Educación

Cecilia García-Arocha entrega la UCV y defiende la autonomía como su mayor logro

El ocaso de una gestión se posa sobre la Universidad Central de Venezuela. La doctora Cecilia García-Arocha pone fin a su etapa como rectora tras 15 dilatados años, y con ello cierra un ciclo en la institución donde ha hecho vida desde la década de 1970. Profesora titular, exdecana de la Facultad de Odontología y antigua secretaria de la UCV, llegó a la silla rectoral en 2008, cuando se celebraron las últimas elecciones de autoridades, antes de que el Tribunal Supremo de Justicia suspendiera toda renovación interna en 2012. Por Anderson Ayala Giusti.

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Cecilia García Arocha se despide por fin

En sus últimos días como rectora de la Universidad Central de Venezuela (UCV), la doctora Cecilia García-Arocha se alista para abandonar el despacho que ha sido su casa estos últimos quince años. Su período es el más extenso en la historia de la institución, y ha estado marcado por un sinfín de vicisitudes internas y una permanente confrontación con el gobierno.

En su camino ha presidido centenares de actos de grado, y de sus manos han recibido el título casi 65.000 universitarios (más de 50.000 en pregrado y más de 13.000 en postgrado).

Pero pese a ser una autoridad académica, no ha quedado al margen de la agria politización que ha imperado en el país las últimas dos décadas, y de hecho ha sido blanco de ataque permanente por parte de figuras del chavismo (y también de algunos opositores y de miembros de la comunidad ucevista).

-Si pudiese volver al pasado a lo largo de este tiempo como rectora, ¿hay algún hecho clave que cambiaría en su gestión?

«Yo he sido muy enemiga de la violencia. La violencia a la que a mí se me sometió fue dramática, es algo que no tiene nombre. Eso yo lo hubiera cambiado por cualquier cosa. Yo tuve que ver, por ejemplo, cómo el gobierno le levantaba la mano a un estudiante que acababa de salirme con una grosería. Uno ve eso y siente que no vale la pena seguir. Se lo dije más de una vez a mi madre: “yo concursé académicamente, no puede ser que yo me someta a esto”, y ella siempre me decía que fuese poco a poco, pero ese poco a poco mira todo el tiempo que se extendió».

Y vaya sí se extendió, porque el pasado mes de mayo se cumplieron quince años desde que García-Arocha fue electa en segunda vuelta con un 74% de los votos, tras haber ocupado el puesto de secretaria de la UCV en la gestión del rector Antonio París. Su ascenso académico fue también su ascenso más personal, en honor a su familia, históricamente ligada no solo a la Facultad de Odontología por su padre y su hermano, sino también a la UCV.

Antes de ella, ciento catorce (114) hombres habían ocupado el cargo de rector, y si algún parteaguas representa su figura en los 300 años de la universidad, es haber sido la primera mujer en llegar a ese puesto.

-¿Siente que en su condición de mujer recibió algún trato distinto como autoridad?

«Jamás sentí nada de eso, ni preferencias ni ataques. Tal vez mi condición de mujer hizo que todo fuese percibido en un tono más suave. Yo soy bastante amplia, pero eso sí, soy de carácter fuerte. No doy mi brazo a torcer, porque si no, me hubiesen pasado por encima hace años».

Además, no le pesa admitir que su vida personal se ha mimetizado con su cargo, pues permanecía en la UCV casi siempre hasta las 7:00 u 8:00 de la noche antes de la pandemia. Después de todo, como ella misma reconoce, ser rector es un trabajo a tiempo completo del que no se tiene descanso, ni siquiera en los períodos de vacaciones colectivas”.

-¿Cuál diría que fue la persona que más apoyo le brindó en su gestión?

«El Vicerrector Académico Nicolás Bianco Colmenares, definitivamente. Él conmigo siempre fue clase aparte. Yo le escribía los domingos porque era mi forma de abordar las cosas, y él todas las veces me contestó con la mejor disposición. Para él yo sé que era como una hermana menor».

Conviene precisar que el doctor Bianco también fue electo en 2008 para el cargo de Vicerrector Académico, en donde se mantuvo por 14 años hasta su fallecimiento en julio de 2022. Su pérdida representó la baja sufrida por el tren rectoral escogido en el último proceso, dado que el Vicerrector Administrativo, Bernardo Méndez, ya había renunciado a su cargo en enero de 2020, alegando entre otras cosas una presunta usurpación de funciones por parte del rectorado.

