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Geraldine Carrasquero, la venezolana que rompió paradigmas

Después de mucho trabajo, la venezolana Geraldine Carrasquero ya es una voz reconocible en las transmisiones de fútbol. ¿Cómo ha sido su recorrido? La periodista conversa con Carlos Domingues al respecto

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Carrasquero
Diseño: Yiseld Yemiñany

Puedo dar fe de que la meta que puede establecerse la mayoría de quienes somos narradores y comentaristas de fútbol en Venezuela, es llegar a formar parte de un staff de alguna cadena televisiva internacional.

Desde que a comienzos del nuevo milenio las transmisiones de ESPN, DIRECTV SPORTS, y Fox Sports inundaron el país, el modelo a seguir de las nuevas generaciones de locutores pasó de ser Manolo Dávila a Mariano Closs. Un sueño válido: yo lo conservo, lo admito. Sin embargo, se hace realmente difícil hacerse un hueco, sobre todo en una cadena como ESPN, donde los argentinos han dominado desde el sur todas las transmisiones. Colarse en ese grupo es prácticamente imposible.

No obstante, hay una mujer que ha roto cualquier paradigma al respecto. En los últimos días ha generado buena aceptación entre quienes disfrutamos los partidos de Copa Libertadores cuando la escuchamos. Con un acento neutro, que la ha hecho pasar por argentina, española o chilena, pocos sabían que esa dama que tan bien analizaba los partidos y conocía tan al pelo la información relacionada a los clubes venezolanos, era nada menos que una chica nacida en Maracaibo, Venezuela. Es Geraldine Carrasquero, periodista venezolana que forma parte del staff de narradores y comentaristas de ESPN.

Es el rock

No le gusta decir su edad. “No soy tan joven como crees”, responde a mi osadía de saberlo. 31 almanaques, más o menos para una mujer cuya historia profesional es merecida contar. Lo que no niega es que lleva el fútbol en las venas, hasta los tuétanos: “Soy futbolera hardcore”, se autocalifica con ese símil de lo más pesado que puede haber en la música rock. Ella es el rock.

Lo más paradójico es que lo del fútbol no le viene de herencia, como suele suceder a menudo: “Papá me llevaba a ver a Gaiteros y a las Águilas. Por ese tiempo existía en el fútbol Zulianos, pero no era común que la gente en Maracaibo fuera al fútbol”, recuerda de su niñez.

Lo cierto es que era tan buena de chama para el futsal, que junto con una amiga formaron el primer equipo de la disciplina en su colegio, de monjas, el Nazareth. Quería ser futbolista, era su sueño. Esa irreverencia para el fútbol, que curiosamente seguía por TV desde muy niña, no la traslada a su vida escolar y profesional: “Siempre he sido buena estudiante, era una nerd”, lo dice mientras sonríe al otro lado del teléfono y acota: “Yo no veía comiquitas, me la pasaba viendo ESPN y Fox Sports”. Su primer recuerdo futbolero fue el Mundial de Francia en 1998: “Tendría como 7 u 8 años y fue extraordinario”, recuerda.

Como muchos en nuestra infancia, ella consideró que al ser buena para los números, estudiar una carrera “que dé plata” era opción. Así comenzó ingeniería en LUZ, mientras ya había sido captada por la selección femenina de futsal del estado Zulia Sub 17, donde comenzó a competir a nivel nacional y a darse cuenta de la realidad que aborda el fútbol femenino.

Campeonas nacionales ante la selección de Táchira de futsal, a los 17 años es contactada por el entrenador colombiano David Cueto para hacer una prueba en el equipo femenino de fútbol del Zulia FC. Estaba más cerca de su sueño y más cerca de la realidad del fútbol femenino: “Viví las cosas del fútbol femenino, era profesional pero nos pagaban sueldos irrisorios, dormíamos en los autobuses o en colchonetas en los estadios, no en hoteles. La comida no era la mejor”, recuerda.

Sueño truncado, nueva ilusión

Una lesión de rodilla y la desaparición del Zulia FC femenino, hizo que su sueño de ser futbolista se truncara. Sin embargo, el gusto por el fútbol continuaba y no dejaba de verlo: “En 2004, junto con mi hermana, nos maravillaba ver a la venezolana Carolina Guillén en ESPN”. Decidida ahora a estudiar periodismo en la URBE, se graduó en 2013 y ahí tuvo su primer contacto con los medios de comunicación deportivos: participó en un programa de radio y calificó en un casting para formar parte del staff de comentaristas de un canal regional de TV y además participar en un programa de análisis llamado “Estudio Fútbol”.

“Transmitimos por radio el Mundial Sub 17 de 2013 y me escuchó un dirigente de Zulia FC. Me llamó y me invitó a formar parte del staff de transmisiones radiales del equipo. Ahí compartí con Rafael Castillo, Marco Aurelio Gómez, Rodolfo Sarmiento, Ernesto Vera”, explica sobre sus inicios en transmisiones de fútbol como comentarista. Ahí la conocí (escuché) y doy fe de la calidad de analista que desde entonces ya tenía.

