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Lara campeón del Clausura: Leo, el maestro de los 180 minutos

Olses tiene que ver, como también la decisión de Juan Carlos Cabeza de pitar aquel penal sobre la hora en Cabudare contra Trujillanos en Cuartos de Final. Son aspectos que no se pueden negar pero son puntos que forman parte del fútbol. Esto es fútbol. Lara en campeón por cuarta vez de un torneo corto y ahora va a pelear por un segundo título absoluto. ¿El arquitecto? Leo González.

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FOTOGRAFÍA: CORTESÍA

Y discúlpeme si me desvío de analizar desde lo estrictamente futbolístico, de lo que pasó con cada jugador y en colectivo en el campo, por qué el Deportivo Lara fue campeón. Creo que un altísimo porcentaje del éxito depende de lo que es capaz de decidir al borde de la cancha un estratega como Leo González. Bajo se régimen, el rojinegro ha sumado dos títulos de Clausura y peleará en segunda oportunidad la posibilidad de ganar otra estrella. Le ganó a Millonarios a Independiente en Copa Libertadores. Con menos calidad en la plantilla que en 2017 y con más fatiga y lesiones, ahora va con todo por un título que le falta en su palmarés al trujillano: un campeonato absoluto.
No hay un técnico que le iguale en su manera de preparar los partidos de ida y vuelta, los “mata – mata”, como le dicen en Brasil. Es un fuera de serie en interpretar lo que deben hacer sus equipos para tumbar a sus rivales. Descifra a la perfección al contrario y sin un fútbol que deslumbre a los ojos, es capaz de clavar la daga en el momento preciso para seguir avanzando. Junto con su inseparable espadachín Pedro Vera, ganaron la Copa Venezuela con Trujillanos en 2010, las del 2014 y 2015 con La Guaira y el Clausura 2017 con Lara (sin sumar las finales alcanzadas en las Copas de 2009 y 2011 y la finalísima de la temporada 2017). Todas, con decisiones en partidos de ida y vuelta.
En el Clausura que recién culminó, el trayecto para Lara fue complicado. Con lesiones, fatiga, jugadores convocados a la Selección Sub 20, Leo González tuvo que dosificar y cambiar constantemente el once de mitad de campo hacia adelante para afrontar la Liguilla. Si bien es cierto que la crepuscular es una de las mejores plantillas del país, la dosificación fue fundamental para hacerse competitivo. Dio un repaso a Trujillanos en Valera en Cuartos, pero perdió. Un gol de penal con tintes turbios en la decisión arbitral terminaron por darle el pase a la semifinal, donde dictó cátedra táctica ante nada menos que el Caracas de Sanvicente.
En la ida en el Olímpico de la Capital, Lara hizo un partido de sacrificio extraordinario: los volantes ofensivos taparon las salidas de los rapidísimos extremos del Caracas y sacaron un 1-1 valiosísimo que rubricaron con una victoria contundente en Cabudare. En la final, ante un La Guaira que venía siendo una aplanadora (seis goles en dos partidos), lo maniató durante 180 minutos. Enredó todo el entramado ofensivo rival y dejó huérfano de gol, secó al viril ataque de Daniel Farías.
Lara terminó siendo el equipo menos batido y en la final dio crédito de ello. Sin su bastión defensivo en el último partido (Giacomo Di Giorgi), nada cambió, lo que evidencia que todos interpretan a la perfección lo que piensa su técnico. Salazar – Vargas – Aponte – Di Giorgi – Carrillo – Manzano componen ese grupo defensivo inamovible que tantos réditos están dando a un equipo menos elaborador y más directo para ir al ataque. 396 minutos con el arco imbatido.
Lara es rácano, rasposo en su juego, pero no pierde nunca el equilibrio. Es como un rápido tigre africano: te espera y en la mínima equivocación, viene el zarpazo. Pregúntenle al chamito Olses. Explota los espacios con el rapidísimo Soto y explota siempre el oportunismo de su nueve, de su mejor delantero en la historia, Jesús Hernández. El sacrificio colectivo es encomiable y con ello, le basta para ser competitivo. Ya no está Carlos Sierra o Pedro Ramírez, pero están Manzano y Castellano para hacer el mismo daño.
Y Leo no cambiará nunca. Su estilo es así y no variará. Utiliza todas las estrategias posibles para sumar por encima del rival. No da pistas de sus convocados, del estado físico de los suyos. Se reserva todo. Presiona con su carácter indomable a los árbitros, maneja con fiereza todo lo que ocurre en el campo. Así es exitoso, así es su estilo.
Ahora viene la final por la estrella contra el descansado y hambriento Zamora. Lara no va a cambiar. Seguirá fiel a su guion y a su estilo. Se hace muy fuerte cuando más se le exige. Llega con Soto y Falcón recuperados y Di Giorgi habilitado. Será una final con dos estilos marcadamente distintos y dos técnicos cuyas ideas marcan pauta.
Esto es fútbol en estado puro. Esto es nuestro fútbol.]]>

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