Deportes

2016: Un año de optimismo para el FutVe

Publicidad
Zamora

La inédita final que disputaron Zamora y Zulia cerró el año futbolístico del campeonato profesional venezolano. Una temporada (2016) de novedades, en la que mayores fueron los aciertos que los errores. Una campaña que fue creciendo en emociones a medida que el calendario trascurría y que deja enormes aprendizajes sobre cómo se debían haber hecho las cosas desde hace ya tiempo, a pesar de la ineludible y punzante crisis económica por la que atraviesa Venezuela. El optimismo de cara al futuro reina en el fútbol venezolano.

El tubo de ensayo que representó el Torneo Adecuación 2015 vislumbraba el panorama que marcaría el nuevo formato para 2016. Con más emociones en el Torneo Clausura que en el Apertura (quizá por el dominio incontestable de Zamora en el primer semestre del año), la lucha encarnizada por meterse entre los primeros ocho de la tabla elevó la competitividad de los equipos que hacen vida en la Primera División e hizo muy atractiva la lucha por los objetivos. Algunos tuvieron que conformarse con pujar por evitar el descenso, pero la gran mayoría tuvo en algún momento el sueño de lograr algo importante en cada campaña.

Si es justo o no que un equipo que haya entrado en el filo final al grupo de los ocho de arriba (Zulia) levante el título de campeón de un torneo corto es una situación advertida. Los campeonatos como el mexicano o el colombiano mostraban de sobra y hace tiempo esas posibilidades, por lo que nadie debería lamentarse o decretar subjetivamente de “injusta” esta situación. Al contrario, este formato, en el que se premia no la regularidad (aunque hay un cupo a Libertadores al que más puntos acumule en el año) sino el que mejor llega al tren final de campeonato, expande las opciones a los tradicionalmente animadores.

La crisis económica y social por la que atraviesa el país, afectó grandemente la asistencia del público a los estadios. Otras prioridades marcaron el interés del aficionado pero en las instancias decisivas, a partir de los Cuartos de Final, la gente abarrotó los estadios, generando un marco extraordinario para la presentación del fútbol venezolano como espectáculo. El interés de las gerencias de los equipos en acercar al aficionado al producto rindió sus frutos y la gente respondió masivamente, como en Maracaibo, una plaza que había caído en el olvido y que ahora disfrutará nuevamente de noches de Copa Libertadores.

Ese interés gerencial partió de la llegada de nuevas caras a los cargos directivos de los equipos del país. Sin hablar exclusivamente de preparación pero con ingentes recursos económicos, el capital privado irrumpió en el fútbol venezolano en 2016 para estabilizar las arcas de todos las entidades, cerrando el año sin una denuncia o escándalo por impagos, lo que no quiere decir que algunos problemas se hayan presentado al respecto, sobre todo con la cancelación de divisas a ciertos jugadores extranjeros. La erradicación de la mantenencia con los recursos gubernamentales ha sido uno de los pasos positivos de 2016, ahora, el reto es lograr que esa lluvia monetaria sea adecuadamente destinada a proyectos de infraestructura y de formación, que permita hacer crecer con sostenibilidad cada bolívar (o dólar) invertido y que no se pierda en el tiempo la inmediatez de incrementar a punta de nómina la competitividad deportiva de cada institución, logro evidente en el año cuando equipos como Zulia, Carabobo, Monagas y Atlético Venezuela mezclaron la inversión con precisas decisiones deportivas y gerenciales, haciendo crecer la gama de equipos que pueden optar por un título o un cupo en competencias internacionales.

La exposición por televisión del campeonato siguió incrementándose, a partir de lo cual se promovió las obligadas mejoras al espectáculo. Se espera que se amplíe la posibilidad de que todos los encuentros sean transmitidos para 2017, un grandísimo logro que aprovecharía al máximo los recursos ingresados por la venta de los derechos a una cadena internacional. Con un promedio de hasta cuatro partidos televisados por jornada en 2016, la cobertura en vivo permitió acercar al aficionado a su fútbol, además de desnudar carencias (terrenos impracticables, estadios vacíos) que obligaron a los clubes a mejorar su puesta en escena, amén de hacer quedar en evidencia los recurrentes errores arbitrales que, con la TV, dejaron de ser clandestinos y obligan a la Comisión de Árbitros de la FVF a mejorar, si no quiere seguir siendo el centro de los dardos del país futbolero.

Así como ese, hay aspectos de sobra por mejorar. Son los primeros pasos de una fiesta que poco a poco organizan sus involucrados (ya es un hecho que 2018 el campeonato liguero será montado exclusivamente por un ente particular como lo es la Asociación Venezolana de Clubes de Fútbol) y para ser el primer año la nota registrada es alta. Aún quedan enormes retos que superar, como dejar debidamente claras las reglas del campeonato y no decidir o interpretar al azar sobre el final qué equipos clasifican a las competiciones internacionales y cuáles descienden o ascienden (hasta ahora no se sabe la respuesta a la denuncia introducida por Academia Puerto Cabello por alineación indebida de Atlético Socopó, equipo en teoría ascendido a la Primera División). Un mayor control, supervisión y divulgación sobre los registros y datos precisos de lo que ocurre en cada partido evitaría tanta improvisación y reclamos particulares.

Urge también establecer criterios de manejo salarial más acordes con la realidad país. Diciembre es época de negociación y hay clubes que derrochan cantidades de dinero e inflan un mercado sobrevalorado. Futbolistas tratan contratos con sueldos exageradamente astronómicos, que a la postre, serán insostenibles para un modesto fútbol como el venezolano. ¡Ojalá y esa plata fuera invertida toda en canchas propias, en escuelas integrales de formación académica y futbolística para las categorías menores, en preservación de los estadios! Es preciso que el inversionista se convenza de que esa será la forma más popular de aportarle a una institución.

2017 se antoja atractivo y la vara puesta de 2016 invita a ser optimista. La reducción de 20 a 18 equipos en Primera permitirá que los buenos futbolistas se concentren en una menor cantidad de escuadras. Ojalá esa progresiva reducción de participantes llegue hasta, al menos, 16 clubes, un reto para la Asociación de Clubes, entidad que ha logrado de a poco, organizar un fútbol que estaba en las penumbras.

Publicidad
Publicidad