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La Falsa Democracia en el Fútbol Venezolano

La Federación Venezolana de Fútbol aprobó un nuevo reglamento electoral y nuevos estatutos expandiendo el universo electoral que participará en las elecciones planificados para marzo de 2017. La medida fue motivo de júbilo entre los los directivos por la apariencia de legitimidad que le da al proceso. Sin embargo, al analizar el fondo del "cambio", el resultado no es realmente democrático.

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Las horas más oscuras

Antes, el universo electoral estaba conformado por 24 asociaciones regionales de fútbol, 24 jugadores aficionados (un jugador de la selección sub 20 por estado), 18 clubes de Primera División, 1 jugador profesional elegido por la Asociación Única de Futbolista Profesionales, 1 árbitro elegido por la Comisión Nacional de Árbitros y 1 entrenador elegido por el Colegio de Entrenadores. Así, un total de un universo de 69 votos eligió a Rafael Esquivel como presidente de la FVF las pasadas elecciones en el año 2013.

Sin embargo, ahora el universo electoral rondará los 170 votos. Será conformado por 24 asociaciones regionales, 24 jugadores aficionados, 24 jugadoras aficionadas, 24 árbitros y 24 entrenadores, un total de 120 personas. Ahora bien, a esto se suman 1 jugador profesional y clubes profesionales que pudieran incluir a los clubes de primera, de segunda y hasta de tercera división, dependiendo de lo que la FVF considere como un club profesional.

¿Qué fue lo que hizo la FVF? ¿Aumentó el padrón electoral? Sí lo aumentó, pero empoderando a las asociaciones regionales, que pasaron de tener 1 voto por asociación a tener 5. Pero ya va, ¿no era 1 voto por asociación, 1 para jugador aficionado, 1 para jugadora aficionada, 1 para 1 árbitro y 1 para un entrenador? Teóricamente sí, en la práctica política no. Es decir los 4 votos de las personas (árbitro, entrenador y los 2 jugadores) que no son la asociación, dependen de alguna manera de la junta directiva de la asociación regional de fútbol. Es decir, no son libres para decidir por quien deseen votar. Expliquémoslo con ejemplos:

Dependencia del árbitro: El árbitro depende de la junta directiva de la asociación en el sentido que esta es quien decide qué juegos pita, a cuales juegos asiste, y además bajo una relación de servicios donde la asociación paga el salario o los servicios del árbitro, más su viaje y sus viáticos. Si el árbitro depende de la junta directiva de la asociación, ¿votará en contra de lo que le diga el presidente de la asociación?

Dependencia del entrenador: El entrenador es tal vez el menos dependiente de la asociación regional, ya que se puede elegir uno que no sea parte de las selecciones estadales. No obstante, la amenaza de no tener en un futuro una carrera dentro de la asociación regional puede ser algo que incline la balanza de los intereses de un entrenador para que acepte votar por lo que el presidente de la asociación regional le indique.

Jugador y Jugadora aficionados: Tanto el jugador, como la jugadora aficionados tienen el mismo problema: tienen que ser de una selección estadal de acuerdo a la Ley del Deporte. ¿Quién elige a los jugadores de la selección del estado? El entrenador de la asociación. ¿Quién elige al entrenador de la asociación? La junta directiva de la asociación. Es decir, el entrenador del estado es un brazo ejecutivo de la asociación. Si el jugador o la jugadora deciden no votar por quien la junta directiva de la asociación quiera que voten, ¿qué sucede? Probablemente se acaba la carrera del jugador en el estado, ya que no lo convocan más. Entonces el jugador o la jugadora terminan dependiendo de la junta directiva de la asociación.

Entonces, si 24 personas controlan 120 votos, ¿hay una verdadera democracia en la FVF? NO. Estas personas no son libres de decidir por quién van a votar. La FVF no democratizó su seno, simplemente empoderó a sus aliados. Lo curioso es que sus aliados no lo vieron de esta forma. Al comienzo se quejaron ya que pensaron que perdían poder, no que lo ganaban. No obstante ya parecen haberlo entendido.

Tenemos que concluir que la FVF no es una institución democrática, es una institución llena de intereses individuales. Así estamos cada vez más lejos de las metas que los venezolanos nos trazamos. Sin embargo, todavía cualquier cosa puede pasar. Veremos entonces si de aquí a marzo el fútbol venezolano continúa o rompe con las cadenas de su anciano destino para transformarse en algo diferente o regresar a su presente decadente.

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