-¿Cuál diría que ha sido su logro más importante a lo largo de estos 15 años?

«La defensa de la autonomía, porque eso lo llevo en la sangre. Así me lo enseñaron mi padre, mi tío Humberto y mi hermano Raúl. La defensa de la autonomía que yo he hecho, dudo que la haga algún otro rector».

Al respecto, vale acotar el padre de la rectora, Raúl García, fue prominente decano de la Facultad de Odontología, dejando una estela que luego fue recogida por ella y por su hermano Raúl Adolfo. Ambos llegaron a ser decanos de esa facultad, con la diferencia de que Cecilia fue electa para cuatro períodos consecutivos entre 1993 y 2005 (renunciando en 2004 para aspirar al cargo de secretaria de la UCV), en tanto que su hermano ocupó el cargo solo unos meses de 2009 hasta su defunción.

-Si usted hoy tuviese el poder para cambiar cualquier cosa en la universidad, más allá del tema presupuestario, ¿qué sería?

«Es interesante, porque cuando uno llega a un cargo parece ser que todo lo puede cambiar, y no es así. Aquí hay facultades, hay decanos, hay coordinaciones. Uno puede impulsar los cambios, pero cambiar algo directamente es muy difícil, porque tienes que tener la voluntad de muchas personas que a lo mejor no conoces. Yo observaba lo que prometieron algunos candidatos a rectores esta última elección, y muchas veces sonreía porque sé que hay cosas que no las van a poder cumplir».

Si algo también reconoce la rectora con esas palabras, es la existencia de una enorme burocracia que se mantuvo en su gestión, y que termina por retrasar soluciones rápidas y ágiles con las que se podrían mejorar decenas de procesos académicos y administrativos.

-¿Cree usted que hoy sigue siendo viable ese modelo de universidad donde el esquema de financiamiento es cubierto en su totalidad por el Estado?

«Yo pienso que no, ya no es sostenible en el futuro. Hay que buscar otras cosas, pero como te digo, para eso tú tienes que tener la voluntad de la gente. Eso fue algo que plantearon algunos candidatos a rector, pero nunca dijeron cómo lo iban a hacer».

No obstante, la realidad es que en los últimos años tampoco se vieron esfuerzos institucionales por aumentar los ingresos propios, más allá del alquiler de los estadios de béisbol y fútbol.

-¿Qué recomendación le daría al doctor Víctor Rago, nuevo rector de la UCV, para sortear los obstáculos que implica su cargo en este contexto país?

«Mucha prudencia y tolerancia, eso es lo que le diría a todo el equipo rectoral. Víctor Rago llega tras 15 años de una sola persona dirigiendo la política académica de la universidad, así que debe ir con cuidado y tener mucha templanza. Aquí hay gente muy institucional, y no la pueden despedir porque “represente a Cecilia”. Él es bastante mayor que yo, así que imagino que la edad será un factor determinante en su proceder».

Solo hace unas semanas, el doctor Víctor Rago fue electo en segunda vuelta con 52% de los votos, tras derrotar al doctor Humberto Rojas (47%). Su escogencia se dio en una circunstancia atípica, donde la universidad decidió modificar su normativa electoral para permitir el voto a empleados administrativos y a obreros. Se trata de una de las demandas que exigía el TSJ en las sentencias con las que suspendió las elecciones decanales en 2011 y las rectorales en 2012.

La decisión del TSJ en aquel entonces surgió bajo la consideración de que la UCV, junto al resto de universidades autónomas, debían adaptar sus reglamentos electorales a lo estipulado en la Ley Orgánica de Educación. Un texto jurídico, vale acotar, aprobado por la Asamblea Nacional en el año 2009, bajo una legislatura donde el chavismo dominó con mayoría absoluta, tras la decisión opositora de no participar en las elecciones legislativas de 2005.

Uno de los principales cambios que trajo la ley se vio en el artículo 34, con el que se expandió la comunidad universitaria formada por profesores, estudiantes y egresados, sumándole ahora dos nuevos grupos: trabajadores administrativos y obreros. A todas luces, fue una decisión que partió de criterios ideológicos, en pleno apogeo de Chávez. Y como la UCV estuvo 10 años sin modificar su reglamento para no ceder ante ello, el proceso de renovación estuvo paralizado desde entonces.

-Si hacer ese cambio del universo electoral era lo que impedía la celebración de elecciones, ¿por qué hubo que esperar hasta el año 2022 para que ello pasara? ¿Cómo se explican tantos años de resistencia?

