Educación

Mis Primeras Lecciones: el sueño escolar de Kent Acevedo se hizo realidad

En El Winche, muy arriba en Mariches, un joven vecino tuvo una idea: crear una escuela para reforzar el aprendizaje de los niños más vulnerables. La llamó "Mis Primeras Lecciones" y se convirtió en un cambio positivo para una comunidad que vive al margen

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En El Winche, un sector ubicado en Mariches, hubo un cambio cuando Kent Acevedo decidió convertirse en el maestro de los niños de su comunidad. No tenía un título, pero sí ganas y un motivo que llegó con la pandemia de covid-19.

El Winche, un sector ubicado en una zona alta de Mariches. Foto: Daniel Hernández

El problema lo notó poco a poco: varios de sus vecinitos se quedaron sin poder estudiar aunque las tareas y clases virtuales avanzaban. Cuando preguntaba qué sucedía, escuchaba las mismas razones: la mayoría no tenía las herramientas para ir al ritmo de sus profesoras, un celular o una computadora; y tampoco la ayuda de un adulto. A los niños solo les quedó estar en casa sin hacer mucho o jugar por las calles y lomas.

Kent analizó la realidad y decidió tomar acciones: comenzó a dar clases. No le importó su dificultad motora, sino que los niños tuvieran la oportunidad de aprender lo básico: leer, escribir, sumar, restar y multiplicar.

Muchos niños se quedaron sin vías para continuar sus estudios durante la pandemia y Kent les dio una oportunidad de seguir aprendiendo. Foto: Daniel Hernández

Entonces se puso manos a la obra: pidió ayuda para acondicionar un espacio que en algún momento funcionó como una barbería y depósito de cauchos y repuestos antiguos. Buscó unas mesas y sillas. Diseñó un plan de clases e inició un proceso de enseñanza que funcionó. El cambio en las dinámicas de los niños fue absoluto y eso llevó al joven a soñar con la construcción formal de una escuela.

Ellos se acercan entusiasmados a ver su escuela, ahora más bonita y adecuada a sus necesidades. Foto: Daniel Hernández

En su mente, el espacio educativo tenía nombre: «Mis Primeras Lecciones». Solo faltaba el apoyo y después de casi dos años, hubo personas que quisieron unirse.

Hay niños desde los cuatro años. Todos quieren aprender. Foto: Daniel Hernández

La iniciativa de Kent Acevedo la escucharon trabajadores sociales, activistas, periodistas y colaboradores de distintas organizaciones y fundaciones que hacían vida en El Winche y el 27 de septiembre se hizo realidad: la escuelita abrió sus puertas.

Kent nombra con agradecimiento a sus colaboradores: el fotógrafo Leo Álvarez, que registra el trabajo de los comedores de Alimenta La Solidaridad; Juan Calero, otro fotógrafo; Ivonne Velasco, coordinadora de Alimenta La Solidaridad en la parroquia Petare; Katiuska Camargo, una trabajadora que se enfoca en sacar obras de este tipo adelante con la organización Uniendo Voluntades del barrio San Blas; entre otras.

«Todos pusieron un granito de arena para hacerlo realidad», resalta con voz lenta Kent.

Fueron los mismos alumnos los encargados de inaugurar la escuelita. Foto: Daniel Hernández

«Mis Primeras Lecciones» es un espacio educativo comunitario pequeño. Mide 5,5 x 5,5 metros cuadrados, pero es suficiente para enseñar a los casi 20 niños que ya asistían a las clases. La ambientación de la escuelita, como le dicen cariñosamente los vecinitos, estuvo a cargo de Esteban Ruíz.

Kent Acevedo espera recibir a niños desde los cuatro años de edad en adelante. Para todos habrá un horario específico, pues debido a sus dificultades, no puede atender a varios al mismo tiempo. Además expresa que no quiere trabajar solo, sino que desea involucrar a personas de la comunidad para tener más alcance.

Ahora hay mesas y sillas aptas para sus edades. Foto: Daniel Hernández

El joven apenas está culminando sus estudios de bachillerato a través de un programa que abrió la Universidad Metropolitana. Y aunque fácilmente podría ser un educador, la verdad es que su meta es otra: quiere convertirse en abogado para ayudar a otros en litigios, especialmente a su comunidad.

Para él solo hay una certeza: «Mis Primeras Lecciones es solo el inicio de muchas cosas».

En El Winche todos celebran el avance de su escuelita. Foto: Daniel Hernández

Texto editado por María José Dugarte.

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