandiosidad de Hugo Chávez, no le era suficiente el petróleo y los inmensos recursos de la nación.

Tampoco la supremacía se podía lograr en la luz, compitiendo abiertamente con las democracias occidentales. Como en la películas de Batman o de James Bond, existía un submundo de ambición y maldad con el que convenía pactar para lograr subvertir el ordenamiento mundial. Era una lucha en las tinieblas y las sombras. Fue ese delirio demoníaco el que continuaron, ya para el beneficio netamente personal, los herederos del comandante.

@axelcapriles

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