«El cambio de incluir a los trabajadores obreros no se hizo antes porque el Consejo Universitario es quien aprueba el reglamento, y fue una discusión que costó mucho. No fue fácil alinear a los decanos, y al final ellos mismos fueron quienes presentaron el reglamento transitorio por el que yo voté a favor».

Parte de esa resistencia provino, según reconoce la rectora, de la anterior directiva de la Asociación de Profesores de la universidad (APUCV), que promovió una consulta en 2021 para recoger la opinión del profesorado sobre un hipotético cambio de la normativa electoral. Y los resultados fueron más que favorecedores a la opción de mantener lo establecido en la Ley de Universidades: el voto solo para profesores, estudiantes y egresados. Pero ello fue ignorado en 2022, cuando el Consejo Universitario aprobó un nuevo reglamento transitorio, donde otorgaba el voto al personal administrativo y obrero en una determinada proporción.

-Con el proceso electoral culminado, ¿cómo cree que deba ser tratado ese asunto? Porque el derecho al voto fue concedido a dos sectores y ahora luce complicado eliminarlo.

«Ese reglamento transitorio muere cuando tome posesión el nuevo rector, y eso está establecido. Algunos empleados podrán decir: “si ya me permitiste votar, ahora deberías hacerlo en paridad de condiciones”, pero yo no estoy de acuerdo, porque considero que esto es una elección académica. Esas son cosas con las que tendrán que lidiar el nuevo Consejo Universitario y el nuevo rector. Él no se puede ir sin un reglamento que satisfaga a las partes, y yo lo veo cuesta arriba.

-Si es una elección académica, ¿usted ve adecuado que el proceso se maneje bajo los mismos términos políticos que una elección de alcaldes o diputados? Un registro electoral de más de 200 mil votantes era evidente que solo se prestaría para ello.

«Por supuesto que no estoy de acuerdo. Cuando yo fui candidata, recuerdo que hablé con algunos partidos políticos porque me lo recomendaron, pero no hice ni una sola alianza con ninguno. A mí me han dicho, en cambio, que el chavismo está de fiesta después de estas elecciones. Ellos supieron por quién votar y todas las fuerzas se alinearon».

A ese respecto, vale recordar que este último proceso quedó electa como Vicerrectora Académica la doctora María Fátima Garcés. Se trata de la hermana del ingeniero y profesor Francisco Garcés, reconocido entre otras cosas por ser una figura destacada del PSUV, y por haber ocupado el cargo de ministro de Infraestructura durante la presidencia de Hugo Chávez.

De hecho, según añade la rectora, Francisco Garcés fue el responsable asignado por el gobierno para reparar el techo de aquel pasillo de tierra de nadie que sufrió un derrumbe en 2020. Yo lo tuve en mi despacho y lo llamé cualquier cantidad de veces, pero ya al final nunca más me atendió ni se apareció en la universidad. Ellos solo quitaron los restos y ahí quedó el pasillo”.

Por cierto, fue a raíz de ese hecho que el gobierno ordenó la creación de una comisión presidencial en la UCV, bajo pretexto de recuperar la Ciudad Universitaria de Caracas, pero que ha sido señalada de interventora por buena parte de la dirigencia estudiantil y profesoral.

-A propósito de ello, cuando se cayó ese techo, la respuesta de la universidad fue que la asfixia presupuestaria no permitía el mantenimiento del campus. Eso no deja de ser cierto, pero, ¿cómo se explica que la universidad sí haya asfaltado estacionamientos en años previos?

«Habría que preguntarle a la directora de Mantenimiento, Carmen Yegres, qué fue lo que pasó con el techo y por qué se destinó dinero para asfaltar. Pero yo no vería mal el tema del asfalto, porque ella me decía a mí: “usted antes que nada va a tener una universidad más asfaltada que cualquier calle de Caracas”, y es verdad».

En este punto se escuchan de fondo las campanas de la Torre del Reloj en la Plaza del Rectorado. Paradójicamente, ese fue uno de los pocos trabajos notorios que realizó la comisión presidencial.

-Sus últimos 5 años estuvieron marcados por una latente conflictividad con la APUCV, que en ocasiones habló de un presunto manejo discrecional del Fondo de Jubilaciones de la UCV. ¿Qué tiene para decir sobre ello?

