La Organización de Estados Americanos emitió hoy -martes 30 de julio- un duro comunicado sobre la situación en Venezuela a partir de un informe elaborado por su Departamento de Cooperación y Observación Electoral (DECO), cuya conclusión es que los resultados de la elección presentados por el CNE no son confiables, ni deben ser reconocidos.
«A lo largo de todo este proceso electoral se vio la aplicación por parte del régimen venezolano de su esquema represivo complementado por acciones tendientes a distorsionar completamente el resultado electoral, haciendo que ese resultado quedara a disposición de la manipulación más aberrante. La misma continúa hasta el día de la fecha», se lee en el despacho.
Y sigue: «El régimen madurista se burló de importantes actores de la comunidad internacional durante estos años y nuevamente se fue a un proceso electoral sin garantías, ni mecanismos y procedimientos para hacer valer esas garantías. El manual completo del manejo doloso del resultado electoral fue aplicado en Venezuela la noche del domingo, en muchos casos de manera muy rudimentaria».
Acerca de la demanda de una auditoría al proceso, el documento de la OEA señala: «Se ha hablado de auditoría o de reconteo de actas de un material electoral que no ha tenido las menores condiciones de seguridad y de control. Asimismo, debemos tener presente que, respecto a auditorías, el régimen está atrasado por lo menos 11 años, cuando se comprometió con UNASUR (en reunión del 18 de abril de 2013 en Lima) a hacer una auditoria del 100% de las actas del proceso electoral del 14 de abril 2013. Es obvio decir que la misma nunca se cumplió. Es obvio que una nueva burla sería inadmisible».
El planteamiento esencial de la organización es que Nicolás Maduro acepte que su gobierno cometió fraude en las elecciones del 28 de julio: «Teniendo en cuenta que el comando de campaña opositor ya presentó las actas por las que habría ganado la elección y el madurismo, incluido el CNE aún no ha podido presentar las actas por las que habría ganado lo cual a esta altura sería risible y patético sino fuera trágico; en este contexto resulta imperioso conocer sobre la aceptación de Maduro de de las actas en poder de la oposición y en consecuencia aceptar su derrota electoral y abrir el camino al retorno a la democracia en Venezuela. De no hacerlo, sería necesaria la realización de nuevas elecciones, pero en este caso con las MOEs de la Unión Europea y la OEA presentes y un nuevo CNE para que se reduzca el margen de irregularidad institucional que plagó este proceso».
Una suma de irregularidades
El informe que recibió el secretario general de la OEA, Luis Almagro, comienza así: «El Departamento para la Cooperación y Observación Electoral (DECO) de la Secretaría para el Fortalecimiento de la Democracia (SFD) de la Organización de los Estados Americanos (OEA) considera que, en las circunstancias actuales, no pueden reconocerse los resultados anunciados por el Consejo Nacional Electoral (CNE) que proclaman ganador a Nicolás Maduro en la elección presidencial del domingo 28 de julio en la República Bolivariana de Venezuela».
Enumera, a continuación, una lista de elementos cuya suma «imposibilita otorgarle reconocimiento democrático a las cifras oficiales: la opacidad del CNE y su resistencia a la observación nacional e internacional, la extrema inequidad en la contienda, la intimidación y la persecución política, la supresión de candidaturas, los ataques a la prensa y al derecho a la información, la demora en la apertura de centros de votación y en la divulgación de los resultados, la renuencia a permitir el ingreso de testigos de las fuerzas de la oposición a las mesas y centros de votación o entregarles la copia del acta de escrutinio, la suspensión en la transmisión de resultados desde distintos centros de votación, la interrupción del servicio de la página del CNE desde la noche del domingo, el anuncio de un supuesto hackeo al sistema de transmisión sin aportar prueba alguna y, sobre todo, la contradicción entre los porcentajes anunciados y los ejercicios de verificación ciudadana que se hicieron públicos al concluir el escrutinio, que además coincidían con los muestreos y encuestas de boca de urna que aplicaron metodologías técnicas».
Acerca del anuncio de los resultados por parte del CNE, se lee: «A pesar de contar con un sistema electrónico de votación que debería hacer más expedito todo el proceso de conteo y totalización de los resultados electorales, el CNE demoró más de seis horas en divulgar algún dato de los resultados de la elección. Cabe resaltar que la presentación de estos números se realizó a través de una rueda de prensa después de la medianoche y en la que no brindó ningún dato desagregado, sino sólo los porcentajes y votos que habrían recibido los dos principales candidatos y un acumulado de las demás candidaturas».
«En la misma conferencia de prensa y sin presentar prueba alguna, Amoroso responsabilizó de la demora en la entrega de resultados a un ataque al sistema informático del CNE, que calificó como un “acto terrorista”. De seguido, solicitó a la Fiscalía General realizar una investigación sobre este presunto suceso», relata la comisión técnica de la OEA: «Minutos después del anuncio de los resultados, se registraron protestas ciudadanas en la ciudad capital, incluyendo cacerolazos».
En el texto se reitera el llamado de atención al hecho de que no se hayan efectuado las auditorías al proceso contempladas en la norma: «No se explica por qué el CNE demora en subir las actas o de alguna otra forma ponerlas a disposición de las fuerzas políticas y de los medios de comunicación, por ejemplo en dispositivos de almacenamiento externo. La opacidad y el silencio de la autoridad electoral generan dudas legítimas sobre los resultados, que se acrecientan al ver que el CNE se apresuró a proclamar a Nicolás Maduro como candidato reelecto por “mayoría relativa de votos válidos” la misma tarde del 29 de julio, sin que los datos oficiales fueran propiamente divulgados ni se realizaran las auditorías que prevé el calendario electoral».
Y esta conclusión, al parecer, será el criterio por el que se orientará la OEA: «dado que no hay sustento público documental que respalde los datos anunciados por el CNE, y en cambio existe información de diversas fuentes que los contradicen, es el criterio técnico del Departamento para la Cooperación y Observación Electoral que los resultados oficiales no merecen confianza ni deberían recibir reconocimiento democrático».