A pesar de su corta edad, Geraldine ha cumplido todas las facetas de un periodista. Hizo diarismo con pasantías en el diario Panorama y luego en La Verdad: “El diarismo es la base del periodismo, la génesis de todo, es vital en tu vida de comunicador”, asegura. Escribió en diarios, hizo radio, TV, periodismo institucional en el Zulia FC, donde también llegó a ser gerente de comunicaciones. Tiene el bagaje suficiente para aspirar a todo lo que ahora disfruta.

Sin poder ser futbolista profesional, su meta era otra: alcanzar nuevas experiencias fuera del país. Decidida, dio clases de inglés en Colombia en 2017 (el idioma lo aprendió gracias a sus otras pasiones, el cine y la música), aunque ya había tentado irse al extranjero en 2013 cuando obtuvo una beca de Radio Marca, pero no la pudo disfrutar por temas económicos.

Sacrificios y triunfo

En enero de 2018 llega a Buenos Aires “con dinero para sobrevivir un mes”, recuerda. Una experiencia que curtió su vida y que hoy día valora enormemente: “Estaba mentalizada en que al comienzo me tocaría hacer cosas distintas a las que venía haciendo”, dice. Pues manos a la obra: trabajó en un almacén chino donde estaba de pie casi 12 horas al día y luego como mesonera en una cervecería cuyo propietario casualmente es el hoy seleccionador Sub 20 de Venezuela, Fabricio Coloccini. “Le llamó la atención que yo, una venezolana, conociera su carrera como futbolista. Es un tipo muy humano”, señala del greñudo ex defensor central.

El inglés ha sido vital para abrirse espacio donde está. Vivía en una residencia de ocho habitaciones con un living común, donde había un televisor que le servía para ver fútbol. Una chica hospedada ahí, al ver su pasión por el deporte, le dijo que había una oportunidad para trabajar como anunciadora en inglés en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires. Fue reclutada para hacer ese trabajo.

Trabajando en un cafetín, de donde pasó a ser mesonera a encargada, llegó la oportunidad de su vida: MediaPro, la empresa que levanta la señal de Copa Libertadores y Sudamericana, buscaba narradores guía para sus transmisiones en inglés. Siendo mujer y venezolana, un hándicap real, pudo calificar por su talento y conocimiento: “Volví a las transmisiones luego de dos años después de estar alejada del seguimiento de los torneos; ahí me di cuenta que eso era lo que realmente amaba”, dice.

Abrirse paso en ESPN

Ese rol lo compartió con el trabajo de encargada del cafetín: “Era difícil compartir las dos cosas porque trabajaba en el día en el café y en la noche iba a transmitir los partidos”, recuerda, pero ante su perseverancia, llegó la oportunidad dorada: ESPN estaba buscando mujeres para transmitir competencias a través de Facebook Watch y anunciaron un casting. “Logré calificar en una prueba donde participaron 30 chicas”. Una venezolana, en el país enfermo del fútbol, destacaba. Cosa de locos, diría un argentino.

Desde ahí, en 2019, ha logrado un crecimiento descomunal que hoy la ha llevado a transmisiones continentales en pantalla televisiva de ESPN. Ya no tiene que compartir el trabajo en la cervecería con su pasión: “Gracias a Dios hoy día me permito vivir de esto. En un país donde el fanático tiene un chip exigente, ser venezolana y mujer hizo que quizá los primeros partidos importantes tardaran en llegar. Y bueno, llegaron: dos finales de Libertadores y dos finales de Campions femenina. He transmitido hasta 20 competiciones de fútbol, femenino y masculino”, remata.

Hoy día forma parte del programa “Goles de Europa”, es analista de fútbol femenino en “Balón Dividido”. Además pone voz a los Magazine de la UEFA (Champions, Europa Leage). “Estoy donde quiero estar. Es lógico que uno sueñe con transmitir un mundial, unos juegos olímpicos, pero trato de disfrutar el camino. Antes me exigía demasiado y no tenía la madurez para valorar lo que hacía. Cuando sales, haces otras cosas y luego reencuentras el camino, lo valoras más. Me ha costado llegar, pero he mantenido la pasión, la perseverancia y la paciencia para hacerlo”, sentencia.

Su compromiso con el fútbol femenino nos lo recuerda: “Mundo Pelota es mi proyecto personal en el que le dedico todo al fútbol femenino”, dice sobre un canal de YouTube en el que se fomenta la inclusión, la igualdad de género y un mundo sin etiquetas.

Geraldine Carrasquero ha logrado lo que mucho ni por sueño hemos imaginado. Lo ha alcanzado con su esfuerzo, sí, arriesgando, renunciando, sacrificando, pero perseverando. Su talento se pierde de vista y hasta sus compañeros en el canal están admirados con sus capacidades, lo mismo que todos los que disfrutamos su trabajo a nivel continental. Geraldine lo logró, rompió todos los paradigmas y ahora nos marca el camino de lo que puede ser.

Espero que hayan conocido más a Geraldine. Era mi objetivo. Ella lo merece.

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