Economía

Monómeros: ¿qué está esperando la OFAC?

La empresa venezolana que controla 46% del mercado de fertilizantes en Colombia y es clave para la agroindustria de ese país, necesita con urgencia que el Departamento del Tesoro de EEUU le renueve la licencia que le permite operar a pesar de las sanciones. Pero hay factores políticos e intereses cruzados que podrían estar retrasando la decisión

Monómeros
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El 2 de junio apareció en el diario colombiano La República –especializado en economía y negocios- un aviso en el que “los accionistas” de Monómeros Colombo Venezolanos SA, convocan a una asamblea extraordinaria el próximo 13 de junio de manera virtual (dicen que harán llegar un enlace a través de correo electrónico) para, entre otras cosas, elegir una nueva junta directiva de la empresa y anular las decisiones tomadas por la actual administración.

El comunicado está firmado por el presidente de Pequiven, Pedro Rafael Tellechea Ruiz. Pero Pequiven no tiene ningún control sobre esta empresa del Estado venezolano que opera en Barranquilla, Colombia, desde que ese país decidió desconocer a Nicolás Maduro como presidente y estableció sus relaciones con el llamado interinato presidido por el diputado Juan Guaidó.

Monómeros es manejada desde 2019 por una junta administradora ad hoc, designada desde el gobierno interino y reconocida por las autoridades colombianas y por la propia OFAC que ese mismo año le otorgó su primera licencia para operar en los mercados internacionales sin ser afectada por las sanciones contra Pdvsa y sus filiales.

La gerencia general de Monómeros de inmediato hizo circular un comunicado oficial denunciando “la convocatoria a una falsa Asamblea de Accionistas”, rechazando “este intento por suplantar la legítima gobernanza y perturbar el normal funcionamiento de nuestra organización” y anunciando acciones legales.

Este episodio muestra la puerta que está dejando abierta la disputa en la oposición por el control de Monómeros justo cuando coinciden dos elementos importantes: el inminente cambio de gobierno en Colombia y la necesidad de que la Oficina de Control de Bienes Extranjeros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos conceda una renovación de la licencia.

Durante el año pasado Monómeros fue víctima de una conspiración para una toma hostil en una intrincada operación que incluyó una campaña de desprestigio en medios de comunicación y la complicidad y participación directa de la entonces presidenta de la empresa, Carmen Elisa Hernández; el gerente de finanzas William Otero Gracia; la gerente de contrataciones Ailyn Paola Herrera y el contratista Jorge Luis Pacheco. 

Y esto dice el informe preliminar de una comisión de diputados de la Asamblea Nacional -2015- que viajó a Barranquilla a investigar las denuncias sobre los intentos de despojar a Venezuela de este activo: “Cabe destacar, que esta maniobra se ha ejecutado de forma tan evidente, quelos señores Otero, Herrera y Pacheco, luego de prestar servicios de alta gerencia para Monómeros hoy trabajan para Nitron Group y/o Nitromon S.A.S. y /o Nitrofert S.A.S, es decir, el grupo empresarial que se convirtió con su colaboración, en el principal acreedor de Monómeros, con el objeto de lograr su toma hostil”.

Oliendo sangre

Nitron Group –al igual que hoy el gobierno de Maduro- intentó entonces aprovechar una debilidad de Monómeros: el hecho de que tenga cerrado el acceso al gran financiamiento bancario como consecuencia de las sanciones por parte de Estados Unidos que datan de 2017.

La empresa hasta ahora ha podido trabajar –y hasta reportó en 2021 sus mejores resultados económicos de los últimos cinco años- gracias a créditos de sus proveedores, de modo que Nitron maniobró para convertirse en el mayor acreedor y apostar a una declaratoria de insolvencia para ejecutar la deuda y quedarse nada menos que con la compañía que controla más de 46% del mercado de fertilizantes en Colombia.

Pero ese cálculo falló y hoy –según ha explicado el gerente general Guillermo Rodríguez Laprea- el ente regulador colombiano, la Superintendencia de Sociedades de Colombia, supervisa y certifica la gestión y los resultados económicos de Monómeros.

Los riesgos, sin embargo, persisten. La más reciente licencia OFAC concedida a Monómeros se vence el próximo 30 de junio. En julio de 2021 la directiva solicitó la renovación y todavía esperan la respuesta de esa instancia del Departamento del Tesoro.

Y aquí es donde comienzan a enredarse las explicaciones. ¿Por qué la OFAC se ha tomado todo este tiempo? Rodríguez Laprea aseguró en entrevista con El Estímulo que ya presentaron todos los recaudos exigidos por la OFAC para demostrar la solvencia y transparencia en los manejos de Monómeros, que el año pasado registró ventas por 330 millones de dólares.

De acuerdo al gerente general no debería incidir ningún otro tipo de factor en la toma de decisión por parte de la OFAC, más allá de los parámetros formales que ya se han cumplido. Pero en medio de esta situación cruzada por diversos intereses, otras fuentes asoman una explicación difícil de comprobar y que prefieren esbozar desde el off the record: hay una negociación política entre los partidos más importantes de la oposición trabada por la negativa de uno de ellos interesado en controlar la conducción de Monómeros. ¿Y qué tiene que ver la OFAC con eso? Se supone, continúa esta versión, que hasta que no se llegue a un acuerdo el embajador de Estados Unidos en Venezuela –que opera desde Bogotá- no dará su visto bueno a la licencia.

Esta tesis tiene un elemento difícil de digerir: ¿una decisión de la OFAC depende del criterio de un embajador y no de la formalidad de cumplir con unos recaudos específicos? El sentido común indica que no debería ser así, pero es Venezuela, hay muchos intereses y hay que anotarlo –con reservas- como una posibilidad. Algunas personas consultadas en el mundo de la política y la diplomacia internacional lo registran como una preocupación seria.

Otra cosa que hay que anotar es el oportunismo de esos intereses que se cruzan en torno a Monómeros. Parecen estar oliendo sangre en este momento y asoman en medios y en redes sociales. Hasta el expresidente Ernesto Samper –simpatizante, claro, del chavismo- tuiteó este lunes 6 de junio hablando de Monómeros en pasado y aprovechando para lanzar un dardo a Iván Duque.

Ese pleito mezquino, sin embargo, importa poco. Lo que realmente debería tomarse en cuenta es lo que representa Monómeros para la agricultura colombiana, sus proyectos que tendrán gran impacto en toda la región y su condición de ser el segundo gran activo venezolano en el extranjero. Sin la licencia OFAC todo el esfuerzo de sanearla y preservarla se derrumba y podría perderse para terminar en manos de intereses privados o del gobierno de Maduro.

El sindicato de trabajadores –Sintramonómeros- lo tiene tan claro que le enviaron –el 25 de mayo- una carta al embajador de Estados Unidos para Venezuela, James Story, de la cual se puede extraer una idea que recoge todo lo dicho aquí: “La demora en la entrega de la licencia OFAC por parte de su embajada ha ocasionado mayores perjuicios contra nuestra empresa, además porque ha alentado a los actores de la toma hostil a actuar con mayor determinación en contra de Monómeros”.

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