Ramón Canela, quien desde hace diez años daba la bienvenida a las navidades caraqueñas vestido de San Nicolás, se marchó de Venezuela para tener una vida "más placida y de bienestar" en su Cataluña natal.
A sus 84 años, Canela emigró este martes del país a donde llegó cuando tenía veinte años, explicó Beatriz Canela, la hija del «Santa», quien ha ofrecido detalles sobre la salud y marcha de su padre en la red social Instagram.
«Mañana se cumple un año de conocer el diagnostico de tu enfermedad, ha sido un año rudo … la vida ahora nos impulsa a hacer que tu ultima carrera sea mas plácida y de bienestar en tu tierra natal, me corresponde a mi tu hija acompañarte más de cerca en tu Cataluña de origen (…) nuestro querido Santa de la cota mil se despide de Venezuela», escribió Beatriz la semana pasada.
El martes, Beatriz colocó una imagen de Ramón montado en un avión. «Papá regresaste tranquilo y muy cómodo a tu tierra, como mereces. Antes de salir de Venezuela, te agradecí todo lo que hiciste durante tantos años en ella».
La presencia de Canela todos los primeros de diciembre de cada año se había convertido en una tradición entre los caraqueños. Su frágil condición de salud, que obligó a sus familiares a solicitar por las redes sociales medicamentos que están escasos en Venezuela, hizo que no se presentara en la Avenida Boyacá (Cota Mil) el año pasado.
En una entrevista que concedió al diario Panorama en 2015, Canela explicó la dificultad de marcharse de Venezuela: «Aquí soy muy feliz, me gusta la gente, la forma de ser, echan mucha broma y, sobretodo, me gusta la bondad que reflejan en cada circunstancia por muy adversa que sea”.
Cada vez me llegan más anuncios de ventas de personas que se van. Ciertamente, los bienes materiales son sólo eso, pero lo que significan va mucho más allá: son momentos, pensamientos y recuerdos que pasarán a ser de otras personas que nada tuvieron que ver con ellos
“Si yo me hubiera quedado allí habría muerto, los médicos fueron muy tajantes: no va a haber medicinas”, relata William a Efe, venezolano con VIH, que habla sobre la grave crisis sanitaria que atraviesa el país y que le obligó a marcharse a España para intentar salvar la vida.
Cuidar viviendas de venezolanos que salieron del país huyendo de la crisis o acompañar a ancianos cuyos familiares emigraron en busca de una vida mejor son actualmente tareas que muchas personas convirtieron en su medio de vida, en negocios en auge que surgieron del caos económico de Venezuela. La emprendedora Silvia Fuenmayor afirmó que en medio de una severa crisis económica y social como la del país suramericano, que impulsó el éxodo masivo de venezolanos, "nacen muchas ideas para ayudar sobre todo a las personas que están viviendo afuera".
