Deportes

Vinotinto: Givova no es Venezuela

La Vinotinto volvió a estar en boca de todos. De absolutamente todos: periodistas, aficionados, opinadores de oficio. Todos se aprovechan del poder de convocatoria que tiene la Selección Nacional de fútbol para extraerle el máximo del jugo posible. Hasta la última gota, porque hablaron los que debían hablar y los que no tienen ni idea, también.

Publicidad
FOTOGRAFÍA: @tomasrincon8

Estamos tan polarizados en el país que hasta la politización denunciada por Rafael Dudamel de la selección fue capaz de opacar la mejor presentación del combinado nacional desde que él la dirige. La victoria ante Argentina, un hecho que se debe resaltar en letras doradas en la historia del deporte nacional, pasó por debajo de la mesa luego que el seleccionador pusiera su cargo a la orden tras no aguantar más la presión que conlleva manejar en neutro un carro deseado por todos los políticos, rojos y de otros colores.

Es así. El canibalismo y el deseo de sangre que quiere hoy la mayoría de nuestros coterráneos, tanto mandó al Olimpo la denuncia de Dudamel como lo mandó inmediatamente al infierno cuando aclaró a una televisora argentina la razón de su decisión. Ídolo y villano con apenas minutos de diferencia. Somos todos tan capaces de opinar desde nuestra visión, sin suficientes medios comprobatorios, que no nos interesa nada sino defender una posición. Así vivimos la polarización y si dices algo contrario a lo que las redes quieren leer, serás odiado para siempre. Señalar es el pan nuestro de cada día. El que se equivoca (creo que Dudamel no manejó adecuadamente la situación) no tiene derecho a nada. Así vivimos hoy en un país oscuro en lo eléctrico y en lo sensato.

Opinaron todos. Analizaron todos. Se expresaron todos. Solo unos pocos podrán repetir hoy cuál fue el once titular que en cancha pisoteó el orgullo albiceleste. Para ellos la noticia no fue someter al equipo de Messi sino que Dudamel se molestó porque se filtró la visita a la concentración del representante de Guaidó, el mismo que no quiere que se politice la Vinotinto cuando sabía claramente la tendencia roja de la institución (FVF) con la que firmó contrato. Señalamientos uno tras otro.

Quiero hablar de fútbol aunque sea difícil. De esta doble fecha hay que rescatar muchas cosas en lo deportivo. Que Roberto Rosales demostró que no se debe buscar ninguna otra opción en el lateral izquierdo porque el jugador del Espanyol no solo expuso un nivel inmejorable en esa posición, además aportó liderazgo y un sinfín de recursos en el campo que lo hizo ver como uno de los insustituibles en el once de cara a lo que venga. No hay duda que fue la noticia más positiva.

En cuanto a juego, contra Argentina se mostró cuál es la idea central de Dudamel acerca de lo que quiere de su equipo. Un 4-3-3 ampliamente practicado en los amistosos de 2018 con pequeñas variantes que fueron un puñal punzante hasta el corazón contra los argentinos. Las pequeñas variantes quizá no funcionaron contra Cataluña pero la idea central, de un equipo reaccionario y largo, que sea capaz de explotar la velocidad de sus extremos para acertar con un nueve de área y que pueda ser intenso para impedir al rival que encuentre espacios, quedó mostrada como declaración de principios para cuando el equipo tenga que ir a pelear por los puntos en la Copa América. Un equipo contragolpeador, rápido y certero. Me gusta la idea. Hay recursos para que eso sea efectivo.

Tres nombres propios también destacaron de cara a lo que viene. Yordan Osorio se erige como el último central en brindarle solvencia a la zaga nacional. Desde los mejores tiempos de Grenddy Perozo, Amorebieta o Vizcarrondo, Venezuela no contaba con un defensor que diera tanta seguridad en todas las facetas como el corpulento jugador del Vitoria de Guimaraes. Su complemento seguramente será Wilker Ángel, ausente por lesión en esta doble fecha.
Los otros dos: Salomón Rondón es indiscutible como centro atacante. El nivel es extraordinario y a nadie le queda en entre dicho que el del Newcastle debe ser el hombre de área en el sistema de un único punta de Dudamel. El otro es Jhon Murillo: el extremo no para de hacer buenas presentaciones vestido de Vinotinto. Es un jugador de selección y hay que aprovecharlo al máximo.

Visto esto, los dos partidos de marzo permiten sacar una conclusión: el once titular de cara a la Copa América, salvo alguna lesión o una catastrófica caída en la forma de alguno de los titulares, la formación de arranque contra Argentina es el equipo ideal. Con la presencia de Wilker Ángel en lugar de Villanueva, habemus once. Las variantes y los ensayos de 2018 deben haber dejado esta conclusión a Dudamel, quien pocas veces se ha visto tan agresivo en su planteamiento (incluidos los cambios) como lo que hizo ante los argentinos.

Otro par de buenas conclusiones: se nota el aumento de la competitividad de los protagonistas, lo que evidencia el buen rollo que hay entre los jugadores en el camerino. El que ingresa como alternativa se exprime al 200% para tratar de mantener el nivel del relevado y buscar la posibilidad de ganarse el puesto. Compromiso máximo con la causa, algo que no se veía desde los mejores tiempos de César Farías al mando.

Pero como siempre nos empeñamos en ensombrecer lo bueno, en que no se puedan disfrutar las pocas cosas buenas que como venezolanos alcanzamos o logramos, vino la gran cagada de Givova y su irresponsable manera de solventar un problema que solo ellos como empresa podrían responder, con el aval repugnante de la FVF.

Sin entrar en detalles de lo que todos sabemos que pasó con las camisetas que se utilizaron contra Cataluña, el bochorno es tan grave que debería ser causal de la ruptura del contrato con la marca italiana, en condiciones normales, pero como aquí estamos acostumbrados a dejar pasar las equivocaciones y los errores, probablemente veamos campante de nuevo a la Vinotinto en sus próximos choques vestidos con la ya desprestigiadísima Givova. Una vergüenza internacional en la que puede verse involucrada la FVF como cómplice en el desaguisado. Un entuerto que irrespeta a los jugadores y a la afición. Una mancha gravísima en la recuperada reputación de nuestra selección.

Hay que dejarlo claro: la Vinotinto no es Givova. La Vinotinto es esa que le ganó a Argentina y que perdió con Cataluña. Nadie nos la va a quitar.

Publicidad
Publicidad