Economía

Frontera de Táchira y Colombia solo está abierta para camiones, a un mes de la fiesta

Ha sido un proceso lento, plagado de desconfianza y menos pensado en la gente, así lo describen gremios de aduaneros, especialistas en frontera, políticos y habitantes locales. Pero ese panorama no le resta esperanza y motivación a las personas involucradas en la reactivación de la zona comercial que fue cerrada hace siete años por orden del gobierno venezolano.

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A un mes de la "reapertura"· Frontera con Colombia sigue cerrada al tránsito de personas en vehículos

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La voz de alerta de autoridades a ambos lados del puente internacional Simón Bolívar informa a los peatones que se movilizan por el corredor vial que deben detenerse, viene una gandola (o tractomula, del lado colombiano) saliendo de los patios de la Aduana Principal de San Antonio del Táchira y se dirige hacía el cruce de frontera con destino a Colombia.

El proceso se repite cada día entre las 10 de la mañana y 12 del mediodía, luego de las cuatro a seis de la tarde desde el pasado 26 de septiembre, cuando autoridades de Venezuela y Colombia dejaron formalmente reactivado el paso comercial entre ambas naciones que cumplía siete años cerrado por parte del gobierno de Venezuela.

Una vez pasa la carga por el puente internacional, se abre de nuevo el paso a la multitud de transeúntes que deben entrar por carriles sobrepuestos a cada lado de las aceras de la estructura binacional. Empujones, pisotones o cualquier otro incidente menor deben soportar quienes por allí transitan. La reapertura vehicular, de carga, es solo para el comercio binacional.    

Como desde hace años, la gente tiene que cruzar a pie, pues sigue prohibido el cruce de vehículos particulares y de pasajeros por el puente binacional. Foto: Rosalinda Hernández

La gente en la última fila

Para el investigador Francisco Sánchez, del Centro de Estudios de Fronteras e Integración (CEFI) de la Universidad de Los Andes, en Táchira, Sánchez la gente común ha sido la meno beneficiada con la apertura comercial fronteriza.

“Las personas continúan desplazándose entre un país a otro de manera peatonal, eso fue algo que se logró desde el 2016, aunque con horarios muy restringidos para los dos países”.

Francisco Sánchez

El especialista precisó que lo que en teoría formó parte de todas las consignas de campaña (derechos humanos) del nuevo gobierno colombiano no se ha dado, no se ha mirado a la gente.

“Las personas no pueden pasar en vehículos particulares, pero tampoco en transporte público, generando condiciones adversas de tipo atmosférico, debido a las altas temperaturas que se registran en la zona o de exposición a accidentes, teniendo en cuenta que tanto peatones como vehículos de carga transitan la misma calzada, por lo tanto, para la gente no ha sido una verdadera reactivación del paso entre ambos países”, explicó.

Otro de los puntos analizados por el investigador a un mes del acto político protagonizado por el presidente de Colombia y autoridades venezolanas en el simbólico paso fronterizo, es lo referente al restablecimiento de las relaciones consulares.

Sánchez dijo que se esperaba que el tema de la reapertura significaba en principio una mejora en las relaciones entre los gobiernos de ambos países, pero solo se ha materializado a nivel político y de alto gobierno con la designación de los embajadores.

A la fecha no existe ningún anunció que especifique cuándo se dará el restablecimiento de relaciones consulares, un hecho fundamental porque este tipo de relaciones son las que sirven directamente a más de dos millones de venezolanos que se encuentran en Colombia y a los colombianos residentes en Venezuela, para la obtención de documentos de identidad y otras gestiones, agregó.

Frontera sigue cerrada a la gente común en Táchira
El paso de personas debe ser a pie. Sigue cerrado a vehículos particulares y de pasajeros

Lentitud y desconfianza

La lentitud y desconfianza parecen ser los elementos que marcan este primer mes de reactivación comercial de la frontera entre Táchira y el Norte de Santander, cerrada desde el 19 de agosto de 2015, reabierta en el 2016, nuevamente cerrada y abierta en el 2018, con un mediano tránsito de cargas, que se extendió hasta febrero de 2019, cuando se clausuró definitivamente, luego del intento de paso de la ayuda humanitaria.

