Elecciones 2024

De 1952 a 2024: ¿siguen los venezolanos confiando en el voto?

En distintos momentos históricos, para los venezolanos la palabra democracia se asocia, principalmente, con el voto. Y en otras ocasiones en las que latió el deseo de cambio, la población esperó hasta las elecciones para expresar su descontento con quienes le gobernaban

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Elecciones 2024

En plena noche de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, en 1952, con algunos partidos de envergadura de entonces ilegalizados, se convocaron unas elecciones para una asamblea constituyente que el régimen creía poder controlar. El mensaje de unidad que ofrece, en una campaña controlada, el dirigente Jóvito Villalba le dan un rotundo triunfo.

El proceso electoral se celebró el 30 de noviembre de 1952: “Antes de la medianoche del 30 de noviembre de 1952 ya se conocía el resultado de las elecciones… A las 6 pm ya las mesas electorales estaban contando votos y levantando actas… Unión Republicana Democrática (URD) había triunfado en 17 estados, en el Distrito Federal y un territorio. Con 67 escaños en la Asamblea Constituyente superaba los votos de mayoría”, anota sobre este proceso Mario Briceño Iragorry.

Hubo un fraude entonces, pero me detengo en lo previo. En el ejercicio electoral de los venezolanos aún en una situación adversa.

Más adelante, con varias señales de que la democracia nacida en 1958 estaba en crisis, los venezolanos aguardaron pacientemente los cinco años de gobierno de Rafael Caldera (con crisis bancaria, ajuste económico, inflación alta), pese a que lo habían elegido como el candidato que favorecería la reforma constitucional, para dar un mensaje a través del voto.

El voto mayoritario que finalmente obtuvo Hugo Chávez en 1998, pese a ser el candidato anti-sistema, habla de una población que apuesta por los cambios a través del voto. El Chávez golpista de 1992 quedó aislado, como también estuvo solitario el Chávez que recibió la libertad y recorría el país llamando a la abstención a mediados de los 1990.

El militar retirado sólo cuando asume la ruta electoral se conecta con una población cansada del modelo democrático previo, pero lo hace a través del sufragio por más altisonante que haya sido siempre su discurso.

Durante los años del chavismo, como parte de su programa populista que comprende la campaña electoral perenne, pasamos a tener elecciones en Venezuela prácticamente todos los años, con lo cual se evidenció un paulatino desgaste del voto.

Siendo además el modelo venezolano un modelo presidencialista, que Chávez exacerbó con la Constitución de 1999, para no pocos venezolanos se desdibujó la importancia de ir a votar, a fin de cuentas, el sufragio cambiaba poco la dinámica sociopolítica reinante.

La María Corina Machado que años atrás planteaba que no podía irse a una elección para competir contra Nicolas Maduro, también vivió la falta de respaldo masivo a sus propuestas, que pasaron tanto por la abstención como por solicitar un papel más activo de la comunidad internacional para forzar la salida del poder el gobernante.

El paso del tiempo no sólo la llevaron a ella a la ruta electoral, sino que la propia población con paciencia espero el año que correspondía hacer una elección, este 2024.

La idea de que cada quien tiene un poder, que no es otra cosa que ir a votar, constituye un símbolo poderoso en países que, como el nuestro el ejercicio de democracia, el papel como ciudadanos, ha consistido para la gran mayoría sólo ir a votar.

Si nos guiamos por las imágenes y testimonios que afloran en las movilizaciones que tienen lugar por el país en estos días, este 28 de julio los venezolanos irán a votar masivamente, y esto los conecta con la historia que tenemos como sociedad.

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