Espectáculos

Desfile patrocinado por un dictador gana el Carnaval de Río

Entre las plumas y las lentejuelas de la escuela de samba Beija Flor se escondía un país africano rico en petróleo. El periodista Haroldo Castro explica cómo Guinea Ecuatorial logró que un conjunto del barrio Nilopolis bailara su historia en canción.

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La escuela de samba Beija-Flor fue declarada el miércoles campeona del Carnaval 2015, una competencia arduamente disputada.

El grupo provocó polémicas al dedicar su presentación a Guinea Ecuatorial, gobernada por el dictador más longevo de África, Teodoro Obiang Nguema Mbasogo.

El diario O Globo informó la semana pasada que la agrupación recibió 3,5 millones de dólares del gobierno de Guinea Ecuatorial.

Pero directivos de Beija-Flor, que en portugués significa colibrí, se limitaron a decir que recibieron «apoyo cultural y artístico», sin entrar en detalles.

El campeón no recibe un premio en metálico, solo una copa y el derecho de jactarse durante un año.

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La otra cara de Beija Flor

Haroldo Castro escribió para la revista brasileña Época que entre las plumas y las lentejuelas se escondía un país africano rico en petróleo. El reportaje se llama «La Guinea Ecuatorial que no vimos en el sambódromo de Río». El texto explica por qué la historia del país de 1.722.000 habitantes fue la canción de la escuela de samba Beija Flor:

«Teodorín y su padre Teodro Obiang consiguieron su objetivo. Más del 99,9% de los brasileños esucharon por primera vez el nombre de su país, Guinea ecuatorial, durante la fiesta máxima del carnaval Carioca».

Comentó que Beija Flor del barrio Nilópolis recibió un patrocinio de 10 millones de reales -4 millones de dólares- para exaltar la minúscula nación africana durante el desfile. El padre y el hijo actuales dueños del poder colocaron su marca en la historia del samba carioca.

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El dinero fácil tiene una explicaión: Guinea Ecuatorial es el tercer productor de petróleo de África. Sin embargo, está en el lugar 144 -de 193 países- del índice de desarrollo humano de la ONU.

No hay distinción entre el gobierno y su presidente que ocupa el puesto desde el año 1979. Teodoro pretende pasar la corona a su hijo Teodorín. Castro escribe «Quien quiera protestar contra Obiang y su clan, que huya. No hay espacio para oposición alguna«.

El autor del reportaje destaca un viaje en el que presenció la devastación del medio ambiente en el país centro africano.

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