El presidente de la Asociación de Aduaneros del estado Táchira, Nelson Urueña, explicó que la lentitud en el proceso de reapertura comercial se debe, entre otras cosas, a que “se había creado un hábito de trabajar de otra manera que no era ni la frecuente, ni normal y menos ajustada a derecho. Es decir, al margen de la ley de aduanas y sus reglamentos. Muchos de esos empresarios, importadores normales que cumplían con los requisitos, se acostumbraron a hacerlo de una manera no cónsona con lo que manda el arancel de aduanas y su reglamento».

Los trámites exigidos por el régimen aduanero para algunos productos de consumo humano y animal podrían tardar desde 15 días hasta mes y medio en actualizarse, dependiendo del caso, también puede ser motivo de la lentitud en el proceso de intercambio comercial, dijo el aduanero.

“Además existe la desconfianza de muchos importadores que están trabajando por la frontera de Paraguachón porque se ha creado una campaña que distorsiona la realidad de la situación de esta frontera, hay comentarios a nivel de redes sociales que señalan que la reapertura es una farsa, una mentira, que hay camiones retenidos y eso es completamente falso”, dijo Urueña.

Reconoció que se viene haciendo un trabajo conjunto entre los funcionarios del Seniat, la Gerencia de la Aduana de San Antonio del Táchira, además de las gerencias de división de aduanas subalternas con el fin de volver a reorganizar el comercio formal como lo fue antiguamente.

Se busca alcanzar un volumen de carga, recuperarlo a pesar de las empresas que han cerrado y que tradicionalmente eran importadoras, comentó.

“Recuperar un buen volumen de carga por esta zona requiere de tiempo. Luego de siete años de cierre se requiere retomar de nuevo las riendas de los procedimientos para pasar por los puentes, ajustarse a derecho y recuperar la confianza de los empresarios importadores”, agrega.

De acuerdo con cifras ofrecidas por el presidente de la Cámara Social de Transporte de Cargas, Vladimir Tovar, desde el inicio de la apertura económica 1989 hasta el año 2004, aproximadamente, la balanza comercial beneficiaba a Venezuela. Pero entr4e 2004 y 2015 pasó a favorecer a Colombia. Y, previo al cierre intempestivo de frontera, el volumen que se llegó a comercializar por esta zona (2008 – 2014), se ubicó en $7.000 millones.

“La reapertura ha sido muy lenta, a la fecha solo se cuenta con 80 operaciones aduaneras desde Colombia a Venezuela, en un mes, si eso se compara con el panorama anterior al cierre cuando se generaban unas mil operaciones aduaneras por la aduana principal de San Antonio del Táchira, se notará que la diferencia es importante”, explicó el investigador del CEFI.

En crecimiento

El representante de la Asociación de Aduaneros, insiste en que, aunque la reactivación ha sido lenta, se han logrado algunos avances que irán creciendo a medida que aumente el intercambio comercial.

Actualmente, existen 48 agencias de aduanas activadas, ocho empresas de transporte, 16 almacenadoras y todas han venido recibiendo carga, pero el volumen es bajo, se está tratando de recuperar a clientes naturales que ahora están pasando por Paraguachón, señaló Urueña.

“Beneficios en sí, todavía no hemos visto. Son pocas las operaciones, pero sí se ha generado para algunas empresas algo de solvencia que no tenían”.

Nelson Urueña

Como positivo, reseñó que se han abierto algunas fuentes de empleo porque las almacenadoras y agencias de aduanas contrataron personal nuevamente.

“Se ven cuadrillas de obreros en las almacenadoras para los descargues, y personal administrativo en las agencias de aduanas que están devengando un sueldo que ayuda a mejorar la situación económica de muchas familias, y a medida que se incremente el trabajo se hará necesario contratar más gente”.