«Al señor Víctor Márquez (anterior presidente de la APUCV) yo no le hago caso, porque tengo mis reservas con él y ni siquiera lo tengo en mi celular. Yo quisiera que él se sentara aquí y viera si yo puedo manejar o no el dinero del fondo de jubilaciones. Me señalan a mí, pero yo les he dicho que por qué no entrevistan a Janetsy López, directora de Administración y Finanzas de la UCV, o a Beatriz Angulo, responsable de la división de Tesorería de la Dirección de Administración. Ellas pueden hablar de los manejos del dinero, yo no».

-Hay varios grupos universitarios que, a propósito de las elecciones, exigen ahora una labor de contraloría en ciertos espacios. ¿Cree usted que pueda brotar de nuevo un interés por el informe que presentó en su renuncia el vicerrector administrativo Bernardo Méndez?

«Yo no creo, porque eso tuvo su respuesta por una comisión que conformó el Consejo Universitario en 2020, y el informe fue implacable. Yo duermo tranquila, y más bien pongo Alexa para despertar. De verdad no sé qué es lo que creen que van a encontrar aquí. Algunos candidatos dijeron que iban a auditar la caja negra que yo tenía en Rectorado. Por mí la pueden auditar si es que la consiguen, pero que auditen a las personas relacionadas con esa supuesta caja negra».

Conviene detallar que el vicerrector Méndez no solo expuso en su carta de renuncia una presunta usurpación de sus funciones, tal como se dijo ya, sino que también señaló varias “irregularidades administrativas” que a su juicio se suscitaban en el funcionamiento del rectorado.

-¿Qué sigue ahora para la Dra. Cecilia García-Arocha, en esta nueva etapa post rectorado?

«Tengo algunos ofrecimientos académicos tanto nacionales como internacionales, y tengo también algunos ofrecimientos políticos. A lo mejor me gustan los dos. Voy a reflexionar un poco, y estaré tranquila por lo menos hasta septiembre u octubre. Después, capaz pueda combinar ambas cosas».

Sin embargo, en días recientes se anunció que García-Arocha se integrará al equipo político de la candidata a las elecciones primarias de la oposición, María Corina Machado.

-Usted mencionó en días recientes que se siente lista para ingresar a la política nacional. ¿Se visualiza en algún cargo público durante los próximos años? De ser así, ¿en cuál y por qué?

«A mí me gusta la Asamblea Nacional, pero no me cierro a otro espacio. La verdad es que me gusta ser electa, y todavía no me acostumbro a la idea de ser designada. Por ejemplo, yo podría ir al Ministerio de Educación Superior y sé que haría una buena gestión, porque ya tengo el contacto con las universidades al ser presidenta de la Asociación Venezolana de Rectores Universitarios. Pero sería designada para ello, y no digo que no lo acepte, solo que me gusta más ser electa».

No es de extrañar esto, pues en su paso por la UCV, García-Arocha dejó siete victorias electorales: una como representante profesoral, cuatro como decana, una como secretaria y una como rectora.

-¿Está preparada para ese nivel del escarnio público que supone la arena política nacional?

«Sí me sentiría preparada, porque la Cecilia que se sienta aquí hoy no es igual a la Cecilia de hace 15 años. Hoy soy más tolerante, más prudente y más observadora».

Y si algo demuestra la historia de la UCV, es que a los rectores no les ha temblado el pulso para luego dar el salto como autoridades de gobierno o hasta candidatos presidenciales.

-Llega ahora el final de su período. Ha convivido con infinidad de actores, ha sorteado una gran cantidad de vicisitudes, ha entregado títulos a personas que llegaron a ser ministros y parlamentarios ¿Cuál es el aprendizaje más grande que le ha dejado ser rectora?

«Ser tolerante, tener mucha resistencia y no ser mezquina con la otra persona. De otro modo no lo hubiese logrado, porque en este rectorado yo perdí a toda mi familia: se murieron mi hermano Raúl, mis dos hermanas y mi madre. Pero también gané en familia, y una cosa compensa la otra».

Con ello la rectora pone punto y final a su etapa en el rectorado, y también a su paso por la UCV. Abandona pues la institución donde permaneció 50 años, y entrega el despacho desde el que trabajó los últimos 15, dejando solo su retrato ya colgado junto al del doctor Jesús María Bianco (el rector durante la intervención del presidente Rafael Caldera). Ahora pasa a los anales de la historia, con luces y sombras, como la 115º rectora de la Universidad Central de Venezuela.

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