Testimonios

Femicidios en Venezuela se disparan en medio del silencio general

Más allá de las secciones de sucesos en los medios digitales y de las versiones propagadas en redes sociales, los casos de violencia mortal contra mujeres revelan una compleja tragedia que incluye mucha impunidad y falta de respuestas por parte del Estado. ONGs como Avesa y Utopix combaten ese silencio.

Femicidios en Venezuela
Andrea Hernández |El Estímulo
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En Venezuela cada vez más mujeres son presa fácil para un agresor, que, en muchos casos, son sus parejas. Si ellas deciden denunciar violencia en su contra las autoridades las revictimizan. Y crece de manera alarmante el número de asesinatos que tienen como móvil el fin de una relación sentimental.

Muchas de estas víctimas son mujeres solas y conviven con el asesino bajo el silencio obligado y la impunidad.

La mayoría de las veces que nos topamos con homicidios de mujeres, ahora tipificados en la ley como femicidios, la característica que resalta es que la mujer decide terminar con una relación sentimental y su pareja, hombre, no está de acuerdo y le quita la vida.

Está situación suele venir precedida por constantes problemas en la convivencia en la pareja y finaliza en un hecho de sangre, donde la mujer es la víctima fatal.

La esperó y la mató

Tal fue el caso de Yenny Hidalgo, de 27 años, quien salía de trabajar como doméstica en Vizcaya, municipio Baruta del estado Miranda, cuando fue atacada por un hombre supuestamente con un arma blanca. Hidalgo fue hallada mal herida en una zona boscosa muy cerca del Centro Comercial Vizcaya, auxiliada por paramédicos de la localidad y trasladada al hospital Domingo Luciani, donde falleció debido a un paro respiratorio.

El agresor fue identificado con el nombre de Eduardo Parra, de 52 años de edad. El hombre fue aprehendido por la policía  científica en el barrio El Nazareno, de Casalta II, en Caracas. Familiares de la víctima manifestaron que “apenas” tenían tres meses de relación y que Yenny Hidalgo decidió dar por terminada la misma debido a los constantes maltratos.

Hidalgo iba camino a su casa en José Félix Ribas donde la esperaban sus tres hijos. Parra, que conocía el día a día de la mujer, posiblemente planificó, y esperó que ella terminara con sus labores en la casa donde laboraba para atacarla, algo que podría significar un agravante en un futuro juicio.

Cifras de emergencia

Según la organización no gubernamental (ONG) Utopix, en Venezuela es asesinada una mujer cada 35 horas. De hecho, en febrero de 2022, ocurrieron 18 femicidios, seis en grado de frustración y tres femicidios de venezolanas en el exterior, específicamente en Ecuador, Perú y Colombia.

“Casi que se llega a un femicidio diario, y esto, en base a un subregistro de casos, porque como ya hemos dicho un millón de veces, el Estado venezolano no presenta cifras diferenciadas de femicidios. La última vez que entregaron cifras a la Cepal fue en el año 2016 (122 femicidios)”, manifestó Aimee Zambrano, directora de esta ONG.

Las cifras de la ONG dan cuenta de que, en los años 2020, 2021 y lo que va de 2022, se mantiene casi en paridad la cantidad de femicidios por hora, y no ven que el Estado tenga un plan de acción de emergencia ante esta problemática social.

Zambrano aseguró que los femicidios en grado de frustración también han ido en aumento. La víctima se salva de la muerte porque llega la policía o por la intervención de familiares, amigos, vecinos, etc.

“Hay un incremento considerable en los casos de violencia contra las mujeres. Muchas denuncian pero, hay toda una práctica de revictimización y el caso queda impune, y la mujer desprotegida”, afirmó Zambrano.

La contadora asesinada

No importaron más de diez años de vida en pareja para que, Johnny Humberto Muentes Mero acabara con la vida de Marbella Soto Jiménez, de 32 años. Tuvieron una fuerte discusión y el hombre aprovechó que la mujer estaba descuidada en el cuarto para tomar un cuchillo y asesinarla, presumen las autoridades. Posteriormente, Muentes Mero se quitó la vida.

Marbella Soto debía asistir a una reunión familiar el día domingo en la parroquia La Vega, en Caracas. Evidentemente nunca llegó, por lo que sus hermanos fueron hasta su casa en el sector Santa Ana de Carapita, oeste de Caracas. Al llegar a la casa y tocar el timbre, presintieron que algo no estaba bien, por lo que decidieron forzar la puerta. Al revisar la casa y entrar a la habitación, encontraron el cuerpo de su hermana con múltiples heridas y a su lado su esposo, también muerto. El arma blanca también estaba sobre el colchón impregnado de sangre.

Más del doble de femicidios

Las cifras de femicidios realmente deberían llamar la atención de las autoridades. Así lo afirman desde la ONG Avesa, organización que asegura, que desde el año 2016 cuando el Ministerio Público registró 122 femicidios, hasta el año 2021 cuando organizaciones de la sociedad civil tomaron nota de 290 asesinatos, el incremento es de 57,93% de femicidios en Venezuela.

“Hay muchos elementos que inciden en este aumento de la violencia contra las mujeres. El femicidio es la expresión máxima de esta violencia,  que también aumenta en el país. Hay una normalización y, si se quiere, hasta aceptación de esa violencia contra las mujeres, y no se le ve con la gravedad que tiene”, indicó Magdymar León, coordinadora de la ONG  Avesa.

León señaló que recientemente fue reformada la Ley Orgánica Sobre el Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, pero que ese texto tiene fallas en su implementación.

Cárcel por casa

En medio de la pandemia -agrega León- muchas mujeres quedaron atrapadas en sus casas con los agresores, o se cerraron muchos servicios de atención privados. También se restringió el acceso a las instituciones del Estado para denunciar, y todo eso llevó al crítico desamparo de las mujeres que estaban siendo víctimas de violencia.

“Realmente tenemos un problema grave en la atención y prevención de la violencia contra la mujer. No tenemos un plan nacional de atención y prevención y la ley no cuenta con un reglamento. Desde el año 2007 cuando se promulgó, seguimos con la debilidad de que no tiene un reglamento”, indicó León.

Aseguró que el reglamento es importante porque este especifica los procedimientos que deben llevar adelante, no sólo las instituciones de justicia, sino, todas las organizaciones que están involucradas en la atención y prevención de esta problemática, entonces, las actuaciones llegan a ser discrecionales y no sigue un marco regulatorio.

El papel del Estado

Cuando una mujer denuncia una situación de violencia, explica  Magdymar León, lo primero que deberían hacer los organismos receptores de denuncias es, precisamente, tomar la denuncia, y no generar filtros para la recepción del caso.

“No deben evaluar si es cierta o falsa la denuncia que se está presentando. Su obligación es recibir la denuncia e inmediatamente dictar medidas de protección y seguridad que van dirigidas precisamente a evitar nuevos hechos de violencia”, agrega.

Paralelamente, deben abrir un expediente, se debe tomar la declaración de la víctima e iniciar el proceso de investigación que debería llevar a la verdad de lo que ocurrió.

“Lo que tienen es que cumplir con su obligación, implementar las medidas de protección y seguridad, y llevar a cabo la atención de la mujer que denuncia, realizar informes sicológicos, documentar pruebas técnico forenses, y demás actuaciones dependiendo del caso”, afirmó la representante de Avesa.

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