Entre las mercancías que se han exportado se encuentran: láminas de acero, bobinas aluminio, fresas y café. De Colombia se ha traído a Venezuela cartón, confitería y artículos de limpieza e higiene.

“El monto de los volúmenes de importación y exportación en dólares no se ha cuantificado. La aduana hará un cierre al mes de la apertura”, anunció Urueña.

Menos de 100 gandolas (tractomulas) han cruzado formalmente por el paso fronterizo en este mes de supuesta reapertura. Foto: Rosalinda Hernández

¿Quién repara el daño?

Habitantes de San Antonio del Táchira, población en donde se encuentra ubicado el puente internacional Simón Bolívar que, junto al Francisco de Paula Santander, en la localidad venezolana de Ureña, se han convertido desde el pasado 26 de septiembre en vías de intercambio comercial, conversaron con El Estímulo y dejaron saber sus opiniones sobre la reactivación del paso comercial.

“En la reactivación comercial veo poca voluntad y sí mucha preocupación por parte de los importadores y los clientes porque no cualquiera va a llegar a invertir cuando no hay seguridad de nada. Y con este gobierno nadie tiene seguridad de nada”, destacó el ex concejal de San Antonio y dirigente regional de Primero Justicia Carlos Chacón.

Que en un mes apenas se haya transado un millón de dólares y hayan pasado menos de cien vehículos de carga, no significa nada.

La reactivación comercial en la práctica, no debería representar algo tan difícil y complicado como lo quieren hacer ver, basta con poner a funcionar los sistemas y brindar seguridad tanto a los auxiliares aduaneros, como al empresario que quiere importar, dijo Chacón.

El ex concejal hizo un llamado a no olvidar el daño patrimonial que se le hizo a la frontera con el paso de mercancías de manera ilegal (contrabando).

“Supongamos que el contrabando se acabó, -que no lo creo-, pero ya existe un daño patrimonial, y todos sabemos que el tema de las trochas, los códigos de protectorado que es algo público, notorio y comunicacional y que no existe en ninguna parte de las leyes venezolanas. Pero se empleaba para el paso de mercancías con los puentes cerrados, utilizando como herramienta el Seniat, debe recordarse como un daño patrimonial que representó más de cien millones de dólares por año, de evasión y esa evasión se traduce en legitimación de capitales, ¿a dónde fueron a parar esos fondos?”.

Carlos Chacón, ex concejal

El ex concejal fronterizo aclaró su deseo de ver una reactivación comercial positiva, próspera y para el bien de todos, pero insistió en que no se debe dejar de mirar hacia atrás porque por el daño patrimonial hecho a la nación debe tener responsables.

Por otra parte, Juan José Colmenares, habitante de la frontera dijo que nada se ha activado.

“Usted camina por el centro de San Antonio y en una cuadra a lo máximo va a encontrar, si acaso, uno o dos locales abiertos, todo ese espacio comercial está deteriorado y se ha convertido en tiraderos de basura”.

Para el poblador la reapertura de la frontera “es un engaño. Si vamos a pasar a Cúcuta ahora lo hacemos hacinados en medio de unas vallas y en fila sin poder movernos libremente”.

Colmenares aseguró que el contrabando por las llamadas trochas será algo que no tendrá fin, sólo que ahora es más disimulado y no pasan gandolas.

“Los del protectorado se llenaron los bolsillos de dinero y nos dejaron las calles completamente deterioradas con el paso de gandolas, antes de la reapertura, San Antonio pasa más de diez horas diarias sin electricidad, sin internet, ¿de qué reactivación hablan?”.

El investigador Francisco Sánchez, expresó que el impacto que ha tenido la reapertura comercial ha resultado nulo para los pueblos fronterizos venezolanos.

“En visitas de campo a poblaciones como Ureña y San Antonio del Táchira, lo que se ve son las mismas condiciones que existían antes de esta reactivación comercial con Colombia: desempleo, población flotante (migrantes) haciendo trabajos precarios del lado colombiano, situación que preocupa y que los gobiernos deberían atender.

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