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Venezuela cumple con el guión ante Italia: batear y rezar

La forma como Venezuela jugó su segundo encuentro del Clásico Mundial de Béisbol no sorprende. Hace poco más de un mes, cuando Major League Baseball rodó la cortina para exhibir los rosters de cada uno de los 16 equipos del certamen, los diagnósticos de la antigua Vinotinto no requirieron de radiografías: Las vicisitudes armaron a una selección con mucha capacidad para batear pero con un pitcheo titubeante.

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Texto: Andriw Sánchez Ruiz (@AnSanchezRu) / Fotografías: EFE y AFP

Existían dos maneras de asombrarse: si los 13 paleadores criollos no lograban producir o si el staff de brazos se convertía en una fuerza despótica sobre los rivales. La primera extrañeza sucedió en el careo inicial. Nadie logró decodificar los lanzamientos de Puerto Rico y, aunque la derrota se gestó por la franqueza de algunos envíos, la inexistente reacción ofensiva favoreció para que el nocaut (11 por 0) derribara a la tricolor.

El complicado duelo contra Italia sí se apegó al libreto escrito por las características del róster. Los maderos se encendieron para dejar atrás el letargo inaugural. Por eso Venezuela pudo conquistar su primer lauro 11 por 10, a pesar de que le costó diez innings, sustos por montones y varios caídos en acción.

Esta vez el Estadio de los Charros de Jalisco, en Guadalajara, en donde se desarrolla el Grupo D, sí pudo presenciar como José Altuve consumió seis turnos y pegó dos imparables, el talento congénito de Miguel Cabrera para dar el batazo oportuno –su único hit en cinco chances impulsó una anotación-, el swing parejo de Carlos González quien se fue de 5-3 y la verdadera valía de Martín Prado en la legión venezolana de las mayores.

Martin Prado Vs Italia

Lo del antesalista y capitán de los Marlins de Miami resultó una epopeya que Homero hubiese querido inmortalizar. Estuvo perfecto al ligar de 5-5, arriesgó su humanidad por zambullirse en las tribunas para tomar un elevado en foul en el octavo capítulo y dio la conexión decisiva.

Los destellos de bates de plata y trofeos de títulos de bateo hacen que Prado pase desapercibido en muchas oportunidades. Eso no debería ocurrir. En los últimos tres años ha demostrado que es uno de los hombres más difíciles de ponchar en Grandes Ligas. En 2014 su porcentaje de éxito de contacto por cada swing fue de 88.6%, en 2015 de 89.2% y la temporada anterior de 90.8%, la segunda mejor cifra de la gran carpa.

Es necesario colocar el foco sobre Rougned Odor. En las dos ocasiones que pudo demostrar la velocidad de su swing arrancó aplausos de Jalisco. Lo único que separa al jonronero del lineup titular es la indiscutible presencia de Altuve en la segunda almohadilla y la incapacidad que padece de cubrir otras posiciones.

El joven de 23 años de los Rangers de Texas acumula 6160.1 innings en el beisbol profesional y ni uno ha sido en la antesala, el único puesto del cuadro que da opción a modificaciones por la polivalencia de Prado.

Encomendarse a la fe

Las complicaciones monticulares están escritas en el ADN de la novena, por eso han sido predecibles las abultadas carreras en contra. El iniciador Martín Pérez tuvo destellos de dominio, pero al final sufrió cuatro carreras.

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De los nueve brazos utilizados por el manager Omar Vizquel, solo Omar Bencomo Jr. y el prospecto José Castillo no permitieron que ningún rival les llegara a salvo a una base. Ellos fueron inmunes a la pandemia de descontrol que llevó a acumular siete bases por bolas, que unidas a 12 imparables permitidos, crearon la fórmula tan volátil y peligrosa como la nitroglicerina.

El aplomo de Castillo hizo olvidar sus 21 años de edad y que solo ha jugado hasta Clase A Avanzada. Retiró el décimo de manera perfecta para apuntarse el juego salvado, darle el triunfo a Francisco Rodríguez –quien se dejó empatar el cotejo en el noveno tramo- y sentenciar la derrota de Trey Nielsen. El mundo pudo ver por qué los Padres de San Diego ven en el espigado zurdo un diamante en bruto.

Lo bien que se vio y su economía de 11 pitcheos apartan a Bencomo como uno de los lanzadores que disponibles para relevar a Yusmeiro Petit en el choque de este domingo contra México (11:00 pm, hora venezolana), que podría definir el futuro de la tricolor. También está Wilfredo Ledezma, quien abrió uno de los juegos de exhibición y puede ir hasta el máximo de 65 lanzamientos.

Que todo se haya dado como está en el guión no quiere decir que sea bueno. Casi siempre el éxito tiene una dosis de sorpresa y si Venezuela quiere lavar su rostro después del decepcionante debut y el odioso 2013, es mejor que sorprenda a todos con un mejor pitcheo. México y los que vienen son equipos tan duros como el Puerto Rico que ultrajó el orgullo de los grandeligas criollos.

Las bajas de la batalla

Tan intensa fue la batalla contra Italia; con tantos altibajos, pérdidas de terreno, idas y venidas, desazones y remontadas gloriosas, que el precio del triunfo dejó varios cuerpos tendidos en el suelo… Literalmente.

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Silvino Bracho sufrió un tirón en la corva derecha y se pierde el resto del Clásico. Ahora el Comité Operativo tendrá que echar mano de los lanzadores disponibles en el pool de reserva para tratar de cubrir a uno de los hombres capacitados para los innings postreros.

Francisco Rodríguez también tocó el gramado con su abdomen. El dolor en el cerrador en una de las piernas fue evidente en el dramático final del noveno capítulo. Hasta ahora solo fue un calambre, pero su anatomía viene maltrecha por un tirón en alguna de las corvas hace un par de semanas.

Sin embargo el momento más trágico fue ver la imposibilidad de Salvador Pérez de afincar su peso en la rodilla izquierda por un choque con Drew Butera, casualmente su remplazo en los Reales de Kansas City.

El reporte médico indicó que solo fue una inflamación lo que sufrió el receptor, pero los monarcas y la selección prefieren no arriesgarse, y evitar que juegue lo que resta de torneo. Así que Venezuela pierde al mejor careta del beisbol, eso sí que es preocupante.

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