La consulta arrojó que 72% de las empresas reportaron que su producción había disminuido mucho, mientras que 80% de las pequeñas industrias registraron caídas en sus actividades. El presidente de la organización, Juan Pablo Olalquiaga, dijo que esos índices se han visto reflejados en la paralización de distintos sectores como el metalúrgico que de un total de nueve empresas consultadas, cinco tienen líneas paradas.
Por su parte, el sector de empaques y envases está paralizado por falta de hojalata, bovinas de aluminio, polipropileno, entre otros insumos, que afecta el envasado de leche en polvo, café, harina de maíz, productos de higiene personal.
En el sector de vidrio y refractarios, la fabricación de ampollas, frascos y viales de vidrio está paralizada, precisó Olalquiaga.
Sobre el tiempo de trabajo asegurado, 60% de las grandes empresas cuentan con menos de dos meses de volúmenes de pedido por entregar, mientras que las pequeñas industrias se han visto más afectadas al no registrar pedidos pendientes, indicó Olalquiaga.
Con respecto a la entrada de capital, solo 2% de las empresas grandes y 8% de las pequeñas dicen que van hacer inversiones operativas. “Esto es nada. Prácticamente no están haciendo inversiones para mejorar sus volúmenes de producción o sacar nuevos productos”, dijo.
Las expectativas a futuro han disminuido fuertemente desde el primer trimestre del año 2013, más industrias dicen que les va a ir peor con respecto a las que consideran que les irá mejor. “En este momento estamos en casi 40, este no es un índice porcentual es un índice absoluto y condiciona la previsibilidad de que vaya haber un cierre masivo de empresas en la medida que no vayan cambiando las condiciones del entorno económico”, detalló.
Pese a las dificultades que ha enfrentado este año el sector industrial, el volumen de trabajadores ha disminuido relativamente poco con respecto al tercer trimestre de 2014, lo que responde a los mecanismos empleados por las empresas que han decidido no eliminar puestos de trabajo.
Olalquiaga subrayó que como consecuencia de la arbitrariedad e improvisación con la que se ha manejado la economía en los últimos meses, las empresas han tenido cada vez más dificultades para desenvolverse, aunado a los efectos que genera el control de cambio.
También afirmó que el control de precios, que se ha intensificado en los últimos días tras la reforma de la Ley Orgánica de Precios Justos, ha significado una seria disminución de las posibilidades operativas de las compañías pues, en su opinión, “ha comenzado una suerte de terrorismo de Estado contra los comercios“.
“En muchísimas oportunidades sin tan siquiera hacer un análisis de los costos se obliga a hacer una rebaja de precios, desestimulando la compra de productos por parte de los comercios”, agregó.
-Propuestas para la nueva Asamblea Nacional-
A pesar de que el gobierno se ha hecho de “oídos sordos”, el presidente de Conindustria insistió en la titularización de la deuda de $12.000 millones que mantiene el sector privado con los proveedores internacionales.
Y a poco menos de dos semanas para las elecciones parlamentarias, Olalquiaga enumeró una lista de medidas que en su opinión son esenciales para estabilizar la industria del país, que privilegie la inversión para aumentar la producción nacional, para que se generen nuevas industrias y nuevos puestos de trabajo.
“El llamado que le hacemos a la nueva Asamblea es para que se legisle en términos de derecho de propiedad, los cuales son vulnerados a través de las expoliaciones y de las tomas sin ceñirse a las leyes de expropiación y en muchas oportunidades sin que se den los pagos adecuados”, manifestó.
También pidió que se haga una separación de poderes para que las empresas puedan sentir que hay capacidad de defensa ante el incumplimiento del Estado.
Otro de las solicitudes de Conindustria fue la implementación de un sistema financiero de largo plazo. “La industria requiere inversiones que se paguen en 10 años, y en Venezuela los créditos se deben pagar en máximo tres años, con un plazo así difícilmente se pueden poner instalaciones industriales”, apuntó.
Olalquiaga también pidió la reorientación de las políticas tributarias que le permita a las empresas tener rentabilidad.
Señaló que este llamado es un intento para que se implante una nueva visión de país donde se priorice el “Hecho en Venezuela”, en donde se inhiba la utilización de divisas para importar productos terminados de otros países “en desmedro de la producción nacional y de los puestos de trabajo para los venezolanos”.