Deportes

Noel vuelve a sonreír

Informaba en su cuenta de twitter el estadista del Caracas FC, David De Pasquale, que el rojo no lideraba un torneo corto, a falta de dos jornadas para su finalización, desde el Torneo Apertura 2012. Hace seis años. En aquel entonces, el equipo de la Capital era dirigido por Ceferino Bencomo, quien casualmente había heredado el cargo del banquillo de manos del hoy DT, Noel Sanvicente.

Publicidad

Puede ser un simple dato si se excusan que hablamos del equipo más ganador de la historia del fútbol venezolano. Desde 2010, Caracas perdió fuerza en el panorama nacional. El debilitamiento de su brazo financiero, vinculado siempre a la vida del Doctor Guillermo Valentiner y la realidad económica del país que afectó a un club que vive exclusivamente de la inversión privada, sumió a la institución en una depresión de la cual le ha costado salir.
La fuerza de otros rivales, sustentados por capitales de grandes mecenas, hizo más cuesta arriba que el club avileño pudiera seguir siendo competitivo. Fichajes modestos y una política de formación de talentos distorsionada que hizo perder su principal sustento (la venta de jugadores) sumió a Caracas en uno de sus ciclos menos fructíferos de su nutrida historia. Técnicos y gerentes pasaron y ninguno pareció comprender el peso real de lo que significa la camiseta roja.
2018 se planteaba distinto. Phillipe Valentiner, desde el “exilio”, entendió que era necesario reimpulsar la inversión y devolver caras al nuevo proyecto. Era esencial retornar a la esencia. Con Noel Sanvicente de nuevo poniendo orden en la casa y con la intención de retomar el control de las formativas, vino Miguel Ángel Mea Vitali y Elio Quintal a encargarse de las oficinas. Dos hombres exitosos en sus campos. Conocedores de sus áreas. Rojos como la sangre. Entendedores de lo que se debe hacer en la Cota 905.
En el campo no ha sido fácil pero todo terminó retribuyendo la espera. Nadie se desesperó porque en su primer año Sanvicente no logró ningún título. Paciencia porque “chita” llegó para otras cosas y los títulos, seguro vendrán. En este Apertura las cosas no comenzaron bien. Sin Aristeguieta, el hombre a partir del cual se construyó la estructura del plantel, la cosa no se hizo fácil, pero poco a poco consiguió el de San Félix el funcionamiento ideal, que vino casualmente con el regreso del “Colorado” al ataque y con él, las victorias.
Son cuatro victorias consecutivas. Aplastó a Táchira en el clásico en San Cristóbal y cada vez convence más con su fútbol. Llegan con un tren de carrera descomunal a la etapa decisiva del campeonato. Junto con Estudiantes de Mérida, la atropellada es la mejor de toda la Primera División. ¿Las claves?:
1. Christian Flores: Es el mejor arquero del Apertura no solo por el porcentaje de goles encajados sino por su enorme solvencia en la puerta. Es el héroe inesperado del equipo. Viniendo como un desconocido de Segunda, no podía fallar a la tradición de Caracas de tener siempre excelentes guardametas.
2. La polivalencia de Moreira. El uruguayo no deslumbra en ninguna faceta pero es siempre regular en lo que hace. Se acomodó en la defensa ante las necesidades y ha mostrado un gran nivel. Sustituyó en el medio a Kuki Martins cuando no estuvo y el equipo no sintió su ausencia.
3. La cantera despunta: Leonardo Flores, Edwuin Pernía y Daniel Saggiomo han devuelto el protagonismo de las formativas rojas en el primer equipo. Han sido fundamentales en el repunte del Caracas. Su juego es de alto nivel y el crecimiento de su talento se pierde de vista por ser muy jóvenes ambos.
4. La vuelta de Aristeguieta: No es casual que Caracas haya despuntado con el “Vikingo” en la cancha. Su raza enteramente roja contagió al resto y su enorme forma tras regresar de Europa marca diferencias. El equipo juega para él y así todo se alcanza como estaba planteado en principio.
5. Los goles de Pernía: El “General” se destapó. Se ha beneficiado además por los espacios y habilitaciones de Aristeguieta. Compatibles a la perfección, Caracas vuelve a contar con una dupla letal de delanteros. Sus goles los hacen los atacantes, como debe ser. El desparpajo, la puntería y el instinto asesino de otro futbolista surgido de la cantera brotaron en el momento más necesario.
6. Alto voltaje de su juego: Funciona como un perfecto reloj calibrado. No hay despistes de nada en el fútbol de Sanvicente. Solvencia en todas sus líneas, el equipo es reaccionario de visitante con una velocidad y movimientos en ataque extraordinario. Aprovecha los pequeños espacios de su cancha, el Cocodrilos Sports Park, sácandole el máximo provecho a la dinámica de ideas que tiene. La tenencia no es fundamental, lo innegociable es aprovechar las ocasiones que se generan.
7. Fichajes acertados: Se nota la mano de la gerencia nueva en la ubicación de refuerzos. Añor, Moreira, Arrieta, Muriel, Colmenárez. Todos han tenido relevancia en la reacción de este Caracas 2018. Necesitaron el tiempo para acoplarse y hoy día rinden como de ellos se esperaba.
Ese abrazo de Noel Sanvicente con sus jugadores nada menos que en Pueblo Nuevo después del baño ante Táchira demuestra que el DT vuelve a ser feliz en la cancha. Caracas vuelve a ser Caracas. Costó caro que los de siempre no estuvieran en las decisiones. Parece que en la Cota 905 podrán volver a vivir los éxitos que se creían inalcanzables. Esto pinta bien.]]>

Publicidad
Publicidad