Economía

10 medidas para parar de un solo frenazo la hiperinflación

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Fotografía: AFP

Hace 20 años, en Bolivia la hiperinflación llegó a 20.000% anual. Otros países en América Latina como Argentina, Brasil y Perú sufrieron inflaciones de 1.000, 3.000 y más de 5.000 % anual. En aquellos tiempos, los economistas convinieron que se podía hablar de hiperinflación si los precios aumentaban al menos 50 % mensual. Pero hoy vivimos otros tiempos en los que la inflación en la mayoría de los países del mundo ha sido abatida y se mantiene bajo control, por debajo del 10% anual. Por lo tanto, aquellas referencias del 50 % mensual perdieron vigencia y, en la actualidad, podríamos afirmar que un país que sufre en apenas un mes la inflación que otro país sufre en todo un año, aquel está siendo devorado por la hiperinflación.

Los que si mantiene más vigencia que nunca son las causas de la hiperinflación, entre las cuales figuran las siguientes:

  1. Recurrente déficit fiscal superior a 10 % del PIB, lo que significa que el gobierno gasta más de lo que le ingresa y, por lo tanto inyecta, más poder de compra que el que sustrae por la vía del cobro de impuestos.
  2. Impresión de dinero sin respaldo en la producción para cubrir el déficit, y al poner a correr mucho dinero atrás de pocos bienes esto dispara los precios.
  3. Rechazo a la moneda nacional debido a su acelerada pérdida de valor.

En Venezuela están dadas las condiciones para la hiperinflación:  

  1. Déficit fiscal superior al 10 % del PIB durante más de 5 años.
  2. En vez de bajar los gastos y subir los impuestos para equilibrar la gestión fiscal, más del 60 % del déficit se financia con emisión de dinero inorgánico.
  3. Creciente desconfianza en el poder de compra de la moneda nacional. Nadie quiere bolívares que se vuelven sal y agua, y esto acentúa la demanda de alimentos y su acaparamiento doméstico, así como el trueque y la compra de dólares.

¿Quiénes ganan y quiénes pierden ganan en la hiperinflación?

  1. Gana el gobierno que emite dinero para cubrir su déficit y pierden las familias que pagan el impuesto inflacionario, al transferirle parte de su ingreso fijo.
  2. Ganan las empresas que tienen precios variables que ajustan al ritmo de la hiperinflación y pierden los trabajadores que dependen de un salario fijo.
  3. Gana quién tiene crédito a una tasa fija y menor que la inflación porque los bienes que compran se revalorizan mucho más, pero pierden quienes ahorran a un tasa de interés fija que no compensa lo que pierden por la hiperinflación.

¿Cómo parar la hiperinflación?

No hace falta reducir el gasto social, congelar los salarios, reducir las pensiones ni aplicar medidas draconianas que recaen sobre la población más vulnerable. Por el contrario, al detener la hiperinflación que devora la capacidad adquisitiva de los hogares, las siguientes medidas más bien tienen un impacto positivo sobre toda la población:

  1. Sincerar el tipo de cambio y el precio de la gasolina para corregir el déficit de Pdvsa, en lugar de financiarlo con emisión de dinero inflacionario por el BCV.
  2. Eliminar el control de cambios y estabilizar una sola tasa para evitar que la formación de precios siga a merced de las especulaciones con el dólar paralelo.
  3. Respaldar las mejoras salariales con aumentos en la productividad del trabajo para erradicar el círculo vicioso de aumentos-inflación-aumentos-inflación. En la carrera de los salarios tras la inflación siempre pierden los salarios.
  4. Sustituir los ineficientes subsidios indirectos a los productos que estimulan el contrabando de extracción, por subsidios directos a los hogares pobres.
  5. Sustituir el rígido control de precios que causa pérdidas, desestimula la producción y genera escasez, por una política de estímulo a la inversión y promoción de la competencia en calidad y precios que beneficie al consumidor.
  6. Ajustar las tarifas de servicios públicos hasta cubrir costos de operación y mantenimiento para aliviar el déficit y evitar su inminente colapso.
  7. Reducir el gasto militar, priorizar obras pendientes, eliminar gastos superfluos y aumentar los ingresos a través de una reforma tributaria para terminar de equilibrar la gestión fiscal.
  8. Sin aun así quedara un porcentaje de déficit hay que evitar su financiamiento con impresión de dinero inflacionario, lo cual pasa por recuperar la autonomía del BCV en la emisión de dinero.
  9. Reestructurar la deuda externa y sincronizar los pagos futuros  la evolución del ingreso petrolero y del ingreso externo por la vía de repatriación de capitales, inversión extranjera, exportaciones no petroleras y turismo internacional.
  10. Negociar financiamiento con organismos multilaterales: FMI, BM, BID, CAF, etc.

Debido a la hiperinflación, en Venezuela la formación de precios está sincronizada con el comportamiento del dólar paralelo. La economía está cada vez más dolarizada y un número creciente de operaciones de compra-venta se calculan y concretan en dólares. Incluso, los ingresos y ahorros se refugian en el dólar para preservar su poder adquisitivo. La aplicación de estas 10 medidas en el orden y ritmo adecuados creará el entorno económico necesario para erradicar las secuelas de una descomunal brecha entre la tasa Dipro y el dólar paralelo que ha llegado a superar las 400 veces. Al equilibrar la gestión fiscal, erradicar el financiamiento monetario del déficit fiscal y regir una sola tasa de cambio estable y creíble, el bolívar dejará de devaluarse internamente y podrá recuperar sus funciones de unidad de cuenta, medio de pago y reserva de valor que fueron asumidas por el dólar como consecuencia inevitable de la hiperinflación que en el país se desató, debido principalmente a los graves errores de política cambiaria, fiscal, monetaria y de precios que se acumularon a lo largo de los últimos tres años.

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