Después de la desastrosa temporada, en la que terminaron últimos, los melenudos sumaron a un nombre pesado en las Grandes Ligas. Aunque su apellido es sinónimo de béisbol, en Venezuela los fanáticos se preguntan: ¿Quién es él? ¿Cómo dirige? ¿Logrará conseguir la paz en un dugout acusado de indisciplina? Aquí algunas respuestas a esas interrogantes.
La primera pista de la identidad está en su nombre de pila: Miguel Ángel Rojas, tan hispano como la esencia de Miami, su ciudad natal. No hay duda de su sangre latina que, casualmente, va unida al béisbol y sobre todo a los Leones. Es hijo del cubano Octavio “Cookie” Rojas, uno de los pilares del título capitalino en la campaña 1967-1968 y estelar grandeliga hasta 1977.
Como todos los que firman al profesional, Mike trató de llegar a las mayores en los albores de la década de los 80s. Sus esfuerzos fueron en vano. En 1983 mostró ser un catcher de poco bateo y Atléticos de Oakland no le dio más oportunidades. Un año después probó suerte con Azulejos de Toronto, pero allí murió su carrera como pelotero activo.
Superar a Cookie en el terreno le era imposible, pero como técnico… Parecía que ser una de las voces de mando en un clubhouse era su verdadero sendero. Con 29 años de edad, cuando el talento y la madurez se fusionan para crear el mejor momento en la trayectoria de cualquier beisbolista, Rojas debutó como mánager en la categoría Rookie de los Medias Blancas de Chicago.
Ahora tiene 53 calendarios de vida y una amplia colección de cartas de recomendación. Ese es el regalo dejado por su trabajo en las Ligas Menores con los patiblancos, Astros de Hoston, Rojos de Cincinnati y Detroit.
El rodaje por las granjas de cuatro organizaciones no es tan impresionante como los cargos que logró en la última década: coordinador de Ligas Menores de los Tigres de 2008 a 2010, coach de bullpen del equipo grande entre 2011 y 2013, y en el mismo rol con los Marineros de Seattle desde 2014 hasta 2015.
“Rojas es el manager Triple A de una organización en la cual tenemos un gran número de nuestros jugadores venezolanos, y por consiguiente nos interesa tener las mejores relaciones. Tiene mucho contacto con diferentes organizaciones”, dijo Luis Ávila, presidente del Caracas, en un comunicado de prensa. En resumen: es uno de los mejores relacionistas entre Grandes Ligas y la pelota invernal.
“Tiene 30 años como coach en Minor League Baseball. Todo el mundo lo quiere, desde gerentes generales hasta peloteros”, afirmó Illich Salazar, miembro de la directiva de los Tigres de Aragua que fue asesorada por Rojas durante campeonato conseguido en la zafra 2015-2016. “Levanta el teléfono y habla con confianza con la mayoría de los ejecutivos de cualquier organización. Es un hombre de mucho béisbol que sabe escoger muy bien los peloteros”.
Al menos tres fuentes consultadas, que se sintieron más cómodas en el anonimato, coincidieron en algo: Rojas fue un arquitecto importante en el título alcanzado por los Tigres hace un par de años.
“Cuando fue coordinador las menores de Detroit se familiarizó mucho con los peloteros venezolanos, porque la organización tenía su academia en la Venezuelan Summer League”, agregó Salazar. “Es un hombre que conoce bien la pelota venezolana y de República Dominicana (en donde fue piloto de los Gigantes del Cibao en 2007)”.
¿Golpe de autoridad?
¿Es Rojas una decisión acertada? Una fuente consultada se atrevió a decir que: “Es la mejor elección para un clubhouse como el de Leones”.
Según Alfredo Pedrique, piloto cesanteado en diciembre por el Caracas, en el dugout capitalino existían casos de indisciplina. Eso rompió con los lazos entre peloteros y cuerpo técnico que trató de unir el interino Yorvit Torrealba.
“Tiene la suficiente experiencia como para llevar una relación adecuada con el plantel”, expresó Ávila sobre Rojas. “Sin que eso signifique sacrificio de las normas de disciplina y comportamiento que estime necesario implementar”.
Rojas tiene dos características que pueden ayudarle en Venezuela: habla bien el español y su carácter está lejos de ser débil. Esas son cualidades que la mayoría de las gerencias invernales buscan, a veces desesperadamente.
“Es alguien que echa broma, que sabe cómo ganarse al pelotero y que le gusta el buen ambiente. Pero no acepta algún tipo de bochinche”, expuso Salazar. “Para decirlo más en criollo: es algo así como un Buddy Bailey que habla español”.
Falta mucho para ver a Rojas ataviado con el uniforme del Caracas. El plan inicial es que esté con el equipo en la pretemporada, tradicionalmente realizada en Guacara, estado Carabobo.
Si está sorprendido de lo que no sabía del nuevo estratega capitalino, súmele que nada en la LVBP lo agarrará despabilado. “Sé cómo son los fanáticos de Venezuela. Si ganas se emocionan y te idolatran, pero si pierdes son muy fuertes”, le describió al departamento de prensa caraquista. “Es una liga con muy buen nivel. Conozco la venezolana y la dominicana y para mí la de Venezuela está muy por arriba”.
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