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El chavismo rescata a la FVF... por ahora (Richard Páez a la espera)

La selección de Venezuela podrá enfrentar a la de Colombia gracias a la injerencia del gobierno venezolano. Aprobado por el presidente Nicolás Maduro y gestionado por el Ministerio del Deporte, la Vinotinto podrá usar vuelos chárter. Además, se le liquidaron 3.239.290 dólares para la preparación de las diferentes categorías. En pocas palabras, la Federación Venezolana de Fútbol solo se mueve gracias a la mano de las autoridades nacionales. ¿Qué pasará si las mismas exigen cambios en los estatutos para que sea realmente democrática la próxima elección del sustituto de Laureano González?

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Fotografía: AP

Viajemos al pasado.  «En 2005, Jesús Berardinelli decidió impugnar las elecciones de la FVF donde había sido electo Rafael Esquivel. Fue un caso muy extraño y controversial, ya que la FIFA amenazó con la desafiliación de Venezuela por el recurso ante tribunales ordinarios, lo que hizo que Berardineli retirara la impugnación. Pero la sala electoral del TSJ decidió no reconocer ese retiro y seguir adelante. Allí llegó un oficio de la FIFA haciendo la amenaza más formal y por ello los abogados de la Federación introdujeron un Recurso Extraordinario de Revisión. Este tipo de armas jurídicas solo se puede realizar cuando un caso está finalizado. Sin embargo, la Sala Constitucional del TSJ admitió el recurso y casi de manera inmediata reconoció el retiro de la demanda y ordenó a la sala a terminar el asunto. Una situación sumamente extraña».

El párrafo pertenece a la columna «Antecedentes a desafiliaciones: A propósito del Caso Metropolitanos», que escribió el abogado Antonio Quintero. El caso lo tengo muy claro porque apenas un año antes había comenzado un nuevo proyecto laboral, como coordinador de fútbol en el diario Líder. Esquivel llamaba a todos los medios, advirtiendo que la desafiliación significa el fin de la Vinotinto en la eliminatoria. Richard Páez era el director técnico entonces, y la simpatía por su trabajo, más que la súplica del propio federativo, inclinó la balanza para que se desacreditara el movimiento de Berardinelli. Como suele suceder en el ente, poco tiempo después, el demandante pasaría a formar parte del círculo de confianza del demandado. Hoy, de hecho, es quien se encarga de las finanzas de la FVF y fue quien anunció los acuerdos con el gobierno venezolano.

La FIFA siempre ha mantenido una relación muy conveniente con los diferentes gobiernos del mundo. En la práctica, no le importa que «inviertan» o «ayuden» a sus federaciones, pero actúa de inmediato si, en cambio, una autoridad solicita alguna revisión de cuentas o se sanciona alguna ley que de alguna manera ponga en peligro la tranquilidad de sus afiliados. Un buen ejemplo de ello fue el anteproyecto de Ley Nacional del Deporte, Cultura Física y Recreación presentado, en 2015, en Bolivia.

Luego de la detención de Rafael Esquivel en septiembre de 2015, la FVF mostró su  verdadera cara. No era una federación, sino una casa de negocios. Nadie sabía cómo se manejaban los contratos, ni siquiera dónde estaba el dinero en moneda extranjera por premios anteriores. Todo dependía del presidente, quien durante casi 30 años manejó las arcas a dedo. Obviamente, eso repercutió en las relaciones entre los federativos y los jugadores cuando el dinero para pagar premios se esfumó. Parte del fracaso del proceso de Noel Sanvicente se explica por esa fractura.

Como tocaba legalmente, Laureano González asumió la presidencia de la FVF y rápidamente demostró su falta de preparación para tal cargo. Desde su terrible discurso para referirse a los jugadores, a quienes acusó de peseteros hasta el famoso «Dudamel no exigió dinero», cuando asumió el nuevo DT.  tras la renuncia de Sanvicente, las declaraciones del antiguo número 2 de la FVF dejaron en evidencia la falta de preparación en la dirigencia federativa. Fue él, de hecho, quien afirmó que el gobierno venezolano, a través de la estatal PDVSA, no había honrado sus compromisos económicos y que por lo tanto, el organismo que dirigía no tenía dinero.

González y Berardinelli son hoy dos de los posibles candidatos a la presidencia de la FVF en 2017. El primero está a favor de aumentar el universo electoral, aunque no se sabe exactamente hasta dónde. El segundo no. De hecho, González se ve, y así lo ha manifestado a su entorno, como la única opción para contrarrestar el avance del primero. Y aquí entra al ruedo Richard Páez.

Páez cuenta hoy con un gran apoyo de la comunidad futbolística venezolana. Así quedó en evidencia en el evento que se realizó a finales del mes de junio, en Caracas. Exjugadores de la selección nacional de diferentes épocas, de Freddy Elie a Ruberth Moran y representantes de varias federaciones, le acompañan en el proyecto «Somos Vinotinto». Posiblemente sea el candidato que más gustaría al fanático, aunque no vota. Pero al no formar parte de la FVF, sus posibilidades, por reglamento, se reducen. Al menos que se cumpla parte del deseo de González: ampliar la cantidad de votantes. La tarea no es fácil, si bien tiene un plan para ello.

Que el gobierno le esté salvando los muebles a la FVF es un arma de doble filo. Nadie garantiza, por ejemplo, que el chavismo lance su propio candidato  y que, dada la vulnerabilidad de la Conmebol por la cantidad de casos de corrupción que aún le afectan, se haga de los ojos chinos. Nadie da dinero sin conseguir algo a cambio. Pero hay más, en la propia Asamblea Nacional hay diputados de bandos contrarios a favor de la candidatura de Páez y adeptos a trabajar en un cambio de las normas actuales que rigen el proceso. Las elecciones de gobernadores en diciembre de este año y la posibilidad del referendo revocatorio, podrían mover todo este juego de ajedrez.

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